Tren Maya

Documental sobre el Tren Maya: Hablan los protagonistas

El Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) estrena “El tren y la península”, recorrido histórico hasta la creación del Tren Maya. ¿Nostalgia, bendición, desastre? Recoge más de 35 testimonios de los lugareños sobre su verdadero sentir, y el resultado es sorprendente.
lunes, 31 de julio de 2023 · 00:00

SAN MIGUEL ALLENDE, Gto. (Proceso).- El Tren Maya “ha generado incertidumbre en la península de Yucatán”, por lo cual Andreas Krüger Foncerrada y Sky Richards recopilan, con cámara en mano, los testimonios de 38 nativos de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, “sin el afán de polarizar”, y el resultado es el documental “El tren y la península” de 88 minutos.

https://eltrenylapeninsula.com/

Sus entrevistados reflexionan sobre la aportación y la afectación del transporte férreo en esa región en el siglo pasado y en lo que quizá aportará o no el nuevo proyecto gubernamental, cuya construcción inició en junio del 2020 y ofrecerá tres tipos de servicios: de pasajeros, turístico y de carga.

Krüger, quien es artista plástico, destaca en charla con Proceso que los consultados “dan a conocer sus sentimientos, emociones y perspectivas, y así enriquecen la conversación alrededor del Tren Maya”.

En el filme, Rubisel Sabala, de Chiapas, externa: “¡Se extraña el tren!… En épocas de las fiestas de Tizimín, de Los Reyes, pasaban dos, tres hasta cuatro trenes, jalando dos o tres vagones, con gente hasta encima para curiosear la fiesta de Los Reyes, y mucha gente salía a vender comida, hasta camote…”.

También Mario Chan, de Quintana Roo, relata a cuadro: “Lo del tren no es nuevo para los habitantes de la península de Yucatán. Muchos de nosotros conocemos el impacto que causa la presencia de un ferrocarril”.

“El tren y la península” concursa en la sección Largometraje Mexicano de la 26 edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), que inició el 20 y finaliza este 31 de julio y también recorrerá la República Mexicana con Ambulante, festival que inicia su gira nacional 2023 del 29 de agosto al 8 de octubre en la Ciudad de México, Ciudad Juárez (Chihuahua), Aguascalientes, Veracruz y Michoacán.

Krüger. Qué aportará o no el tren / Foto: Columba Vértiz de la Fuente 

Krüger (D. F., 1990) detalla que la filmación inició en noviembre del 2020: “Cuando comenzamos esta investigación y decidimos hacer todo el recorrido por donde va a pasar el Tren Maya, sabíamos la manera como queríamos aproximarnos a la gente, en su cotidianidad, en su vivir y sentir. Por ello, naturalmente la gente fue dictando por dónde sería la narrativa del documental. Fue una manera muy casual, muy informal, muy directa de irnos encontrando con una realidad de vida que claramente se encuentra en un punto de quiebre, y que habrá un cambio profundo”.

Enseguida, Krüger expone que los cinco integrantes que conformaron el equipo fílmico “tuvimos suerte de comenzar a grabar muy al inicio del proyecto Tren Maya, porque pudimos llegar a ciertos lugares antes de que llegara la obra”.

Entonces –informa– se encontraron con las estaciones del antiguo tren abandonadas: “Captamos el mal estado en que estaban esas construcciones ferroviarias, y en viajes que efectuamos después ya estaban totalmente intervenidas por los trabajadores. Ya esas imágenes de las viejas estaciones se habían perdido, ya no mostraban lo que le sucedió a la infraestructura ferroviaria del siglo pasado. Fue muy interesante ver todo el territorio de la península de Yucatán donde existe una relación muy distinta con el nuevo proyecto, porque hay una región muy amplia donde el tren tuvo una importancia social y económica muy profunda. Y se nota en la gente, en su memoria y en su nostalgia, y creo que eso era importante también documentar y reconocer. En esta zona las personas poseen recuerdos muy gratos del tren, y sienten un pesar de que desapareció, y hay un entusiasmo de que regrese, pero en otras regiones es una cosa totalmente nueva”.

Los personajes

Los entrevistados por Campeche son siete: Félix Burgos (Escárcega), Saori Canul, Baltazar Cortez Coyoc y Aída Ortigón (Tenaba), Tula Díaz (La Lucha), y Sara López y Alfredo Martínez (Xpujil).

