Cultura

“Entre los cauces de la memoria”, un proyecto que rescata del olvido 49 ríos de la CDMX

Este proyecto colaborativo fue ideado en 2023 por los diseñadores Ernesto García, Sandie Hernández, Victoriano Espinola y Alex Romero. Uno de los datos cruciales, exponen, “es tener en cuenta que de 49 ríos en la Ciudad de México, sólo queda uno vivo: el Río Magdalena”.
lunes, 10 de noviembre de 2025 · 05:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– “Entre los cauces de la memoria” es un proyecto multidisciplinario que persigue recordar la esencia casi extinta de la Ciudad de México: sus ríos. 

Lo que comenzó en la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) como una investigación, se ha presentado en distintos espacios públicos, como el Abierto de Diseño de la CDMX, a manera de instalación-audiovisual; ahora sus creadores están buscando las vías para hacerlo crecer hasta un cortometraje y la edición de un libro.

El proyecto colaborativo (que se puede ver como @cauces_memoria en Instagram y Tik Tok) fue ideado en 2023 por los diseñadores Ernesto García, Sandie Hernández, Victoriano Espinola y Alex Romero. El planteamiento de los cuatro advierte:

“La Ciudad de México es una metrópoli que, bajo un ideal modernizador y progresista, transformó radicalmente su geografía hídrica. En 40 años la ciudad eliminó de su traza urbana cerca de 83 kilómetros de ríos, lo cual equivale a tres veces la longitud de la avenida Insurgentes, una de las más extensas del mundo. Esta transformación, que sustituyó cuerpos de agua por vialidades, ha conllevado consecuencias tanto ambientales como sociales y culturales...

“‘Entre los cauces de la memoria’ toma la memoria como metáfora del agua y símbolo de transformación. Se plantea como un flujo donde se entrelazan lo personal y lo colectivo, desde una posición ética de escucha, cuidado y justicia territorial. 

Esta propuesta parte del reconocimiento de la memoria como un acto político y cultural que conecta la experiencia cotidiana con procesos históricos y transformaciones urbanas. Su visión se orienta a visibilizar narrativas silenciadas, activar formas de reparación simbólica y fomentar una imaginación crítica de futuros posibles en diálogo con las comunidades y sus territorios.

En entrevista, los diseñadores explicaron que la instalación busca restituir, simbólicamente mediante datos y distintas narraciones de personas que en su juventud convivieron con esos cauces, esa memoria perdida buscando invitar a la reflexión sobre el presente y el futuro urbano, todo ello mediante elementos del diseño, arte, tecnología, visualización de datos, animación y comunicación visual.

Arteria hídrica. Foto: Proyecto "Entre los cauces de la memoria"

Entre los elementos que destacan en el proyecto está un mapeo de 49 ríos detectados mediante información de archivo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y otros entes de corte privado que aportaron información geológica.

Para Espinola, el eje del proyecto es la sensibilización del tema para las nuevas generaciones:

“Cuando pensamos en la palabra ‘diseño’ se piensa que es sólo en referencia a lo tangible o lo material, pero en el caso de ‘Entre los cauces de la memoria’ es el proceso. Este proyecto tiene en especial una metodología sobre ‘diseño especulativo’ donde, más que generar una solución viva, queremos la sensibilidad sobre la memoria hídrica de la Ciudad de México como un tema de reflexión para todos los capitalinos; si bien no resolvemos lo que muchos quisieran, que los ríos regresen, porque en este momento no tenemos la infraestructura para hacerlo y ni siquiera el gobierno la tiene ahora, lo que nos interesa es sumar datos para esa discusión.

La instalación audiovisual del proyecto. Foto: Proyecto "Entre los cauces de la memoria"   

Entre los “datos duros” que encontraron como parte del proceso de investigación, Ernesto García comenta:

“Uno de los datos cruciales es tener en cuenta que hay 49 ríos en la Ciudad de México, del cual sólo queda uno vivo, el Río Magdalena. De esos 49 encontramos datos concretos de 32, lo cual fue un punto crítico, ya que nos basamos en datos de la Conagua o Semarnat, pues las mismas instituciones tienen información limitada sobre ellos. 

