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Amazonas de Yaxunah blanquean al machismo y la discriminación
Las mujeres mayas de este equipo de softbol no sólo han tenido coraje para vencer tabúes, también han mostrado ser autosuficientes para hacer su equipamiento, al fin y al cabo, presumen, son artesanas e hilanderas.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Descalzas y ataviadas con huipiles (prenda de vestir tradicional maya), en septiembre de 2023 el equipo de las Amazonas de Yaxunah, un grupo de 20 mujeres de Yaxunah (comunidad maya situada en el municipio de Yaxcabá, Yucatán), vencieron 22-3 en un juego de exhibición de softbol a las Falcons de la Universidad del Valle de Phoenix, en el Chase Field, hogar de los Arizona Diamondbacks de las Ligas Mayores (MLB).
Las guerreras de esta comunidad, que actualmente cuenta con 25 jugadoras (la más joven tiene 14 años y la mayor 63), iniciaron su historia en el softbol en 2017. En ese entonces, un médico de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) dio pláticas a las mujeres de Yaxunah para concientizarlas de la importancia de hacer ejercicio y prevenir la obesidad, así como de enfermedades cardiacas. La opción como actividad física fue el baile.
Sin embargo, Enedina Canul Poot tuvo una mejor idea: jugar softbol. Ella creció escuchando beisbol por la radio y viendo a los hombres de la comunidad jugarlo, incluso, con seis años de edad se escapaba de su casa para salir a atrapar y pegarle a la pelota con los niños. Su mamá jamás le negó hacerlo, sólo había una condición: antes tenía que desgranar los elotes de la milpa de su casa.
A pesar de las críticas
Después del beisbol descubrió por la televisión el softbol y se apasionó por él. “Les propuse a las señoras que lo practicáramos. Al principio no teníamos bates, pero eso no fue ningún problema porque yo soy artesana de tallado de madera, así que los hice. En cuanto a las pelotas, mi esposo jugaba beisbol y se las pedí. Aunque comenzamos a jugar sin guantes”, dice Enedina, fundadora del equipo y bate designado.
Comenzaron a practicar en un parque del centro de Yaxunah tres veces a la semana, desde las cuatro de la tarde hasta que anocheciera, sin embargo, las críticas de su propia comunidad porque una mujer realizara un deporte “en lugar de atender a su esposo y realizar labores domésticas”, no se hicieron esperar. El enemigo estaba en casa.
“Al inicio las señoras del pueblo decían que salíamos a exhibirnos para que sus maridos nos vieran. Hasta mi difunto esposo me decía: ‘¿No te das cuenta que cuando te paras a tirar la pelota se te levanta el vestido?’. Yo le respondía que por eso llevaba debajo mi short. Algunas se rindieron debido al machismo, pero hubo quienes se quedaron. De ahí pensamos en el nombre del equipo, las Amazonas, para representar nuestra alma guerrera”.
Intentaron comprar ropa deportiva, pero su economía se quedaba corta ante los precios, así que acordaron jugar con sus huipiles, ¿por qué iban a gastar en prendas cuando ellas saben urdir y coser? Los huipiles se convirtieron en su uniforme. Y se deshicieron de los huaraches para jugar descalzas.
“No era cómodo jugar con los huaraches, puedes caerte. Además, nosotras estamos acostumbradas a andar descalzas y nos dimos cuenta de que así somos libres y corremos más rápido. Cuando entramos al campo y lo sentimos con nuestros pies nos conectamos con la tierra”, explica Yessica Díaz, hija de Enedina y jardinera derecha y tercera base.
Inspiraron a otras indígenas
La noticia de que un grupo de mujeres maya creó su equipo de softbol se propagó como vitoreo tras un jonrón. Equipos de otros estados del país las invitaron a partidos de exhibición, también inspiraron a otras comunidades indígenas a formar su equipo femenil de softbol.
Una tarde de 2019 un turista grabó un video en donde se ve a Enedina pegarle de lleno a la pelota con su bat mientras sujeta la falda de su huipil y corre descalza por el campo. Aquella estampa se viralizó y con ello llegó la atención mediática a nivel nacional.
