julio scherer García

Cuando Julio Scherer García entrevistó a "Barbarella"

La obra del fundador de Proceso ha sido reunida en el ejemplar Periodismo para la historia. Incluye sus coberturas en África, Hiroshima, Alemania, América Latina y sus entrevistas con artistas y políticos.
lunes, 10 de junio de 2024 · 20:20

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A finales de los años sesenta el cine de ciencia ficción acaparó la atención mundial con la personificación de Barbarella, la heroína de una tira cómica creada por Claude Brulé y Jean-Claude Forest. Jane Fonda fue la encargada de interpretar a la heroína especial. Una década después de su estreno, Julio Scherer García consiguió entrevistar a la actriz y durante ese encuentro habló sobre la “superioridad norteamericana”.

El legado periodístico del fundador de Proceso puede ser consultado en el libro Periodismo para la historia que acaba de publicar la editorial Grijalbo. En la obra el lector podrá encontrar la primera y última nota del reportero. Testigo privilegiado, documentó a lo largo de su carrera el regreso de los generales nazis a la Alemania de la posguerra, la vida de Hiroshima años después de la bomba atómica y los perfiles de los hombres cercanos a John F. Kennedy entre otros tantos momentos de la geopolítica mundial.

El poder y su escrutinio fueron temas que obsesionaron a Scherer García toda su vida y ello se plasma en las más de 500 páginas que Rogelio Flores, encargado del centro de documentación de Proceso, tuvo la misión de buscar y encontrar en las notas escritas durante 67 años de labor periodística.

El hombre que fue expulsado de la dirección del diario Excélsior por un golpe orquestado por el entonces presidente Luis Echeverría se desarrolló como escritor, pero nunca alejado de su vena periodística. Siempre inquiriendo al entrevistador, siempre preguntando más allá de lo posible, siempre buscando el documento revelador.

En 1979 entrevista a Jane Fonda aquella que fue Barbarella y a la que describió como “alucinante en su desnudez, los pósteres en el mundo eternizándola íntegra y púdica, los brazos sobre los senos; otra época oscureció su biografía en el jet set; más tarde se declaró enemiga jurada del establishment”.

El encuentro con la estadunidense se plasmó en la edición 143 del semanario bajo el titular: “La mayoría silenciosa cambiará la historia”. Aunque hurgó primero en las raíces de la actriz con la muerte de su madre cuando ella tenía 13 años. “Señora dueña de un palacio y de un marido famoso, enajenada, sólo un cuerpo sin volumen, se suicidó. El fin fue silencioso”.

La entrevista se desarrolló en la residencia del embajador de Estados Unidos en México y lo mismo hablaron sobre la política de Richard Nixon, la manera de operar del secretario de Estado Henry Kissinger, el poder de las empresas multinacionales, así como una crítica a su película Regreso sin gloria que cuenta la historia de una mujer que trabaja en un hospital de veteranos, donde se enamora de un sargento parapléjico mientras su marido está en la guerra de Vietnam.

La médula de la entrevista se dio en un diálogo que pintó las obsesiones del reportero:

-Si entiendo bien su lucha, diría que cuestiona el abuso de todas las formas de poder sobre los débiles y los marginados. ¿Cuestiona con la misma energía su propio origen, hija de un padre famosos y millonario, dueño de influencia y poder en la sociedad de la que es prototipo?

-Existe una tremenda diferencia entre ser una persona dedicada a la actuación, de quien se da por sentado que gana bastante dinero y es famosa y pertenece a una familia privilegiada, y las personas que protegen los intereses de las corporaciones, quienes pueden determinar, por ejemplo, el número de los empleos en los Estados Unidos, los precios y el bienestar social. De manera que en mi caso sí me enfrento con los problemas de una persona que pertenece a una clase más alta y que por esa razón está separada del común de la gente. Pero no creo que esto lo convierta a uno necesariamente en un opresor.

El lector encontrará en esta edición, además las crónicas que realizó en China, sus encuentros con los pintores Diego Rivera y José Clemente Orozco, la entrevista con María Félix o el diálogo con el director de orquesta Ígor Stravinski. Así como los textos finales dedicados a su compañero Vicente Leñero cuando le anunció sobre el cáncer que tenía y el último texto que preparó y título “Morir a tiempo”.

Sobre aquel encuentro con Fonda, Scherer García apuntaría una de las lecciones máximas de la prensa: “la historia, y el periodismo lo es, se ocupa de los personajes. Los sigue más que un sabueso. Rastrea, husmea, desempolva, hurga, otea siempre, día y noche, años y siglos”.

Comentarios