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Elecciones en Chile: el inminente giro a la ultraderecha pinochetista

A 37 años del plebiscito que puso fin a la dictadura de Pinochet, Chile enfrenta la posibilidad de que José Antonio Kast, heredero político del régimen militar, llegue al poder con un discurso que reivindica al pinochetismo y promete mano dura en seguridad y migración.
sábado, 13 de diciembre de 2025 · 07:00

BOGOTÁ (Proceso).- Hace 37 años, cuando los chilenos decidieron poner fin en un plebiscito a la cruenta dictadura de Augusto Pinochet –responsable de miles de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, torturas y encarcelamientos arbitrarios– pocos pensaron que alguno de los herederos políticos del general golpista pudiera lograr en el futuro gobernar Chile.

El descrédito del dictador y sus crímenes eran una sombra demasiado difícil de disipar en un país que había vivido durante 17 años bajo un férreo control militar, con toques de queda, censura, control de medios, miles de exiliados políticos y represión de cualquier disidencia.

Pero lo que parecía imposible está a punto de ocurrir por cuenta del candidato presidencial de ultraderecha, José Antonio Kast, amplio favorito para imponerse en las elecciones de este domingo a la abanderada de la centroizquierda, Jeanette Jara, y convertirse así, a partir de marzo próximo, en el gobernante de Chile durante el periodo 2026-2030.

Kast, quien según todos los sondeos se impondrá a Jara con una cómoda ventaja, no sólo ha reivindicado los “logros” de la dictadura pinochetista (1973-1990), sino que ha minimizado los miles de crímenes de lesa humanidad que se cometieron en ese periodo.

También ha catalogado de “buena persona” al general Miguel Krassnoff, sentenciado a más de mil años de prisión por miles de desapariciones y torturas ocurridas durante el régimen militar.

Kast es el hijo menor de Michael Kast Schindele, un inmigrante alemán que llegó a Chile en 1950 tras militar en el Partido Nacionalsocialista de Adolfo Hitler y servir como soldado en las Wehrmacht del Ejército nazi.

“Un triunfo de Kast será el triunfo de la derecha más extrema y del pinochetismo político que ha persistido en Chile desde los tiempos de la dictadura, pero que nunca había tenido la oportunidad de volver al poder porque había sido desplazado por una derecha mucho más moderada”, dice la maestra en estudios latinoamericanos María Zuluaga.

De acuerdo con la especialista en procesos políticos de la región, una victoria de Kast “no sería, ni de lejos, una reedición del gobierno militar, pero sí vamos a ver prácticas autoritarias en el combate a la delincuencia y en el tratamiento del fenómeno de la inmigración de personas indocumentadas”.

También, asegura, se registrarán retrocesos en derechos de última generación, como los de las mujeres, las minorías sexuales e indígenas, la eutanasia y el aborto, que en Chile está permitido en casos de riesgo para la vida de la mujer, la inviabilidad del desarrollo del feto y en embarazos por violaciones.

Kast, un abogado y exdiputado que fundó en 2019 el ultraconservador Partido Republicano, tiene como referentes a los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump; de Argentina, Javier Milei, y de El Salvador, Nayib Bukele.

Jeanette Jara. Candidata de centroizquierda. Fotos: Especial.

Los ejes de la campaña de Kast han sido la seguridad, la migración y la austeridad gubernamental en beneficio de la empresa privada, a la cual le recortaría el impuesto corporativo del 27% al 23%.

Además, ha propuesto un recorte de seis mil millones de dólares en el gasto fiscal, lo que para muchos expertos implicaría una disminución considerable del gasto social orientado a los sectores más vulnerables.

La profesora de ciencia política de la Universidad de Chile Claudia Heiss afirma que la llegada de Kast al poder marcaría “un claro giro hacia el conservadurismo y el autoritarismo” ya que el candidato del Partido Republicano defiende los valores de la dictadura pinochetista y tiene posturas extremistas que cuestionan el Estado de derecho y la separación de poderes.

