LIBROS

Paternidades y dependencias

“Hijos perdidos” es una novela intensa que invita a reflexionar sobre paternidades y dependencias. La temática es compleja, pero la resuelve Rubio Rosell a través del diálogo de varios actores desde diferentes perspectivas y momentos.
sábado, 16 de septiembre de 2023 · 00:00

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición ya es mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).

A la memoria de Ignacio Solares

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Carlos Rubio Rosell (1963) es un poeta, novelista, ensayista y periodista mexicano. Desde hace varios años reside en España. Colabora en periódicos nacionales como Reforma, Milenio, La Jornada, y peninsulares (El País, La Vanguardia) y las revistas Quimera, Revista de Occidente y Zenda.

Es autor, entre otras, de las novelas “Los Ángeles-Sur”, “Los amores idiotas”, del poemario “Los Paraísos Industriales”, y de los ensayos “El Territorio de La Mancha. Cartografía esencial de la literatura contemporánea escrita en lengua española” y “Desde la otra orilla. Dos décadas de cultura mexicana en España. Una crónica”. Ahora está en librerías la novela “Hijos perdidos” (Ed. Malpaso; Barcelona, 2021. 204 pp).

“Hijos perdidos” inicia cuando Pater, nombre del personaje central, pierde trágicamente a un hijo. El hecho reúne a sus demás descendientes, engendrados con diferentes madres. Pater decide realizar una cena para convivir con todos. A muchos de ellos tiene tiempo de no verlos. Durante el convite les habla sobre el nacimiento de cada uno y de las relaciones que tuvo con las diversas parejas. La información intima, mucha de ella desconocida, provoca la reacción de los hijos que interpelan a Pater, lo cuestionan y vierten sus opiniones.

Los fundamentos de los actos de Pater son sus deseos de mantener la independencia y no someterse a la paternidad, además de evitar doblegarse a cualquier institución que coarte su libertad. Esta ideología propia de la generación de los 60 la comparten sus compañeras y deciden crear una manera de relacionarse que respete los sentires. Así que cuando él o ella sienten otros anhelos, buscan realizarlos sin atarse a ninguna moral. No obstante, son las madres quienes finalmente se encargan de los hijos.

La posición es seriamente cuestionada por éstos, quienes reclaman que la ausencia del padre los lastimó emocionalmente. En muchos generó brotes psicóticos, violencias, obsesiones… enfermedades que los llevaron al psiquiátrico, a la cárcel, al hospital o se transformaron en seres asociales. Los diálogos que se dan, en ocasiones ríspidos, amables, coléricos, llevarán a que los protagonistas conozcan las consecuencias positivas y negativas de lo vivido.

Rubio Rosell dedica un espacio importante al infrarrealismo, movimiento artístico-literario surgido en México en los años 70, sobre el que se inspiró Pater en su actuar. Los infrarrealistas “…llevaron hasta sus últimas consecuencias sus propuestas. Estaban locos, eran radicales, vivían su ideología, eso los hizo auténticos”, y menciona a algunos de sus participantes como Roberto Bolaño, Santiago Papasquiaro, Cuauhtémoc Méndez Estrada y José Vicente Anaya con diferentes apelativos.

“En hijos perdidos” Rubio Rosell presenta las razones del rechazo a la paternidad. Asumir el papel de padre implicaba que se debía cuidar, atender, proteger, alimentar, vestir, educar…. a los niños. Estas acciones exigen que el sujeto se someta a diferentes instituciones para realizarlas, como la familia, la escuela, el trabajo… La sujeción limita las posibilidades de llevar a cabo los deseos y vivir de acuerdo a ellos. Sin embargo, esta posición olvida que en la formación psíquica de los niños la figura paterna es muy importante, ya que introduce la separación de la madre y el hijo, además de internalizar los valores de orden y ley. Con la ausencia del padre estos aspectos no se realizan, por lo cual los hijos carecen de las habilidades de integración y viven excluidos. La incapacidad genera depresión y soledad, manifestadas como alteraciones psíquicas y físicas.

En la historia los descendientes son cuidados por las madres, quienes si bien en algunas de sus actitudes transmiten valores paternos, éstos son parciales, y la formación psíquica resulta desequilibrada. Así, la libertad e independencia paternas se realizan a costa de una debilidad emocional de los hijos, que se vuelven seres indefensos y dependientes de las instituciones.

“Hijos perdidos” es una novela intensa que invita a reflexionar sobre paternidades y dependencias. La temática es compleja, pero la resuelve Rubio Rosell a través del diálogo de varios actores desde diferentes perspectivas y momentos. No obstante, la trama exige de una lectura atenta.

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