Cultura

A sus 40 años, TV UNAM es autónoma en producción y transmisión

Para preservar y difundir la memoria de TV UNAM, en el 2024 se reeditó el libro “Televisión universitaria. Tomo I: La UNAM y la tv: 1950-1984” que la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales ya había publicado en 1986. Ahora se publica el Tomo II
martes, 28 de octubre de 2025 · 00:05

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Desde hace 75 años, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tenía el interés de crear una televisora universitaria.

En octubre de 1985 (hace cuatro décadas) empezó como una productora y hacia el 2005 (hace dos décadas) comenzó a transmitir por señal con cobertura nacional. Su misión es contribuir y extender, lo más ampliamente posible, los beneficios de la cultura a la sociedad.

Para preservar y difundir la memoria de TV UNAM, en el 2024 se reeditó el libro “Televisión universitaria. Tomo I: La UNAM y la tv: 1950-1984” que la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) ya había publicado en 1986. Los autores son Magdalena Acosta Urquidi, defensora de las audiencias de TV UNAM y Radio UNAM, y Federico Dávalos Orozco, académico de la FCPyS. Ahora se publica el “Tomo II: La UNAM y la tv: 1985-2023”. 

En el primer volumen se documentan los intentos de la Universidad por construir un modelo propio de televisión cultural, en medio de limitaciones presupuestales, obstáculos burocráticos y una política cultural en constante transformación. El segundo, aborda el proceso de consolidación técnica, humana y creativa que permitió a la Universidad alcanzar la autosuficiencia en la producción y la difusión audiovisual.

En una mesa redonda participaron los autores de los libros y Raúl Trejo Delarbre, del Instituto de Investigaciones Sociales. El director de TV UNAM, el biólogo Iván Trujillo Bolio, fue el moderador. Recordaron que desde el arribo a la televisión comercial a México, en 1950, la Universidad se mostró interesada en su potencial didáctico. Por gestiones de Luis Garrido, a la UNAM se le reservó uno de los canales culturales, desde la repartición original de las cinco frecuencias de televisión, la otra concesión de carácter  cultural fue reservada para el Instituto Politécnico Nacional.

Acosta Urquidi, licenciada en cinematografía por el Centro de Capacitación Cinematográfica, expresó que “son setenta y cinco años en que la UNAM ha tenido interés en la televisión, y en distintas etapas ha participado con proyectos, algunos interesantes, otros bastante chafas, y además con otros objetivos, pero finalmente ha tenido una presencia importante”.

Rememoró:

“El primer libro fue producto realmente de una coyuntura, porque se estaba discutiendo en la renovación del convenio UNAM-Televisa, que muchos de nosotros pensábamos que era una cosa absurda, que solamente beneficiaba a la televisora comercial para cubrir el doce y medio de tiempo fiscal, y lo que estaba ahí no era realmente una visión apropiada de lo que era la Universidad. Realmente fue una casualidad a través de una tesis sobre Radio UNAM, porque Radio UNAM tiene mucho que ver en el principio de esta historia. Encontramos la pista de que se había gestionado un canal de televisión para la UNAM, que había empezado desde la construcción misma de Ciudad Universitaria, en la época de Luis Garrido, quien prolongó unos meses su rectorado para poder inaugurar los primeros edificios, la primera etapa de construcción de Ciudad Universitaria, pero en ese momento había un interés porque se estaba construyendo el estadio universitario, el cual iba a ser el más grande y el más moderno parece ser que de toda Latinoamérica, y como ya estaba ocurriendo en algunos otros países, algunos de las primeros programas de la televisión fueron  la transmisión de eventos en vivo, porque no había videotape. 

“Entonces, todo tenía que ser en vivo. Y lo que no se hacía en estudio, se hacía con unidades móviles en estadios, transmisión de juegos de futbol y cosas de estas o discursos de los presidentes, en fin. A las televisoras que estaban empezando a conseguir las concesiones, Rómulo O’Farril por ejemplo, se les ocurrió ¿por qué no hacemos algún acuerdo con la Universidad?, convecer a la universidad de que consiga una concesión o algo así y entonces podemos transmitir los juegos de futbol que se lleven a cabo en ese estadio. Y de esa manera además la UNAM podría obtener recursos propios. Esto se halla apenas como que medio esbozado en algunos documentos y testimonios. Antes era absolutamente imposible conseguir información. Dimos con Raúl Cosío, quien en los años sesenta había hecho un informe, cuando trabajaba en Radio UNAM, y eso nos dio una pista para para investigar más”.