Por Chiapas, uno: Rubisel Sabada (Ejido Reforma).

Por Quintana Roo, 16: María Aiza, Ofelia Casa Madrid, Agustín Díaz, Germán Herrera, Jesús Morales Rosas –1938-2021– y Berta Sánchez (Bacalar), Martín Caamal, Pablo Domínguez, Gilberto Kauil, Mario Linares y RJ Thoman (Tulum), Mario Chan (Felipe Carillo Puerto), Jesica Chi y Abril Pech (Cancún), Ángel Sulub (Felipe Carrillo Puerto), y Yala Torres (Playa del Carmen),

Por Yucatán, 13: loria DZib (Tekit), Roberto Dzib (Xuilub), Donaldo Emmanuel (Tinum), Miguel Gil y Yazmín Novelo (Mérida), Israel (hermano maya), Martín May (Dzitás), Gutberto Mena Tuz (Ek Balam), Rodolfo Misuch y Carlos Osorio (Valladolid), Florencio Mosqueda (Aké), Aurelio Pool (Izamal), Pedro Uc (Buctzotz) y Manuel Xool (Tekit).

Y por Tabasco, uno: Ricardo Macgregor (El Triunfo).

Krüger platica cómo los escogieron: “De alguna manera pienso que nos eligieron a nosotros, pero por un lado nos aproximamos a esta investigación con mucha apertura, simplemente íbamos confrontándonos con la realidad de la península, íbamos conociendo y platicando con la gente, con quien estuviera abierta a conversar, en un trato amistoso, de confianza, muy casual, muy informal. A algunos sí los buscamos con anticipación, principalmente a los activistas que son reconocidos por su labor”.

Para subrayar: “Nos quisimos alejar de las narrativas que polarizan, porque en esa polarización hemos perdido la capacidad verdadera de discutir lo que está sucediendo con este proyecto. Entonces muchas de las conversaciones tienen que ver mucho más con la vida. Tratamos de hablar de todos los aspectos centrales de lo que significa un proyecto como este, pero dejando de lado la molestia, porque parece que a la gente le importa más si estás a favor o en contra. Intentamos platicar más de la historia, los sentimientos”.

La fotografía y la edición del “El tren y la península” estuvo a cargo del codirector y documentalista Richards (Estados Unidos). La producción es de Erika Archaga y Krüger. La música la trabajaron Santiago Miquelajáuregui y Santiago Marín.

Uno de los consultados, Miguel Gil, arguye en la cinta: “Cuando una empresa no está dejando dinero a un particular, se le destruye. Se le acaba. Eso fue lo que pasó, no sólo con el tren de Mérida, sino con el tren de todo México. Fue destruirlo para darle auge a lo que viene siendo la parte automotriz, los camiones. ¡Eso fue todo! No hay mucho que buscar”.

Turismo, otro cambio

El proyecto del circuito del Tren Maya fue guiando a los directores para visitar los lugares: “Las zonas e igual las personas que íbamos conociendo nos mostraban el camino. Las estaciones del tren abandonadas era muy importante filmarlas, eso fue un objetivo. Quintana Roo finalmente es una parte central para el proyecto, de ahí surge y parte todo el aparato turístico, y ha engrasado los motores en toda la región. Fue fundamental ver lo que ha sucedido allí, en Cancún, Playa del Carmen y Tulum. Cancún es una ciudad muy joven, y dimensionar que a sus cincuenta años eso es lo que se ha construido, es muy importante para poder entender qué puede significar el Tren Maya, porque viene a acoplarse o a construirse encima de un complejo turístico”.

Jesús Morales Rosas, igual captado por la lente, menciona: “Un proyecto como ese del Tren Maya, nos acarrearía mucha gente, y esas gentes vendrían como turistas a gastar sus centavos acá. A darle realce al pueblo, pero todo progreso trae también sus consecuencias”.

Ángel Sulub señala: “Ha sido un crecimiento económico impresionante y una generación de dinero impresionante, pero ese beneficio por supuesto que nunca ha sido para el pueblo maya. Al contrario, el pueblo maya ha servido desde 1950 como mano de obra barata, ha servido prácticamente como servidumbre en esos centros turísticos. Así nace el turismo en Quintana Roo, como un proyecto de explotación de nuestros recursos, como un proyecto ‘de desarrollo’, pero en esa mirada capitalista de desarrollo y de crecimiento económico, y en cincuenta años no ha traído beneficios reales para el pueblo maya”.