“Este proyecto también cuenta la historia de aquellos flujos de agua de los cuáles no se sabe su procedencia, y que a la fecha están relativamente ocultos para mucha gente, y que sólo los conocen en barrios o comunidades”.

Un ejemplo de ello, dice, es lo que se vive en Xochimilco, considerada más bien una cuenca endorreica (es decir, sin salida directa al mar) y una de las zonas más complejas en la geografía capitalina, pues contiene algunos arroyos limpios que están semiperdidos entre su comunidad mediante flujos que entran y salen del drenaje entre las mismas colonias.

Al respecto, Alex Romero añade:

Lo que buscamos eran esos datos desconocidos para muchos, evidenciarlos por ser información dispersa, y luego buscamos poder representarlo en la instalación, por eso también hicimos uso de la animación en el audiovisual.

Sandie Hernández relató que utilizaron recursos gráficos propiamente de diseño que en el audiovisual contrastan con formas orgánicas conforme fluyen las narraciones de historias, buscando darle al proyecto una dimensión más cercana, para que quien lo escuche viva la narración como si fuera su voz propia, y para que la gente se identifique con las vivencias.

 

Ejemplos en otras latitudes

A los diseñadores se les recordó la existencia de viejos proyectos para desentubar ríos, un tema que se ha tocado desde los noventa. De manera reciente, este año, la diputada Miriam Saldaña (del Partido del Trabajo) en la Ciudad de México dio a conocer la “Propuesta Integral de Gestión del Agua y Recuperación Fluvial”, que, mediante la Comisión del Uso y Aprovechamiento del Espacio Público que preside, busca recuperar el encapsulado Río La Piedad (Viaducto Miguel Alemán) reabriendo el cauce que permitiría que el agua llegue al subsuelo, a la par de crear un corredor turístico.

A escala internacional hay muestras similares, como las pruebas de natación para triatlón y maratón en aguas abiertas que se realizaron en los Juegos Olímpicos de París 2024 en el Sena, esto como resultado de un gran proyecto del gobierno de la Ciudad luz para regresar el espacio a los bañistas que desde principios del siglo XIX se cerró al público debido a su nivel de contaminación. La recuperación de este río abierto tuvo un costó mil 400 millones de euros.

García.  “En México ‘desentubar’ puede ser un futuro posible". Foto: Especial 

Aunque en su momento la alcaldesa parisina Anne Hidalgo reinauguró el Sena con un “baño simbólico” previo a las competencias olímpicas, el proceso de recuperación de ese cauce ha sido largo. La reapertura pública y oficial se realizó hasta julio de este año –ante la duda de muchos que no lo olvidan como un flujo de desagüe–, y con banderas rojas la mitad de ese mes por contaminación de bacterias. A la fecha el gobierno de París continúa con mediciones de niveles de bacterias abriendo y cerrando temporalmente el afluente.

–¿Es posible desentubar un río en México?

–Si bien son proyectos de interés general, llevarlos a la realidad requieren mucho tiempo. En la investigación que hicimos encontramos que en ciudades como Londres, París y Tokio se tuvieron distintos casos de éxito, referentes importantes con mucha acción, tiempo e inversión; en algunos casos se convirtió en un proceso de hasta cuatro décadas de labor. Algunos fueron casos temporales porque cuando se reabrieron la gente tiraba basura; es decir, se volvían a contaminar o eran elementos de inundaciones más severas, en otros focos de infección –responde Ernesto García.

“En México ‘desentubar’ puede ser un futuro posible, pero por toda la información que encontramos requeriría diversos factores como una alta coordinación de diferentes niveles de gobierno y mucha, mucha inversión. Nosotros no somos arquitectos ni ingenieros, somos diseñadores y desde ahí aportamos una visibilización mediante este proyecto. Creemos que la posibilidad o respuesta a ‘desentubar’ un río en la capital mexicana no sería ni positiva ni negativa, sino compleja”, agrega.

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