Cultura

“La hija de todas las rabias”, Nicaragua en el cine

En esta cinta recién estrenada en México, se juntan muchas orillas: una de ellas que el equipo (sin proponérselo) se conformó sólo por mujeres. Pero también confluyen migración y abandono, violencia y pobreza, ficción y realidad… Todo a un lado del basurero en Managua donde una niña vive.
domingo, 3 de diciembre de 2023 · 07:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– “La hija de todas las rabias” (2022), de Laura Baumeister, es la quinta película de ficción filmada en Nicaragua y la primera en ser realizada por una nicaragüense.

Nacida en Managua en 1983, inició la idea de este filme hace cinco años. Se estrenó a nivel mundial en septiembre del 2022 en el Festival Internacional de Cine de Toronto, y ahora forma parte de la cartelera de México. En entrevista, la realizadora de los cortometrajes “Ombligo de agua”, “Fuerza bruta”, “Isabel im winter”, “Laguna”, “Kelato” y “The siesta”, manifiesta que la película “es un viaje profundamente emocional, de cómo hacerle frente a la adversidad, e igual dialoga mucho con la belleza porque tiene imágenes únicas”.

La cinta, de 87 minutos, trata de María (Aracely Medal), una niña que vive con su madre Lilibeth (Virgilia Sevilla) al borde de un vertedero de basura en una casa muy humilde. Su futuro depende de la venta de unos cachorros de raza pura a unos maleantes. Pero la pequeña los envenena sin quererlo y mueren. Al fracasar, Lilibeth debe ir a la ciudad y deja a María en un centro de reciclaje, donde debe quedarse a trabajar con otros infantes. Pasan los días y la mamá no regresa. María, quien se da cuenta de que hay violencia donde se halla el basurero, se siente sola, perdida, desconcertada y enfadada. Una noche la niña conoce a Tadeo, un nuevo amigo de su edad, y él está decidido a ayudarla (tráiler YouTube:https://www.youtube.com/watch?v=p6tFmyekbaAEPK). También actúan Carlos Gutiérrez (Tadeo), Noé Hernández (Raúl) y Diana Sedano (Rosa).

Baumeister. Viaje emocional. Foto: Distribuidora Interior XIII

Un lugar con impacto visual

Graduada en dirección cinematográfica en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), Baumeister siempre ha abordado el tema de la relación madre e hija, la idea de la maternidad y la feminidad:

“Sabía que quería seguir explorando esos temas. Además deseaba regresar a filmar a mi país, porque llevaba ya rato fuera, y me hacían falta regresar a mis raíces. Y comencé un proceso de autoexploración. Me pregunté: ¿Qué lugar de mi nación no había podido olvidar? Y recordé el basurero municipal de la Chureca (el más grande de Nicaragua) de la capital. Ese espacio lo conocí cuando era adolescente, como parte del trabajo social… mi escuela nos llevó ahí a dar clases, para hacer unas pequeñas jornadas de alfabetización. Pero entonces era muy chava, y la verdad lo único que recordaba era el impacto visual de la zona, entre un paisaje bellísimo del cerro, el lago colisionando con toda la basura, la mancha brava de la humanidad, y los niños y las niñas”.

Entonces regresó a ese espacio para tratar de entenderlo:

“Descubrí novedades, pero al final de cuentas siempre ha sido un lugar que me llamaba mucho la atención. Me arrojó más preguntas, y significaba un gran reto filmarlo, y también me parecía importante visibilizarlo. A partir de esa claridad, empezó un proceso de ¿cómo se entra en esos sitios?, ¿cómo se construyen los vínculos? Y además, ¿bajo qué mirada? Ahí es donde la mirada de la niña me ofreció un respiro. Nos quitaba un poco de prejuicios, porque estos tópicos que rozan con la marginalidad siempre traen muchos prejuicios.

“Entonces la mirada de la niña, de alguien que había nacido ahí, por un lado, como que nos permitía navegar eso y nos dio acceso a lo onírico, que para mí también era muy importante”.

Baumeister escribe el guion e igual es productora. La dirección de fotografía estuvo a cargo de Teresa Kuhn. La directora de arte es Ángela Leyton. También son productoras Rossana Braumeister, Bruna Hadad y Martha Orozco, quien comenta a Proceso que el grupo del proyecto es de mujeres:

“Eso fue muy bonito. En diseño sonoro estuvo Lena Esquenazi, en fin. Todas las cabezas de equipo son mujeres, y sucedió por añadidura. Yo venía trabajando casi con puros hombres, y la naturaleza en este proyecto no era ni siquiera que buscáramos todas ser mujeres, ¡se dio!, y eso estuvo muy interesante. Y mujeres de varias nacionalidades. Fue un equipo de guerrilla que se metió en todas partes”.

Relación madre-hija. Foto: Distribuidora Interior XIII

Lo describe:

“Yo sabía de Laura porque estudió en el CCC. Nos encontramos en el mercado de producción del Festival Internacional de Cine de Guadalajara en el 2019. Y ahí me presentaron el proyecto que venía de una residencia del programa Ibermedia, que apoya al cine iberoamericano. Era algo más pegado al documental y creo que por eso también entré. Incluso por mi fascinación de filmar en estos lugares impactantes”.

De repente --agrega-- empezó a crecer la propuesta:

“Comenzamos a trabajarlo para que fuera viable porque era un proyecto financiado por Nicaragua. Estaban abiertos a todo. A apoyarnos en todo. Incluso sin el gobierno de entonces no hubiera sido posible entrar a un basurero, y si no hubiéramos estado en coherencia con una historia que se tenía que contar ahí”.

