ALTAMIRANO. (proceso.com.mx).– El nombre de la Tierra Caliente nunca antes fue tan literal, porque las temperaturas en Pungarabato, el municipio con la principal cabecera económica de la región, se mueven entre los 44 y 45 grados centígrados, la más alta de Guerrero, de acuerdo con la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del Estado, y a la percepción de los habitantes de la zona que resienten los cambios.

A nivel nacional existe una alerta por el calor, y Guerrero ha aparecido en la lista de estados que el Sistema Meteorológico Nacional advierte con temperaturas que excederían los 45 grados. En esos niveles de alerta máxima está Pungarabato; hoy el pronóstico se mantiene en los 45 grados, como casi toda la semana pasada.

La región por naturaleza es cálida y árida, y eso se observa desde la carretera, donde los cerros de los costados están pelones y secos, pero al llegar a Ciudad Altamirano, la sensación es abrupta, similar a la de cruzar cerca de una fogata o de un caldero.

Aún así, los habitantes confirman que el calor de ahora nunca antes lo habían percibido. Varios habitantes de la cabecera consultados coincidieron que el lapso más duro del día es entre las 13:00 y las 16:00 horas. En ese periodo de tiempo fue confirmado que de las llaves de los lavabos el agua sale caliente, lo que es poco probable que alguien pueda bañarse en su casa a esa hora.

Aun cuando los números oficiales marcan un parámetro, en Ciudad Altamirano éste puede quedarse ante los rayos directos del sol. El jueves pasado, durante un recorrido por la ciudad, los vehículos en marcha disparaban sus mediciones de temperatura por encima de los 50 grados.

En estas condiciones los habitantes realizan sus actividades, como Gustavo Mariano, que cuando más duro pegaba el sol–era la una de la tarde del jueves– colocaba la estructura de metal para el techo del mercado municipal, que es reconstruido después de un incendio que terminó con casi todos los locales.

Contó que un día antes se sintió mal por el sol y el calor; hizo una pausa porque tenía mareos y una sensación de vomitar, cree que era señal de deshidratación. Los cambios en la temperatura los comenzó a sentir hace dos o tres semanas.

Además de estragos en su cuerpo, las altas temperaturas en Ciudad Altamirano han provocado que Gustavo tenga demoras en su trabajo, porque el sol pega directo a la estructura y sobrecalienta los montenes.

También cambió su horario. Junto a sus dos ayudantes comenzaba a trabajar a las ocho de la mañana, y ahora a las seis y media para avanzar antes de que salga el sol. “Tengo tiempo que ando haciendo techados y la verdad no (…), últimamente esto se está poniendo muy caliente”, comentó.

Desde que se sintió mal hace pausas durante el día para descansar y recobrar energías.

De los nueve municipios de Tierra Caliente, la cabecera de Pungarabato es el principal centro económico de la región, lo que indica que la mayoría de la gente se reúne aquí para hacer sus compras, pero durante un recorrido por la ciudad en día hábil y en horario laboral y de clases, todo lucía escaso: el flujo de carros era menor, las tiendas del callejón, el principal lugar de venta, estaba tranquilo, y muchas de las unidades del transporte público circulaban vacías.

El dueño de uno de los puestos de huaraches que quedó en el mercado municipal dijo que la razón es el calor. Otros comerciantes también lo secundaron con esa apreciación, por ejemplo Juan Carlos Díaz, quien al menos ahora tiene qué vender desde que se quemó el mercado; agregó a su puesto aguas, refrescos y bebidas con electrolitos embotelladas.

Al asunto del fuerte sol y el calor se suma que en la Tierra Caliente no ha llovido. Los campesinos siguen sin comenzar sus siembras porque las lluvias están retasadas, aun cuando de manera oficial el temporal inició en mayo pasado.