Desaparecidos
Leila Guerriero, impresiones sobre los desaparecidos en México
"Me produce más horror porque vengo de un país donde el terrorismo de estado fue una máquina de aniquilar gente", dijo la periodista argentina.QUERÉTARO, Qro. (apro).– “Me conmueve el tema de desaparecidos en México… me impresiona más que no haya un aparato de Estado sólido para solucionar esa situación”, dijo a Proceso la periodista argentina Leila Guerriero en relación a esa problemática socio-política que ha permeado en México por décadas, y cuyas cifras solo han aumentado en los últimos años.
Lo anterior en el marco de la presentación de su libro “La Llamada”, en la conferencia de prensa del “Hay Festival”, en donde Guerriero (Junín, Argentina, 1967) –referente de la convergencia entre literatura y periodismo en Latinoamérica– dio pistas detrás de su más reciente volumen editado por Anagrama y su percepción sobre desafíos de México.
En “La Llamada”, narra la historia de Silvia Labayrú, militante de izquierda argentina, quien a los 20 años fue secuestrada por militares del Golpe de Estado de marzo de 1976 durante dos años, luego de liberada se le tachó de traidora por parte de sus compañeros, ya en el exilio y muchos años después, en 2021 decidió denunciar las vejaciones, violaciones y trabajos forzados a los que se vio sometida, y con ello la reivindicación de su nombre.
Guerriero afirmó que su publicación evita hacer un juicio moral sobre Labayrú, y contó que su origen fue entrevistarla para hacer un artículo, ejercicio que se prolongó por casi dos meses y la fuerza de la historia, para luego terminar proponiéndole hacer un libro sobre su historia.
Las entrevistas se extendieron al entorno familiar de Labayrú, sus exparejas y las personas que la conocieron en cautiverio militar; le tomó un año y cuatro meses ordenar las grabaciones, y cuatro meses de escritura.
Guerriero relató que fue en la Ciudad de México donde trabajó una gran parte de “La Llamada”, cuando realizó una residencia en 2022 en la Casa Estudio Cien Años de Soledad, de la Fundación para las Letras Mexicanas, al cuestionársele sobre sus inquietudes y preocupaciones sobre México, comentó:
“Me conmueve el tema de los desaparecidos, y durante mi residencia en México me encontré con familiares de mujeres desaparecidas y fue impactante escucharlos. Me produce más horror porque vengo de un país donde el terrorismo de estado fue una máquina de aniquilar gente, entonces imagino el duelo abierto de familias enteras, de una persona ante la incertidumbre.
“Me produce una fuerte impresión que no hay un aparato estatal sólido para atender esto, en cada estado del país es distinto, y hay números distintos a los que se deben marcar para seguir el problema, ahora son los ciudadanos los que hacen trabajos y esfuerzos de búsqueda, pero es un trabajo que debería hacer el estado”.
Los medios y los “balazos en el pie”…
Tras entrar en calor sobre los temas del periodismo se afirmó como una “periodista de narrativa”, vertiente en el que el tiempo es parte fundamental para producir un resultado satisfactorio. Expresó reconocer el oficio de la noticia diaria en los medios de comunicación, pero señaló la crítica ante la inmediatez:
“Lo mío es el periodismo narrativo, y este lleva su tiempo, los ‘deathline’ son más largos y los editores entienden eso, ahora mismo está teniendo mucha cabida en sellos editoriales que han entendido el ritmo apostando por los géneros de ‘no ficción’, como la narrativa, crónica, perfiles, y aquí cabe ‘La llamada’.
“Entiendo que el ritmo de la noticia diaria no respira en la misma lógica, no podemos comparar las técnicas, yo soy completamente inhábil para, al terminar un acto o conferencia escribir un solo párrafo, soy lenta para escribir, me parece admirable lo que se hace en el diarismo, pero al mismo tiempo entiendo la amargura de los colegas por la presión y el sometimiento al ‘click’, a los títulos llamativos en los medios, sucumbir como medio de comunicación a eso es darse balazos en el pie… hay que entender lo que marca la diferencia”.
Y sobre la escritura en el periodismo:
“Lo que hay que hacer cuando se escribe es no buscar solo redactar, sino que pulse en el lector. En este caso no escribí para denunciar, sino para que una historia como la de Silvia se conociera.
“‘La llamada’ no es una novela, es un testimonio, y fue un trabajo desafiante de escritura, sabía y tenía claro que quería un perfil, lo que me dio cierta soltura al escribir, porque no quería hacer un libro sobre los años setenta de la dictadura. El verdadero trabajo fue transcribir cientos de horas de grabación y organizar las piezas intentando contar quién es Silvia, el pasado que produjo, su presente, todo sin establecer juicios morales”.
Guerriero habla desde el conocimiento, no por nada el diario “El Mundo” refirió sobre “La llamada” como un volumen con “narración formidable”:
“En todas las páginas el periodismo. En cualquier párrafo, el fulgor de las palabras… Un ejercicio de periodismo formidable. Una literatura de lo exacto o minucioso. Un ruido de arterias, un surco vital”, se lee en la crítica.