CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entregó la medalla Alfonso García Robles 2020 a ciudadanos y organizaciones que realizan labores destacadas de defensa, promoción, protección o garantía de derechos humanos de migrantes en condiciones de vulnerabilidad. 

En una ceremonia virtual, la institución galardonó a Acompañamiento de Mujeres Migrantes de Outaouais; José Artemio Arreola, director de Enlace Comunitario de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes y Refugiados en Illinois; Fronteras Compasivas; Demetrios G. Papademetriou, presidente Emérito del Migration Policy Institute; la hermana Norma Pimentel, miembro de la Orden de las Misioneras de Jesús y directora Ejecutiva de Caridades Católicas del Valle de Río Grande, Sur de Texas; y Mónica Ramírez, fundadora y presidenta de Justice for Migrant Women. 

La coordinadora para la Igualdad de Género de la UNAM, Tamara Martínez Ruiz, recordó la vulnerabilidad de las mujeres y niñas migrantes e insistió en que las instituciones de países como el nuestro tienen aún mucho por hacer para salvaguardar los derechos de esas personas. 

Las instituciones, dijo, deben garantizar su protección en el trabajo, la remuneración justa, el libre tránsito y la no expulsión; lograr que los cruces de territorio sean seguros; reconocer y respetar la diversidad, sin racismo y sin xenofobia; cuidar a los jóvenes y promover que los hombres transiten con las mujeres hacia una masculinidad generosa, humilde e igualitaria. 

Mónica Ramírez agradeció el reconocimiento y dijo que es muy importante en momentos en los que se ha incrementado el odio en el mundo y hacia los migrantes, como en Estados Unidos, donde a muchos de ellos se les considera trabajadores esenciales, pero personas desechables. 

“Hoy al celebrar la labor de cada uno de los galardonados y el liderazgo de Alfonso García Robles, tenemos que comprometernos a hacer el trabajo que se requiere para defender a todos los migrantes del mundo: sus derechos, su humanidad”, dijo. 

Para que esto sea posible, subrayó, no sólo es necesario que se promulguen leyes para proteger a los migrantes, sino que los políticos de Estados Unidos y México colaboren en un clima de respeto en favor del bienestar de todas las personas que migran en el mundo. 

“Nunca olvidemos que en algún momento fuimos extraños en una tierra extraña. Ojalá que tratemos a los migrantes de la misma manera y con el mismo respeto con que esperamos ser tratados”, concluyó.