Coproducción Nicaragua/México/Francia/Alemania/Países Bajos, la productora explica:

“¡Es la ONU completa! ...El proyecto lo seleccionó Hubert Bals Fund y lo llevaron a CineMart de Róterdam. Se ganaron un par de premios en Países Bajos. Conocieron a una productora holandesa, Christine Anderton, para Halal. Luego hallaron a la productora alemana, Bettina Brokemper. Entonces empezamos a idear una estrategia para que Nicaragua fuera el país mayoritario, siendo que México y Nicaragua entramos a puntos.

“Pero la parte creativa también era mucho de México. Se diseñó esa estrategia casi para que México y Nicaragua tuvieran un 50% y los otros países 50%, de lo contrario los presupuestos de Nicaragua nunca iban a crecer.

“Es decir, invitamos a otro par de amigos de Francia. Era importante meter a Francia. Casi ningún país de coproducción europea entra por más de un 20% a una película latinoamericana, por lo cual ahí invitamos a Samuel Chauvin de Promenades Films, quien cuenta con mucha experiencia en toda Latinoamérica. Y que todo ese dinero se pudiera gastar en Nicaragua sin tanta reglamentación, y fue como en tiempo récord pues en el 2019 conseguimos toda la financiación”.

El largometraje se filmaría en el 2020, pero hubo un huracán y llegó la pandemia:

“Tuvimos que buscar más dinero. Estaban cerradas las fronteras con Nicaragua y entramos por Costa Rica. Justo eso nos permitió que se integraran otros países centroamericanos como Costa Rica y Guatemala. Después entraron Noruega y España. Y la película se terminó. Al día de hoy, por porcentaje, es de nacionalidad nicaragüense”.

Orozco, mexicana, se refiere a que “La hija de todas las rabias” es la quinta película de ficción en Nicaragua porque “es con recursos nicaragüenses y fondo Ibermedia. Muchas veces los filmes de esa nación eran de extranjeros o con recursos de Francia”.

“La hija de todas las rabias” se proyectó en el 2022 en la sección Donostia Zinemaldia del Festival de Cine de San Sebastián (España), en el Torino Film Festival (Italia), selección oficial en el Panamá IFF, y en el Festival Internacional de Cine de Morelia, México.

Y fue nominada a Mejor Ópera Prima en los Premios Platino.

La niña protagonista

Laura Baumeister rememora cómo se integró al filme la niña Aracely Medal, quién realiza a María:

“Justo para el 2020 teníamos a otra niña con la que ya estábamos trabajando, con un rostro igual de interesante, pero vino la pandemia y eso nos puso un montón de retos y complicaciones. Para mí, desde el departamento de dirección, creo que fue positivo porque me regaló a Aracely. Pasaron once meses de la pandemia, y la niña con la que estaba trabajando se desarrolló y ya no era una niña, ya no poseía ni el cuerpo ni la personalidad de una niña. Así son las infancias, once meses son como tres años.

“Nos llamó muchísimo la atención la cara de Aracely, y su improvisación en el casting fue estupenda y distinta a lo que el resto estaba haciendo. Había una caja con un montón de objetos de reciclaje, latas, botellas, plásticos, y los niños agarraban las botellas y tomaban. Agarraban las latas y realizaban cosas funcionales con objetos. Aracely con la botella comenzó a golpear la pared como si estuviera escuchando algo del otro lado, lo cual a mí me pareció muy singular”.

La amistad infantil. Foto: Distribuidora Interior XIII

Diana Sedano, actriz y directora de teatro mexicano, comenzó a enseñarle a Aracely Medal “un poco la enciclopedia de las emociones”, agrega. Se trataba de sentir la tristeza, el enojo y la alegría: “Hubo mucho trabajo de preservar su esencia”.

--¿Cómo fue filmar ese basurero?

--Para mí no fue tan distinto. Rápidamente construimos un vínculo en el cual nos sentimos seguras, porque sí es importante mencionar que Nicaragua tiene un contexto de convulsión sociopolítica y hay ciertos tejidos sociales que tienen que ver sobre todo con la inseguridad por ser mujer o por ser distinta. Nos sentimos protegidos por la comunidad. Nos reconocían. Podíamos entrar sin ningún problema al lugar.

“El basurero me cuestionó mis prejuicios como realizadora y como persona. Me gusta llevar rodajes a lugares retadores, y todo el equipo de filmación se imaginó que iba a ser muy peligroso, que casi ibas a sentir la muerte respirando en la nuca, y nada que ver. Las personas eran muy amables. Aunque ese territorio sí posee un contraste: de un lado se halla el basurero; del otro, miras como la Copacabana. Es decir, lo trágico de ese lugar es que es frontera entre lo posiblemente bello y lo trágicamente humano. Y es la quinta película de ficción de Nicaragua, y esto es como los dedos de una mano”.

Entonces, redondea:

“Es una película que dialoga con las nuevas generaciones y es algo que me importa resaltar más allá del retrato de una maternidad cuestionada, la denuncia medioambiental, los abusos hacia las infancias y la convulsión sociopolítica. Es una película muy cargada de espíritu”.

Y Orozco remata:

“Cuando dice María en la cinta: ‘Mi mamá me abandonó’, representa obviamente un montón de cosas con la migración de familias que se han tenido que separar. Es una gran metáfora de esa transformación que está sucediendo. Ha sido un proceso muy largo, porque para mí esta película debió haberse estrenado el año pasado, pero finalmente es una hija rabiosa. A partir de este momento el largometraje vive solo”.

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