Taxco

Semana Santa en Taxco, bajo asedio de la Familia Michoacana

Las procesiones y rituales de oración y flagelación durante Semana Santa en Taxco son una tradición que lleva 450 años y sólo se ha visto interrumpida en 2008 por una balacera y en 2020 y 2021, por la pandemia.
viernes, 7 de abril de 2023 · 19:00

Las procesiones y rituales de oración y flagelación durante Semana Santa en Taxco son una tradición que lleva 450 años y sólo se ha visto interrumpida en 2008 por una balacera y en 2020 y 2021, por la pandemia. Hace dos meses la Familia Michoacana inició el cobro de cuotas a los penitentes y sólo pudieron realizar la festividad tras una “tregua” solicitada por la jerarquía católica.

TAXCO, Gro. (apro).- “Prefiero morir que mantener a esa gente”, expresó uno de los penitentes de Taxco que denunció un intento de extorsión por parte del crimen para su participación en Semana Santa.

Al final rompieron el miedo. Este jueves y viernes salieron a las calles a realizar su ritual de oración y flagelación para interceder por su gente y pedir paz en una región controlada por el crimen.

Vigilancia militar. José Luis de la Cruz

La ciudad colonial lució llena de visitantes y resguardada por efectivos de la policía local, estatal y Guardia Nacional. Tiendas, templos, hoteles y restaurantes están al tope.

La serie de procesiones inició el jueves a las siete de la mañana. Desde comunidades y barrios pesadas imágenes de cristos salieron con rumbo al templo del Señor de la Santa Veracruz para participar en una nocturna y maratónica procesión que concluyó a las tres de la madrugada del viernes.

El fervor religioso se observa en cada rincón. La de Taxco es una tradición de por lo menos 450 años. Sólo se ha suspendido en 2020 y 2021 por la pandemia. Y en 2008 cuando, de acuerdo con vecinos, la tarde del "jueves santo" entraron “los malos” y desataron una balacera que hizo correr en estampida hacia todas direcciones a flagelantes, religiosos y turistas. En el camino quedaron tirados los rollos de espinas.  

Celebración, entre el temor y la zozobra

Este 2023 la participación de unos mil flagelantes estuvo amenazada. Detrás de las fachadas de las casas coloniales y del ambiente turístico de sus calles, los penitentes guardan el temor y la zozobra que rompieron semanas antes para realizar su penitencia.

Bajo su protocolo de sigilo, un experimentado penitente narra la especie de tregua que lograron para evitar ser extorsionados por el crimen organizado por la intervención del obispado y de la autoridad municipal.

Hace un cuarto de siglo nació su devoción, cuando le dieron luz verde para cargar peticiones de enfermos y necesidades de personas que ven a través de los flagelantes una manera de acercarse a Dios.

Su argumento es que Jesucristo fue maltratado y crucificado.

“Ahora nos toca a nosotros. Es una forma de pagarle o brindar por las personas que nos piden su oración”.

Este año, el penitente aumentó el tamaño de las puntas de los clavos que lleva su instrumento de flagelación conocido como “disciplina”.

“Entre más grande es la petición, más grande es la punta de la disciplina. Hay veces que nos salimos del huacal y te acuerdas de este castigo y reflexionas muchas cosas”.

“Pido a Dios a nombre de ellos, cada vez que me hinco, cuando hago oración y me flagelo. Cada golpe es el pedimento por la persona que está enferma, discapacitada.

—¿Estas peticiones tienen que ver con la inseguridad en la región?, se le pregunta.

“Esta, mi última petición es por la paz, principalmente por mi pueblo Taxco porque ya estamos bien llenos de tantos problemas: con el gobierno, los sicarios. Para mí es lo que más me llega, el sentimiento, el dolor, lo que estamos viviendo aquí”.

“Yo soy una persona perjudicada por el gobierno, porque los mismos sicarios están entrados con el presidente (Mario Figueroa Mundo) y todo se echa la bolita; cuando entrevistas al presidente te da la vuelta.

