Arturo Estrada
A unos días de sus 100 años, se presenta el libro de memorias del pintor Arturo Estrada
El pintor Arturo Estrada, discípulo de Frida Kahlo y colaborador de Diego Rivera, cumplirá cien años el 30 de julio.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El pintor Arturo Estrada, discípulo de Frida Kahlo y colaborador de Diego Rivera, cumplirá cien años el 30 de este mes de julio, por lo que se siente muy contento, dice a Proceso.
Y además le entusiasma la presentación del libro “Güero: memorias de Arturo Estrada”, escrito por Rodrigo Ortega. El volumen de Talamontes Editores, que recorre su vida, obra y su paso junto a Kahlo y Rivera, se dará a conocer mañana domingo 20 en el Museo Diego Rivera Anahuacalli, a las 12 horas, donde conversaran Estrada, Cristina Kahlo y Ortega.
Estrada (Panindícuaro, Michoacán, 1925), quien fue uno de “Los Fridos”, es conocido por sus murales. Estudió en La Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, y manifiesta:
“Yo pinto y he pintado lo que quiero, sobre la represión al pueblo, la belleza, el baile y la naturaleza, en fin. Pero pinto lo que quiero, y conmemoraré mi cumpleaños pintando”.
En tanto Ortega, autor de las memorias, platica en entrevista qué lo impulsó a escribir el libro:
“Desde tiempo atrás conocía algo del trabajo y la trayectoria del maestro Estrada, la cual me parece fascinante, y me intrigaba, pero no había mucha información de la que pudiera echar mano, y teniendo al propio artista en posibilidad de compartir su testimonio, me pareció una oportunidad maravillosa y única, en primer lugar para, de primera mano, conocer estas historias y, en segundo, para difundirlas”.
Explica que platicó con el también asistente de José Clemente Orozco en el mural exterior de la Escuela Normal mucho tiempo:
“En realidad es prácticamente su testimonio íntegro, ¡claro!, complementado con investigación de archivo, diferentes fuentes documentales, video, etcétera, pero es esencialmente la palabra del maestro. Se realizó gracias a una serie de entrevistas, durante la pandemia, nos reuníamos los miércoles y los viernes a las 6 de la tarde y hablábamos a veces una hora, a veces dos horas, y así se fueron como en modo hormiga sumando, encadenando, una secuencia de conversaciones muy interesantes y eso terminó siendo varios cientos de horas de entrevistas porque tras el covid-19 me metí de lleno a su archivo. Estuvimos revisando sus fotos, obras y documentos.”
En torno a la importancia de esta propuesta editorial, señala que “existen, pero son escasos los testimonios en primera persona de los creadores y las creadoras del arte mexicano. Por fortuna tenemos libros de memoria de Juan O'Gorman, José Clemente Orozco y Diego Rivera, son escasos pero bellos. Kahlo le dictó a Raquel Tibol, en fin. Existe esta tradición en que los artistas dictan sus memorias a personas interesadas en sus vidas. Eso me gusta, porque no es un caso aislado, es una especie de genealogía, aunque te digo, son casos específicos.
“Pienso, y no puedo evitar lamentarme, en la cantidad de testimonios de este tipo que no llegaron a registrarse, en la cantidad de historias de vida que no llegaron ni al texto, ni al audio, ni al video, y que como todo lo oral se perdieron. El proceso de escritura pasó, y se menciona en el libro, un poco como lo que hicieron los primeros frailes europeos en América hace 500 años, que recuperaron el testimonio oral, lo transcribieron y luego lo pulieron, digamos, lo refinaron, y eso quedó en estos documentos maravillosos que tenemos de la época del contacto. Algo parecido sucedió con el maestro Estrada”.
Continúa:
“Después de grabar todas sus conversaciones, tomar mis notas, anotar mis preguntas, en fin, de hacer todo este trabajo mucho más como de campo, la siguiente parte fue un poco más dura, digamos, porque la conversación con él es muy fácil, pero la parte que fue más de picar piedra, fue escribirlo, volver a escuchar las grabaciones, leer las anotaciones, consultar los documentos, las cartas, las fotos y tejer esta historia respetando en la medida de lo posible, y es casi siempre, el testimonio original del maestro. Habrá fragmentos que son casi su voz en literal transcrita y hay otros casos que sí tienen una mano mía, pero que también he procurado que no sea mi opinión. Es más bien mi forma de afinar un poco un relato que nació en la oralidad”.
-¿Cuál es su sentir que con este libro de alguna manera se festejan los cien años de vida del pintor?
-Es un sentimiento muy especial. Cuando iniciamos este trabajo no sabíamos cuánto iba a tardar, afortunadamente, porque tal vez de haber sabido nos habríamos embarcado en ello. No sabíamos muy bien la envergadura de este proyecto, si había un plan de trabajo, pero se fue perfilando conforme avanzábamos.
“Y empezamos cuando el maestro tenía 95 años y sabíamos que el centenario se avecinaba, pero ahora que lo estamos teniendo en la nariz y que estamos aprovechando el lanzamiento del libro para celebrar al gran artista y a la enorme persona que es Arturo Estrada, para mí es un honor gigante. Yo no lo pensé así, yo creo que nadie lo pensó así cuando estábamos empezando el volumen, pero afortunadamente los tiempos coincidieron. El libro salió de la imprenta hace apenas un par de meses y todo está muy en sincronía para esta gran fiesta del centenario del maestro Estrada”.