El gobierno de Yucatán les dio guantes, bates de aluminio, arreos y peto de cácher, casco para batear y pelotas. Aunque Enedina confiesa que para protegerse sólo utilizan la careta. “No importa si la pelota nos pega, ya nos acostumbramos y no nos quejamos. Hasta que salimos del campo revisamos si tenemos algún ´chuchuluco´ (golpe) y nosotras nos curamos. Hasta ahora no hemos sufrido una lesión grave”.
El 2 de julio de 2022, las Amazonas hicieron historia junto al equipo de La Natividad de Sucilá, al jugar el primer partido de softbol femenil en un estadio de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB). El parque Kukulcán, casa de los Leones de Yucatán, fue el recinto que recibió el duelo de exhibición, el cual ganaron las sucileñas por pizarra de 14-12. El encuentro fue impulsado por el gobierno de Yucatán para promover el deporte femenil.
Poco a poco, el trato de la comunidad a las jugadoras cambió y se convirtieron en un ejemplo a seguir, no sólo para las mujeres, sino también para los hombres. Las críticas cesaron y dieron paso al reconocimiento. La gente de Yaxunah se sintió representada.
Ganar el respeto
“Mi esposo, quien falleció hace un año, cambió por completo. Cada que yo salí a jugar me decía que no me preocupara, que él prepararía la cena y que cuidaría de nuestros animales. Jamás me volvió a ofender, se sintió orgulloso”, narra Enedina mientras sonríe.
En septiembre de 2023, como parte de las actividades del mes de la Hispanidad en Estados Unidos, las Amazonas recibieron una invitación por parte de las Falcons de la Universidad del Valle de Phoenix para disputar un juego de exhibición en el parque Chase Field, casa de los Arizona Diamondbacks de las Grandes Ligas.
La regencia de Yucatán apoyó a las 18 mujeres, junto con su entrenador, Joel Amílcar Díaz, con los boletos de avión, hospedaje y con el costo y trámite de sus pasaportes y visas. En cuanto a los viáticos, cada jugadora pagó sus gastos. Hubo quien pudo llevar 50 dólares, y otras 100.
Pisar un campo de las Grandes Ligas fue un sueño para las Amazonas. Sin embargo, el escenario no las intimidó. “Cuando nos asomamos al campo y vimos a las rivales, sus uniformes tan bonitos y que ellas eran muy grandes nos pusimos nerviosas. Nuestra mente nos hizo pensar que eran unas chingonas porque parecen profesionales, pero de repente empezaron a caer nuestras carreras y ganamos”, dice Enedina.
Un día después de la avasalladora victoria 22-3 a las Falcons, la capitana de la novena Yuxanah, Citlalli Poot Dzib, en representación de sus compañeras, fue la encargada de realizar el lanzamiento de la primera bola del partido de Grandes Ligas de los Arizona Diamondbacks vs. San Francisco Giants.
No piden paga
Desde su nacimiento hasta ahora, las Amazonas de Yaxunah nunca han solicitado una paga por ir a jugar un partido, sólo piden que quien las invita costeé el traslado (ida y vuelta) o bien, les transfiera dinero para cubrir el gasto de la gasolina de su transporte, bebidas hidratantes durante el juego y comida. Enedina confiesa que creen que si piden dinero la gente se alejará del equipo y ya no las invitarán a ningún lado.
Yessica explica que no ven como un negocio al equipo, sino que es el lugar en donde se expresan a través del deporte. “Somos la voz de las mujeres que fueron silenciadas. Desde aquí combatimos la discriminación y violencia que sufren las mujeres indígenas”.
Enedina, de 54 años, planea formar una categoría infantil con un mínimo de 10 años para continuar con la tradición del equipo. Por lo pronto, las Amazonas de Yuxanah siguen entrenando en el parque del centro, tres veces a la semana, desde las cuatro de la tarde hasta que anochezca. Y previo a cada práctica continúan reuniéndose en el centro del campo para gritar: “¡Mujeres fuertes, mujeres guerreras, somos las Amazonas de Yaxunah!”.