“Este año quisiera que ya las cosas se calmaran, que ya no tuviéramos tantos problemas, que ya no haya tantos secuestros que son casi a puro menor de edad. Y casi puro menor de edad está involucrado con la delincuencia, son chamacos que se llevan a la fuerza y están trabajando en contra de su voluntad. Y si no lo hacen van por su familia.

“Quisiera que ya se acabara esto; que este año que voy a hacer mi última voluntad y de la gente, que se calmara ya todo, que dios nos escuchara”, pidió con lágrimas en los ojos y dándole vueltas a su disciplina con las manos como una forma de calmar su zozobra, previo a su participación.

Celebración de semana santa. Foto: José Luis de la Cruz

El costo de la fe

Este episodio inició hace dos meses cuando integrantes del grupo criminal la Familia Michoacana empezaron a solicitar cuotas a los penitentes.

Ya desde 2021 el acoso lo han padecido comerciantes, herreros, empleados, albañiles, electricistas y plomeros a quienes les comunicaron que se les iba a empezar a cobrar cuota.

Ahora los penitentes tenían que pagar por los rollos de varas de zarzamora tres mil pesos. Su costo real es de mil 200. Mientras que por las nuevas cruces les pedían mil 500 pesos.

El crimen también solicitó nombres completos, números de teléfono, direcciones, integrantes de sus familias, ocupaciones o si contaban con algún negocio.

Entonces vino la encrucijada. Una propuesta fue que, si ya habían aguantado dos años sin salir por la pandemia, estarían dispuestos a aguantar otro mientras se calmaba la situación. Las procesiones serían únicamente con los cristos.

En votación, los que no aceptaron pagar optaron por no participar, pero hubo otros penitentes que acudieron a hablar con el párroco de la iglesia de Santa Prisca, Tomás Martínez, quien les pidió más respaldo.

Fue que unos 50 penitentes viajaron hasta la catedral de la ciudad de Chilapa, sede de la Diócesis, para exponer como Hermandades su situación al obispo José de Jesús González.

“Nos escuchó, gracias a él que intervino un poco y se quitaron las cuotas de cada penitente porque teníamos que pagar por la cruz que cargamos. Tuvo una entrevista con el alcalde, que, aunque lo negó, se quitaron esas cuotas”, expresa el penitente.

“Yo no voy a hacer lo que pidan en contra de mi voluntad, voy a hacer lo que siento por mí, por mi gente, mi ciudad, me siento bien espiritualmente. Quiero salir en grande, con la frente en alto.

“Yo no voy a mantener a esa gente, prefiero morirme. Pero darles un peso no, porque ahí empiezan a quitarte el dinero, empiezan con 100 pesos, mañana van a ser mil pesos, después miles. Entonces es una cadenita que nunca vas a cortar”, finaliza.

La Familia Michoacana es uno de los 16 grupos delictivos que controlan regiones y disputan municipios en Guerrero para la extorsión, cuotas, explotación de recursos naturales, así como las rutas y distribución de drogas, de acuerdo con un mapeo de autoridades al que tuvo acceso el diario El Sur y que dio a conocer este mes.

El municipio de Taxco, en la zona Norte de la entidad, cuenta con 32 policías municipales y un déficit de 300 elementos pues no hay aspirantes a esos empleos. La policía estatal se encarga de la seguridad.

En este contexto de inseguridad, el 28 de febrero el servidor de la nación, Miguel Huerta Torres, desapareció en Temaxcalapa, Taxco. Hasta el momento no se sabe nada de él. Familiares y amigos han denunciado que el gobierno de Evelyn Salgado (Morena) ha minimizado el caso.

Por su parte, el presidente municipal presumió en enero que Taxco es la única ciudad del estado sin restricciones para viajar por ciudadanos estadunidenses y canadienses. 

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