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Ángeles Cruz presenta en México su segunda película “Valentina o la serenidad”

Empecé a escribir esta historia en el sentido de no hacer algo autobiográfico, sino crear algo que ayudara a otras niñas y niños en transitar por el fallecimiento de un familiar. En la ausencia que es para siempre, aclara Cruz.
jueves, 26 de octubre de 2023 · 16:15

MORELIA, Mich (apro).- La pequeña Valentina (Danae Ahuja Aparicio) pierde a su padre en un accidente en el río y debe enfrentar ese dolor hasta entender que ya no verá más a su progenitor, pero puede vivir en su corazón.

Es la trama de la segunda película que dirige la actriz mixteca Ángeles Cruz, quien estrenó a nivel nacional esta ficción titulada “Valentina o la serenidad” (México, 2023), en español y mixteco, en la 21 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), ya que concursa en la sección Largometraje Mexicano. Cabe destacar que tuvo su primera proyección en el pasado Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, sus siglas en inglés) y participará en el Festival de Huelva de Cine Iberoamericano, a efectuarse del 10 al 18 de noviembre, donde competirá por el Colón de Oro de la sección oficial.

El filme fue rodado en su tierra natal Villa Guadalupe Victoria, Oaxaca, como su primera cinta “Nudo mixteco”, ganadora del Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas (España) y en el San Francisco Film Festival (Estados Unidos), además obtuvo Mejor Película en el MOOOV Film Festival de Bélgica.

Cruz narra en entrevista cómo surgió “Valentina o la serenidad”:

“La historia surge justo en la búsqueda de la serenidad. La escribí en el 2020, y fue a partir del miedo de perder a alguien. Mi única pérdida cercana había sido mi padre cuando contaba con nueve años de edad, y estaba pasando todo lo de la pandemia y me volvió a conectar con el miedo de perder a algún ser querido. Y empecé a escribir esta historia en el sentido de no hacer algo autobiográfico, sino crear algo que ayudara a otras niñas y a otros niños en transitar por el fallecimiento de un familiar. En la ausencia que es para siempre. Esta fue la concepción del guión y después le pedí ayuda a Myriam Bravo, quien recrea a la mamá de la pequeña en la trama, para que me ayudara a los talleres en el pueblo y empezar a buscar al personaje y después encontrar en Danae, a nuestra protagonista para encarnar a Valentina o la serenidad”.

Enseguida Bravo explica:

“Convocamos a distintos talleres y fui viendo a los niños y las niñas de una manera más lúdica, más relajada e irles dando herramientas. Ahí participó Danae, quien es una joya, que fue delicioso haber trabajado con ella, haber ido descubriendo su talento hermoso. Además es sumamente disciplinada y muy responsable. Es una niña que acepta los retos. Cada herramienta nueva que le dábamos la asumía como suya, y de verdad que estamos muy emocionadas y muy encantadas de que haya llegado aquí y que sea el espíritu de Valentina”.

La niña Danae Ahuja Aparicio interviene:

“Fue muy triste cuando Ángeles me contó que perdió a su papá. Sentí que igual en un momento ya había perdido a mi papá, que ya no estaba conmigo. Sentí que estaba en su lugar”.

Ángeles explica:

“La ventaja de Danae es que es una persona muy empática. Conecta de esa manera. Ella no tenía toda la información de la película, la fue descubriendo poco a poco y fuimos trabajando con ciertos momentos. Primero le dijimos te dicen esto, pero no es cierto, no está pasando, para que pudiera jugar y ser libre y poco a poco ir guiándola”.

Junto con la comunidad de su pueblo, creó a los personajes del largometraje:

“Construimos a los personajes con mucho tiempo de anticipación, con la confianza también de la comunidad. Hay una generosidad y es muy fácil ya trabajar porque allí la gente está convencida, no tienes que convencerles. En ese sentido creo que hablamos de la generosidad y lo que se da en comunidad. Llevo un proyecto y les cuento de qué va, y a los niños se les menciona que están jugando. Nos dimos cuenta que había un prejuicio de tocarse la mano entre niños y niñas, les daba pena, y tuvimos que romper esa pena. Les decíamos: ‘Tú tienes hermanitas y les agarras la mano?, bueno pues aquí todos somos como hermanos y hermanas, nos tomamos de la mano, nos acompañamos, jugamos’, con esa generosidad y la confianza de las familias también.

“Creo que la gran ventaja de trabajar en mi pueblo es que la familia te conoce y tú conoces a la familia. Hay una correspondencia”.