Para Krüger, era inevitable abordar el asunto turístico: “Ese es el punto central de este tema, por cómo ha sido justificado el proyecto del tren. Tenemos que reconocer esta responsabilidad histórica de todos los mexicanos cuando estamos hablando de la península de Yucatán, en realidad estamos hablando del territorio ancestral maya. Tenemos que definirlo y entenderlo de esa manera. La península de Yucatán, que es uno de los destinos turísticos más populares del mundo, verdaderamente estamos hablando de un lugar que trae a millones y millones de personas cada año. La sociedad maya es la que de alguna manera igual le ha dado forma a la región, ha permitido que la península se vuelva un destino fantástico atrayente y genere tanta curiosidad a todo mundo. Debemos acercarnos a los protagonistas de esta historia, porque son quienes realmente pueden contarla”.

Conservación de los cenotes / Foto: Cortesía de la producción

Platica uno de los entrevistados –se le destaca– que siempre le preguntan por qué desaparecieron los mayas, y les responde que eso no es verdad porque están vivos, y el cineasta agrega: “No sé dónde se construye esta falsedad, este mito del colapso de la cultura maya. ¡Claro!, poseemos muchos vestigios arqueológicos de grandes ciudades mayas que sí se abandonaron, pero esa es una partecita de lo que es la historia del pueblo”.

Pedro Uc narra en la cinta: “La cultura maya nació aquí. Aquí no llegaron personas, llegaron familias que luego se hicieron mayas, y estos mayas formaron la cultura, formaron la concepción, formaron esta forma de mirar, de sentir, de relacionarse y de convivir. Cada uno fue encontrando su forma de vivir, encontrándose en el agua, encontrándose en la tierra y encontrándose en las plantas, encontrándose en la lluvia, encontrándose con las plantas medicinales, con los animales, con los pájaros. En la medida en que las familias se fueron encontrando con esta naturaleza fue naciendo la creencia, fue naciendo la historia, fue naciendo la memoria, fue naciendo esta concepción, esta visión que hoy tenemos como mayas”.

Krüger enfatiza que tuvieron suerte de filmar muy al inicio del proyecto porque pudieron llegar a ciertos lugares antes de que comenzara la construcción del tren.

“Sobre todo cuando llegan a Quintana Roo se ven las grúas metiéndose a la selva. Los del mismo tren se empiezan a confrontar porque van a tener obstáculos legales para expropiar ciertas tierras, y se meten a la selva y que se tumbe lo que se tenga que tumbar, además de afectar a los cenotes. En Quintana Roo ha provocado muchas incertidumbres porque realmente no saben cuál va ser el alcance positivo y negativo”.

Explica que el estreno oficial de “El tren y la península” ha sido en el GIFF, aunque ya efectuaron una gira en la península de Yucatán para exhibirlo:

“Es una largometraje independiente. En realidad somos cinco personas quienes hicimos este proyecto de manera voluntaria, entre amigos. Llegar a un festival como éste es una sorpresa. Se siente bien porque lo que queremos es que se siga platicando del Tren Maya, más que nada por las fantasías que se construyen a través de la industria turística. En realidad la industria turística, sobre todo en su variante masiva comercial, es una industria extractivista, con un impacto ambiental y social muy preocupante, y ese es el tipo de turismo que existe allá”.

Justo la noche del miércoles 26 y al jueves 27 de julio en Berlín, Alemania, según la policía, varios desconocidos rompieron vidrios en una oficina de la Deutsche Bahn (trenes alemanes), y dos automóviles fueron incendiados en el estacionamiento de la empresa. Las autoridades mencionaron que fue un acto político, ya que los desconocidos rociaron con espray las palabras “Stop Tren Maya” en la ventana de un edificio.

Y el mismo 26, el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, con sede en Quito, Ecuador, de la red mundial Alianza Global por los Derechos de la Naturaleza (GARN, sus siglas en inglés), determinó que el Tren Maya viola los derechos de la naturaleza y de la comunidad maya, lo que se considera un ecocidio y un etnocidio.

 

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