“Lo que está por verse –señala– es si Kast cumplirá todo lo que prometió en otras campañas electorales (es la tercera en la que participa como candidato presidencial), porque en esta campaña ha sido más cauteloso. Lo que haga también va a depender de si las élites económicas o la derecha tradicional lo obligan a actuar con moderación”.


 

La agenda social, a segundo plano

Kast enfrentará este domingo a la candidata de la coalición centroizquierdista Unidad por Chile, Jeanette Jara, quien encabezó la primera vuelta electoral del 16 de noviembre pasado con el 26.6% de los votos, pero se quedó lejos de obtener la mitad más uno de los sufragios que le hubieran dado la victoria en esa ronda.

En cambio, Kast obtuvo el 24.1% de los votos en la primera vuelta, pero recibió el apoyo en esta segunda ronda de los candidatos derechistas Evelyn Matthei y Johannes Kaiser, que sumaron entre los dos una cuarta parte de los votos.

Las encuestas para la segunda vuelta le daban a Kast un respaldo de entre 51% y 59%, mientras que a Jara entre 35% y 39%.

Para muchos analistas, Jara, candidata de la coalición centroizquierdista que acompaña al gobierno del joven presidente Gabriel Boric, de 39 años, está pagando la escasa popularidad del mandatario, que ronda el 30%, y su militancia en el Partido Comunista de Chile, a pesar de que este grupo político está mucho más cerca de la socialdemocracia que del viejo comunismo soviético.

Para la politóloga Claudia Heiss culpar al gobierno de Boric del auge de la extrema derecha es ir demasiado lejos, pero sí pagó el precio de su inexperiencia y su falta de personas con las habilidades necesarias para dirigir un aparato gubernamental.

Boric llegó al poder hace cuatro años cuando aún estaba fresco el estallido social de 2019 y 2020, cuyas demandan centrales eran mayor participación del Estado en la educación, la salud y la vivienda, sectores que en Chile están mayoritariamente privatizados.

Pinochet. General golpista. Foto: Especial.

Pero esa agenda de avances sociales pasó a segundo plano frente a dos temas: la seguridad y la migración.

Varios estudios de opinión indican que la criminalidad y la migración son los temas que más preocupan a los chilenos, a pesar de que el país es uno de los más seguros de América Latina. En ambos asuntos, Kast se posicionó como el candidato que ofrece la mano más dura.

Jara tiene propuestas para contener la inmigración irregular y combatir el crimen, pero sus ejes clave son garantizar a cada familia chilena un “Ingreso Vital” de unos 800 dólares mensuales y reducir el costo de la salud.


 

Ante todo, mano dura

Kast, en cambio, al igual que su referente Donald Trump chileno, propone realizar deportaciones masivas de indocumentados en vuelos chárter, convertir en delito la inmigración irregular y cerrar la frontera norte.

En materia de combate a la inseguridad, lanzó un plan contra el crimen organizado que incluye la construcción de cárceles de máxima seguridad, como las de Bukele en El Salvador; prohibir los “narcofunerales” (en los que se rinde tributo con música y disparos al aire a los delincuentes fallecidos) y desplegar fuerzas especiales para recuperar territorios dominados por las bandas.

El principal desafío para Kast, en caso de ganar las elecciones de este domingo, será lograr en el Congreso las alianzas necesarias para hacer aprobar las leyes con las cuales busca enfrentar la inseguridad y la inmigración.

Las fuerzas de la extrema derecha y la centroderecha que respaldan a Kast en esta segunda vuelta carecen de mayoría simple en el Senado y en la Cámara de Diputados y deberán pactar con otros partidos para aprobar leyes.

En la Cámara de Diputados podría jugar un papel clave el populista Partido de la Gente, que cuenta con 14 legisladores y podría inclinar la balanza a favor de un futuro gobierno de Kast, aunque esta contienda su líder, Franco Parisi, llamó a votar nulo o en blanco.

Una victoria de Kast implicaría para Chile el primer regreso a un gobierno de extrema derecha desde el fin de la dictadura de Pinochet, en 1990. De entonces a la fecha, el país ha sido gobernado por seis gobiernos de centroizquierda y dos de centroderecha.

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