Cultura
“Cine de Oro nacional”, mural por Manjarrez en Metro San Lázaro
Jorge Manjarrez, conocido mundialmente por su trabajo como artista visual, ilustrador, caricaturista y pintor, ha expuesto su obra en Nueva York y destacando aquí sus murales públicos en las estaciones del Metro Auditorio Nacional y Chabacano.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Este jueves 22 de febrero será inaugurado el gran mural del artista plástico Jorge Flores Manjarrez honrando a figuras y personajes que dieron vida al “Cine de Oro mexicano” en la estación del Metro San Lázaro, con participación del monero Rafael Barajas “El Fisgón”, así como el ingeniero Guillermo Calderón Aguilera, director general del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México, a partir de las 11 de la mañana.
Jorge Manjarrez es conocido mundialmente por su trabajo como artista visual, ilustrador, caricaturista y pintor, habiendo legado y expuesto obra propia en Nueva York y destacando aquí sus murales públicos “Un viaje por el rock and roll”, “Segunda parada del convoy del rock and roll” y “Urbanhistorias del rock mexicano” en las estaciones del Metro Auditorio Nacional y Chabacano.
El programa de inauguración del mural dedicado a la “Época de Oro” del cine nacional (los años cuarenta), en el Metro San Lázaro este jueves, comenzará a las 11 horas, continuando al mediodía con las actividades:
12 horas: Arribo y presentación de autoridades e invitados, presentación a cargo de Jaime López Vela, responsable de Cultura Metro, con Julio Iver Martínez Toledo, responsable de medios. 12:10, palabras de Rafael Barajas, “El Fisgón”, caricaturista. 12:20: Palabras del creador Jorge Manjarrez; 12:25 a 12:35: mensaje de Guillermo Calderón Aguilera, director del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
La primera actriz Lorena Velázquez, “Reina del cine fantástico”, además de otros invitados de la industria cinematográfica mexicana, que cortarán el listón inaugural con Manjarrez para la fotografía oficial de “Época de Oro”. Cerrará con broche de oro el grupo musical de rock hillbilly Eddie y Los Grasosos.
A continuación, el texto que Jorge Flores Manjarrez entregó a la agencia de noticias Apro acerca de este fresco suyo en torno al Cine de Oro nacional.
Del mural de Manjarrez
De los géneros que son patria (entre las tierras recobradas a los hacendados desalmados mientras se repartían las balas y las serenatas… con el contraste de la urbe modernizándose después de tiempos aciagos de revolución y posguerra, con el ánimo del centro nocturno y la bohemia… con ese dominio del alma noctívaga para ir tras la conquista de las caderas ondulantes y las cejas altivas, con los arrabales y desarrapados, los amores culminantes y el tope hacia fuera del cuadrilátero), nuestro cine reúne el poliédrico de un mundo que tiene muchos Méxicos.
La patria desde la pantalla de plata es un país demoledor: agudo en la sordidez de sus denuncias, exultante en la candidez de su fiesta, estrujante en el melodrama de lo perdido y lo imposible. Al cine mexicano le crece el pecho para presentarse, porque es capaz de la magia y de los infortunios. Como poseedores de un inagotable sombrero de mago, nuestros realizadores pueden con todos los portentos para que las composiciones de José Alfredo Jiménez y la voz de Lucha Villa puedan acompasar un amor maldito o el triunfo de la Revolución.
En las desidias y las desdichas, en la seducción y el amor genuino, lo pueden todo las miradas de Silvia Pinal, Dolores del Río, Elsa Aguirre o María Félix. En el carácter que impone, apacigua y alecciona, se agigantan las personalidades que cubren la totalidad de la pantalla en la fuerza de Katy Jurado o “El Indio” Fernández. Hay emociones de drama, cabalgata y antifaz con Joaquín Cordero o Luis Aguilar; mientras que la incógnita enmascarada es única cuando El Santo debe enfrentar a la hermosa Lorena Velázquez, reina de Las Mujeres Vampiro.
La sensual Tongolele y el elástico Resortes desbordan cualquier pista, mientras Mantequilla hace la humorada de la tarde. Tin Tan y su carnal Marcelo crean las canciones impensables, con la misma gracia con que la tesitura de Pedro Infante nos habla de los ojos que ni siquiera voltean y Arturo de Córdova sentencia que “aquello no tiene la menor importancia”…
Es el cine de una época que se revive cada tarde en algún hogar de México, como la natural permanencia de los estilos que cubren géneros completos. Guionistas, productores y cineastas los desarticulan, los reinventan, los entregan nuevos en la mirada hipnótica de “El Vampiro” Germán Robles, o en los retruécanos siempre frescos del costumbrismo y la reflexión que convocaba a los Hermanos Soler.
El mosaico parece inabarcable; pero el ángulo del arte (a través de los pinceles coloridos de nitrato de plata animados por el genial Jorge Manjarrez) puede con ese imaginario integrador para subir el destello de las figuras que permiten comprender su universo: la Época de Oro del Cine Mexicano con sus más distinguidas estrellas captura en sonrisas, atuendos y movimientos el compendio de una historia fílmica que adhiere la cinefilia más querida: la de quien siente que la exhibición le devuelve el gusto con un guiño.