Onésimo Cepeda

Murió el obispo emérito del Estado de México, Onésimo Cepeda

La Conferencia del Episcopado no precisó la causa del deceso, sin embargo, el pasado 9 de enero se informó que el obispo emérito había sido internado en un hospital tras contagiarse de covid-19 y que debió ser intubado por complicaciones.
martes, 1 de febrero de 2022 · 07:56

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Onésimo Cepeda, el polémico obispo emérito de Ecatepec, falleció la noche de este lunes 31 de enero luego de ser  hospitalizado e intubado debido a que presentó un delicado cuadro de neumonía tras contagiarse covid-19, el pasado mes de enero.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó que el deceso ocurrió este lunes, por lo que los obispos mexicanos le enviaron las condolencias a sus familiares.

“Con esperanza en la resurrección comunicamos que nuestro hermano, Mons. Onésimo Cepeda Silva, obispo emérito de Ecatepec ha sido llamado a participar de la Pascua Eterna de Cristo. Nos unimos en la cercanía de la fe y la oración por su eterno descanso , manifestamos nuestras condolencias a sus familiares, amigos y fieles que sirvió en vida como su pastor”, señaló la CEM a través de un comunicado de prensa.

Onésimo Cepeda nació en la ciudad de México el 21 de marzo de 1937 y estudió derecho en la UNAM, donde obtuvo el título de abogado.  También estudió filosofía en el Seminario de los Misioneros de Guadalupe. Asimismo, estudio teología en la pontificia Universidad de Friburgo, Suiza.

En un principio, fue corredor de bolsa e incluso fue socio del magnate Carlos Slim, con quien fundó Inbursa. El obispo después afirmaría que su ostentoso estilo de vida lo mantuvo gracias a los dividendos económicos que le redituó su alianza con Slim.

Cepeda fue ordenado sacerdote en 1970. Y durante toda su carrera eclesiástica fue uno de los miembros más destacados  de la llamada “opción preferencial por los ricos” --corriente eclesiástica opuesta a la “teología de la liberación”-- puesto que se caracterizaba por sus alianzas con el sector empresarial y la clase política mexicana.

Siendo todavía sacerdote, en los años setentas, estuvo trabajando en la diócesis de Cuernavaca, como dirigente del Movimiento de la Renovación Carismática, y se le encomendó la labor de desbaratar el trabajo pastoral del obispo Sergio Méndez Arceo, uno de los más destacados representantes en México de la corriente de la opción preferencial por los pobres.

Fue ahí en la diócesis de Cuernavaca donde el sacerdote Onésimo empezó a realizar multitudinarias “misas de sanación”, con el objeto de sanar a los enfermos mediante oraciones y cánticos, prácticas religiosas totalmente opuestas a la actividad pastoral desarrollada por Méndez Arceo, que era de compromiso social a favor de la población más desprotegida.

Durante los años ochentas y noventas, Onésimo  perteneció al llamado “Club de Roma”, un reducido grupo de jerarcas que era liderado por el entonces nuncio apostólico en México, Jerónimo Prigione, y que mantenía estrechos vínculos con la clase gobernante y con los presidentes de la república en turno. A este grupo también pertenecía el cardenal Norberto Rivera Carrera y el entonces obispo de Tijuana, Emilio Berlié, quien mantuvo relación con los hermanos Arellano Félix, narcotraficantes del Cartel de Tijuana.

Este grupo tenía todo el apoyo del Papa Juan Pablo II, pontífice de línea conservadora y quien, en 1995, nombró a Onésimo obispo de Ecatepec, como pago por sus servicios en contra de la línea eclesiástica de la teología de la liberación.

Sin embargo, Onésimo Cepeda estuvo involucrado en muchos escándalos durante su trayectoria como obispo, por lo que, luego de cumplir los 75 años de edad y solicitar su renuncia, en marzo de 2012, como lo ordena el derecho canónico, ésta inmediatamente le fue aceptada por el Papa Benedicto XVI. 

Y es que Onésimo, lejos de dar testimonio de humildad y sencillez, como lo marca la doctrina católica, era muy aficionado al golf y a la fiesta brava, era común verlo en las corridas de toros de la Plaza de México e incluso llegó a apadrinar toreros.

Fue muy amigo de políticos y empresarios, entre ellos del magnate argentino Carlos Ahumada, implicado en varios hechos de corrupción.

Uno de los varios escándalos en los que Cepeda estuvo involucrado, fue el litigio que sostuvo contra Olga Azcárraga –integrante de la familia de empresarios de los Azcárraga-- por una valiosa colección de obras de arte, en la que había costosos cuadros de pintores famosos a nivel internacional, como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Francisco de Goya, Marc Chagall, Rufino Tamayo, Frida Kahlo, entre otros.

Cepeda argumentaba que Olga le debía 130 millones de dólares que él le prestó en efectivo, y que ésta nunca le pagó. Por lo que Onésimo finalmente se cobró con la colección de arte de la señora Azcárraga.

También estuvo involucrado en negocios funerarios con las criptas de la catedral de Ecatepec, por lo que incluso fue denunciado penalmente.

Fue uno de los más fuertes opositores al movimiento de campesinos de San Salvador Atenco, quienes lograron parar la construcción del aeropuerto de Texcoco, en el Estado de México. En 2002, el obispo decía que ese aeropuerto debía construirse aunque fuera a costa de la muerte de campesinos.

Tuvo fuertes disputas con integrantes de la izquierda. Por ejemplo, en 2006 llegó a calificar de estupidez las criticas de Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato presidencial, contra el Instituto Federal Electoral.

Todavía durante el proceso electoral del año pasado, Onésimo intentó ser diputado local, en el Estado de México, por el partido Fuerza Social por México. Sin embargo, la CEM le advirtió que estaba impedido canónicamente para ser diputado, por lo que Onésimo tuvo que dar marcha atrás.

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