La exdirectora de la Cineteca Nacional subrayó que cuando Trujillo Bolio les ofreció la posibilidad de publicar nuevamente este trabajo “ya un poco revisado y corregimos algunos errores y cosas, decidimos: ‘¿por qué no hacemos el resto?...Ya pasaron cuarenta años y ha habido una serie de cambios impresionantes no solamente en la televisión universitaria, sino en la televisión en general, en el país, sobre todo el cambio tecnológico, el impacto del internet, en fin”.

Pensaron al principio que iban a realizar una cronología, pero se amplió la información:

“Se fue volviendo una cosa muy complicada, y total que dos años después ya podemos decir que terminamos finalmente con esta investigación en la que desde mi punto de vista se cierra un círculo que empezó en 1950 con el primer interés que tuvo la UNAM en este medio de la televisión que llegaba a México, y con la posibilidad ahora de transmitir por televisión abierta, que todavía ve mucha gente que no tiene acceso a internet o no lo sabe usar, y que tampoco tiene televisión de paga.

“Trasmite en televisión abierta a toda la zona metropolitana, donde existe el mayor número de telehogares, son más de cuatro millones. Además con su propio control maestro en Ciudad Universitaria, con su propio telepuerto para subir la señal directamente al satélite y así poderlo difundir sin que haya ningún problema de interferencias, de desconexiones, de bajada de señal, de lo que sea por otras coyunturas. Y en ese sentido sentimos que ahora la televisión universitaria es realmente autónoma en su producción y en su transmisión”.

Dávalos Orozco, licenciado en sociología, maestro en ciencias de la comunicación y doctor en ciencias políticas y sociales de la UNAM, destacó que en el primer tomo fueron 35 años los que estudiaron, y ahora en este segundo volumen son cuarenta años:

“El primero nos llevo dos años y el segundo dos años. Que este trabajo sirva como una invitación a otros para que abunden y desarrollen más investigación al respecto. También desmiente las afirmaciones por parte de la rectoría en el período de Guillermo Soberón de que ellos habían prácticamente inventado la televisión universitaria, era lo que se difundía a través de folletos, a través de la gaceta, etcétera, etcétera. Se descubre que este asunto de la televisión universitaria es más añejo. Este trabajo inicialmente contribuyó a crear una conciencia entre la comunidad universitaria para poder pugnar y buscar otro modelo de televisión diferente al de simplemente estar pasando horas y horas dizque de clases por televisión.

“Uno de los aspectos más importantes es precisamente agradecer a todos los trabajadores de televisión universitaria, a todos sus directivos, por abonar para poder tener una concesión pequeña de televisión universitaria experimental reducida a pasar  a esta señal a través de usar el satélite, a tener una concesión como la que actualmente se tiene ya pública, abierta”.

El igual académico Trejo Delarbre recordó:

“A pesar de que la Universidad había recibido garantías de la Secretaría de Comunicaciones para reservar una frecuencia, fue desplazada por el interés de empresarios privados que, en los años sesenta, obtuvieron las concesiones de los canales ocho y trece. Los universitarios se quedaron sin televisora. Esa sucesión de equívocos burocráticos y confusiones en la política cultural de nuestra principal Universidad es, como dicen Magdalena Acosta y Federico Dávalos, una ‘historia de traiciones e improvisación’ .

“Para comienzos de los sesenta, la Universidad tenía algunos espacios, inclusive en horarios preferenciales, en los canales de Telesistema Mexicano. En 1962, el rector Chávez estableció acuerdos con el empresario Rómulo O'Farril para que la UNAM y la televisión privada compartan un canal. Sin embargo, más riguroso que el propio rector, el presidente López Mateos se opuso, ‘por considerar que era ceder un canal cultural a empresas comerciales’. En 1970, el rector Pablo González Casanova avizoraba la necesidad de incorporar la televisión a las nuevas técnicas de enseñanza, pero su administración fue tan breve que no pudo desarrollar ese, como otros proyectos”. 

