'El Hijo del Santo” vs. el pintor Cháirez
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El artista visual Fabián Cháirez, tras la polémica que generó su obra sobre Emiliano Zapata Las Revoluciones, expuesta en el Palacio de Bellas Artes, dice que su intención no fue provocar:
“Es en lo que menos pienso, lo que hago son cuestionamientos que me competen a mí y después al lienzo”.
El artista de origen chiapaneco, recién cumplidos los 32 años y quien emigró a la Ciudad de México en 2012 por falta de oportunidades, explica que la esencia de un artista es cuestionarse y representar su momento, sus vivencias:
“Como hombre joven, moreno, homosexual y afeminado empecé a tener esta preocupación porque no me veía representado, y así surgió esta necesidad de abordar mi esencia, tengo cierto interés por la cultura pop, pero más enfocada en lo que considero nacionalismo, folclor. Así empecé a trabajar sobre el término de ‘macho mexicano’ en lo cotidiano y a darle un giro revirtiendo la imagen negativa sobre el género y la sexualidad”.
Cháirez, influido por filósofas como Judy Butler y Beatriz Preciado, escritores como Pedro Lemebel y Reinaldo Arenas y el cineasta Pedro Almodóvar, explicó que tras exponer entre 2012 y 2013 en la galería Hazme el Milagrito, fueron sus propietarios, Salvador Iris y Fernando Osorno, quienes lo llevaron a mostrar su obra en distintas ediciones del Festival Internacional por la Diversidad Sexual (FIDS), y de ahí llegó la oportunidad de participar en Emiliano. Zapata después de Zapata, en el Palacio de Bellas Artes, invitado por el curador Luis Vargas Santiago.
“Me contactó a principios de año para proponerme la participación. Las Revoluciones ya se había montado en la galería José María Velasco (2015) en la muestra El jardín de las delicias, y tuvo cierto impacto en la comunidad LGBTTTIQ+, y de hecho hay una versión de la misma en un mural en el Salón Marrakech”.
Y afirma:
“Me entristecen las reacciones negativas, el llamado al odio, al rechazo y la agresión, y lo más reprobable es que Las Revoluciones puso sobre la mesa temas que parecían ‘trabajados’, como la homofobia, el machismo y la misoginia, y por lo visto falta mucho por hacer, también me ha enseñado a respetar otras interpretaciones y a ser paciente.
A Cháirez no gustó la resolución final de la Secretaría de Cultura con los descendientes de Zapata, sobre la colocación de una cédula informativa que refleja su desacuerdo:
“Por una parte me he sentido apoyado por INBAL, la Secretaría de Cultura, y de Gobernación, y entiendo que están en una situación bastante tensa… la solución de poner el sentir de la familia en mi pieza da pie a posibles discursos de violencia y de odio, es una pena”.