-¿Por qué decide contar la historia desde la mirada de una niña? -se le pregunta a Cruz.

-Como yo perdí a mi padre cuando tenía nueve años sentí que nadie me explicó nada. Sentí que nadie me escuchó. Me sentí sola. Efectué entrevistas con niñas y niños de mi pueblo que han perdido a su mamá o su papá o a sus abuelitos, y la sensación era la misma dentro de las pláticas. Era la primera vez que hablaban de su duelo conmigo que era una extraña, que no era cercana a su familia. No lo habían hablado con su mamá o su papá o hermanos. El duelo lo estaban hablando conmigo por primera vez. Entonces dije, claro, es común. Lo común es que obviemos cómo se siente el niño o la niña y no estamos acompañando ese dolor, esa pérdida. Pensamos que no tienen la capacidad para entender, por eso fue de una niña.

“Quisiera acompañar a niños y a niñas que pasen por lo mismo que yo pasé y que sepan que la vida va a seguir y que vamos a estar bien, que sólo es saber acomodarlo donde menos duela y que está nuestra familia. Para mí era importante la figura de la mamá y la figura del amigo de Valentina porque a veces nos sentimos absolutamente solas.”

Bravo de nuevo tercia:

“Coincido con Ángeles en que de repente damos por hecho de que los niños no lo van a entender o ya lo entendieron o que no pasa nada. Si volteamos a ver en los funerales, a los niños siempre los vemos jugando, corriendo y demás, pero nadie se detiene a explicarles qué está pasando. Creo que hacer ese acompañamiento es muy importante, y una vez más con una película poner el tema en la mesa, y poder hacer una reflexión en conjunto y voltear a nuestra infancias para poderles abrazar”.

Danae Ahuja Aparicio agrega que se aprendió los diálogos

 jugando y divirtiéndose:

“Fue muy entretenido decir y escuchar los diálogos. Yo quería seguir diciendo más diálogos”.

Cruz precisa:

“Era a partir de improvisaciones que poníamos, por ejemplo, en la mesa decíamos: ‘Bueno, aquí la mamá le dice esto, ¿tú que le contestarías?’, y Danae encontraba la palabra. Es muy disciplinada y muy lista. Y volvía a hacer la secuencia con la misma frescura y la misma disponibilidad.

-¿Qué tan difícil fue firmar al aire libre?, en el río y el monte…

-Estuvo muy rudo. Danae en la última fotografía que nos tomamos traía unas ojeras y nosotros también. Estábamos cansadísimas. Fueron cinco semanas de rodaje. Nos llovió todos los días, entonces debíamos empezar muy temprano para evitar la lluvia. Lo bueno es que Danae es de ahí de la sierra, entonces está acostumbrada al monte, al frío, los árboles y la humedad.

-¿Cómo le ha ido a “Valentina o la serenidad” en los festivales?

-Muy bonito. Ya tenemos como varias ofertas para presentarlo afuera. Pienso en la universalidad de la vida y la muerte, de este lugar que vamos a atravesar todas las personas. Vamos a perder a alguien que amamos y en este sentido yo creo que conectamos con la muerte de una manera muy universal, y es el momento donde se nos quiebra el alma.

“Queremos enseñar la película en todos lados. Que vaya a muchos rincones y que alguien pueda reconocerse en este espejo”.

Sobre ¿qué les deja este proyecto?, responde Bravo entusiasmada:

“Para mí es un viaje muy amoroso para sanar los duelos no procesados y los recientes. Ha sido un viaje hermoso con un grupo de trabajo muy generoso. Varios veníamos de la pandemia y habíamos perdido a alguien durante ese evento tan tremendo y tan caótico mundial, y creo que abrazarse de esa manera, a través de una historia, es un viaje muy sanador y muy amoroso”.

Cruz finaliza:

“A mí me deja el asombro. El recuperar a mi niña. Sanar a través de la historia de Valentina y asombrarme con la naturaleza. Asombrarme con el campo, sentirme muy cómoda en el bosque. Estoy haciendo lo que más me gusta, desde el lugar que más me gusta, donde disfruto muchísimo, y salir a mostrar nuestro trabajo me sigue llenando de asombro. No dejo de asombrarme, pienso que por eso hacemos cine, porque queremos seguir sorprendiéndonos y aprendiendo en la vida”.

En el FICM, el largometraje también forma parte del Foro de los Pueblos Indígenas.

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