Siguió:

“En 1976 se estableció un convenio con Televisa, a partir del cual comenzarían a transmitirse, todos los días, varias series de la UNAM.  La decisión de las autoridades de la UNAM para desarrollar una televisión cultural, y no específicamente didáctica, postergó la enseñanza a distancia hasta que recientemente, con muchos años de retraso, nuestra Universidad ha desarrollado opciones de extensión de la docencia en plataformas digitales.

“Medio siglo después, la UNAM obtuvo una frecuencia de televisión, permisionada, pero sólo para transmisiones de baja potencia. Cinco años más tarde se desarrolla el ‘Canal Cultural de los Universitarios’, una parrilla con programación distribuida a través de un canal satelital para que la tomaran los sistemas de televisión de paga. La reforma constitucional de 2013 en materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión y la ley reglamentaria del siguiente año, hicieron obligatoria la transmisión, en todos los sistemas de paga, de los canales generados por instituciones federales. Tal disposición fue diseñada de tal manera que benefició especialmente a la UNAM. En 2017 nuestra Universidad recibió, al fin, la para entonces denominada concesión de uso público para operar el Canal 20.1. Con elegancia, los autores de los tomos reconocen méritos de todos los directores que han encabezado esta institución universitaria: Rosa Martha Fernández, Fátima Fernández Christlieb, Guadalupe Ferrer, Ernesto Velázquez, Nicolás Alvarado, Armando Casas e Iván Trujillo”.

Destacó: 

“A diferencia de los directivos de otros medios de comunicación del sector público, los de TV UNAM no han caído en la tentación de desconocer todo lo pasado, destruir sus bases e ‘inventar el hilo negro’, dejando un rastro de desperdicio de recursos,  talento mal aprovechado y desaliento. Esa continuidad, más allá de sellos y sesgos personales, es lo que hace a una institución”.

Y terminó:

“Hoy que la UNAM transita por una etapa difícil, sometida a un acoso del que han derivado hechos que todos conocemos, esta televisora es expresión esencial y cotidiana de lo que, con inteligencia e imaginación, pero también con creatividad y libertad hace la Universidad Nacional”.

Trujillo Bolio expresa a Proceso:

“La trasformación es una constante en TV UNAM. También es cierto que la televisión tecnológicamente está cambiando tremendamente. No solamente los equipos, también se están formando profesionales realmente distintos y nuevos en cuanto a los medios. La cantidad de materiales audiovisuales que se están produciendo ahorita, en los últimos cinco años supera la historia de toda la producción cinematográfica anterior”.

TV UNAM ha aportado justamente un espacio, dijo. 

“Estuve en Milpa Alta  el otro día, y escuchar a la gente que uno pensaría que es realmente humilde, decir es que yo veo TV UNAM, y ven una amplia oferta, que les gusta la música clásica, la va a estar viendo los domingos, a quien le gusta el cine, lo va a estar viendo en las noches, y a quien le gusta la música, la discusión y el debate político, en la televisora lo verán”. 

Acosta Urquide expresó a este medio:

“La Universidad ha llevado a TV UNAM a públicos más amplios. No solamente a lo que es la comunidad universitaria, que incluye también desde luego a todos sus exalumnos, sino igual a gente que no ha podido acceder a la universidad. La labor más importante es la difusión de la cultura en toda en su extensión, o sea, no entendida nada más como arte, música y literatura, sino ciencia, historia, análisis político, porque la cultura democrática también es parte de la cultura. Estos cuarenta años han sido muy dificiles para mantenerse al día en la tecnología, porque no se cuenta con los recursos que tienen otras televisoras, pero lo ha hecho poco a poco, y llegó al apagón analógico, con todo ya lo digital, y bueno, ya tiene su canal propio, y como yo decía, tiene todo el control de su propia transmisión, que es muy importante”.

En tanto, Dávalos Orozco compartió que la aportación  de TV UNAM es “que se puede hacer una televisión muy diferente, trascendente, interesante, atractiva y valiosa, y se puede tener una actitud crítica frente a la realidad”.

-FIN DE NOTA-

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