CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Apenas un día después de destituir al jefe militar de Bolivia, quien había advertido que no permitiría un nuevo gobierno del Movimiento al Socialiamo (MAS), el presidente Luis Arce denunció unas "movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército Boliviano”, lo que el expresidente Evo Morales calificó como un golpe de Estado en gestación.

"Denunciamos movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército Boliviano. La democracia debe respetarse", publicó Arce en sus redes sociales, sin ofrecer más detalles. La prensa local informó que soldados están tomando el palacio de gobierno, en el que no se encuentra Arce.

El líder militar depuesto, Juan José Zúñiga, declaró que "por ahora" sigue reconociendo la autoridad de Arce, pero que él y sus hombres buscarán "cambiar el gabinete"; el mismo uniformado había indicado ayer que no dejaría a Evo Morales regresar en la presidencia.

Los funcionarios del gobierno de Arce exhortaron a defender la democracia, ante lo que parece ser el segundo golpe militar en Bolivia después del perpetrado contra Evo Morales en noviembre de 2019.

Acto seguido, Luis Almagro, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), condenó "de la forma más enérgica" las acciones del ejército boliviano, al que urgió "someterse inmediatamente a la autoridad civil".

La embajada de México en Bolivia, por su parte, difundió el número de emergencia para el caso en que la comunidad nacional presente en el país sudamericano requiera auxilio.

Durante el golpe militar contra Morales, en 2019, el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador había jugado un papel central, pues había exfiltrado al mandatario boliviano en un avión militar para otorgarle el asilo. 

El gobierno también desconoció a Jeanine Áñez Chávez, quien tomó la presidencia durante el golpe, y presionó a la OEA para revertir el cambio de gobierno y resolver la crisis política en el país andino, lo que sucedió con las elecciones de Arce, en noviembre de 2020.