CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Es muy lamentable que haya sido la comunidad católica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la responsable de impulsar el amparo para conceder la suspensión provisional de la exposición La venida del Señor, del artista chiapaneco Fabián Cháirez. 

Antes de exigir su censura, como miembros pertenecientes a la principal institución de educación superior del país -además autónoma y laica-, deberían de haber promovido el diálogo y la discusión tanto sobre el significado de las obras, como sobre la relación entre el arte, la ética, y el derecho constitucional a la libertad de expresión y el acceso a la cultura. 

Con su actitud, la comunidad católica de la UNAM no sólo ha dañado al público interesado en el arte, sino también al prestigio de la universidad como una casa de estudios dedicada a producir conocimiento.  

Inaugurada el pasado 5 de febrero en un pequeño espacio de la antigua Academia de San Carlos, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, La venida del Señor es un proyecto artístico que tiene como objetivo encontrar similitudes en las diferencias. Concebida a partir de la semejanza entre el éxtasis místico y el éxtasis sexual, la propuesta se materializa en nueve óleos de gran formato que se imponen por la sensualidad cromática de su poética neobarroca. 

La transverberación -unión con Dios que provoca la sensación de tener el corazón traspasado por un fuego- es un tema tratado en el arte occidental que, inclusive, cuenta con una obra sumamente famosa y admirada: El éxtasis de Santa Teresa, del italiano Lorenzo Bernini. Terminado en 1652, el espléndido conjunto escultórico representa a un bello y joven ángel con una flecha en la mano y, frente a él, a la santa en un estado de éxtasis corporal. La pieza, a pesar de su evidente erotismo, se encuentra en una iglesia de Roma, la Santa María de la Victoria. 

Interesado en confrontar estereotipos patriarcales, Fabián Cháirez produce escenas pictóricas que resignifican relaciones de poder. En sus narrativas, las hermanas religiosas no sólo experimentan el éxtasis con placer, sino que también dominan a cardenales y ángeles. Y en cuanto a las representaciones masculinas, las escenas se concentran en figuras que remiten a distintas jerarquías de la Iglesia católica. 

A diferencia de artistas que han confrontado el sentimiento religioso interviniendo, con profanaciones, representaciones de imágenes de culto o devocionales, Fabián Cháirez se concentra en sugerir relaciones humanas de poder. Sin representar personajes concretos, las jerarquías se insinúan a través de las vestimentas con énfasis en los tocados que cubren las cabezas de los sacerdotes. 

Adorar una imagen o considerarla como la manifestación de un ámbito divino, es tan ignorante como profano. La exposición La venida del Señor debe significarse como una propuesta artística, que fue acertadamente aprobada para ser exhibida en un recinto perteneciente a la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM. Sin embargo, con fecha 3 de marzo, la Academia de San Carlos y la FAD indicaron la suspensión de la exhibición “a efecto de dar cumplimiento a un mandamiento judicial en materia de amparo”. 

La escasez de datos del mensaje universitario contrasta con la comunicación publicada en la plataforma X por Abogados Cristianos México (@AbogCrist_mx), en donde aparece un video informando que, “Derivado de los amparos interpuestos por la Asociación de Abogados Cristianos a nombre de la Comunidad Católica Universitaria de la UNAM, el juez Sexto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, concedió la suspensión para efecto de que la UNAM quite la exposición de manera inmediata”. 

El nombre del juez y sobre todo los criterios que sustentan su decisión, son datos que debe publicar la UNAM en conjunto con un posicionamiento institucional. Para el ecosistema mexicano del arte contemporáneo, la intolerancia, violencia y suspensión que ha rodeado la exposición La venida del Señor, son una señal de alarma que incide en el derecho a la libertad de creación, expresión y disfrute artístico.