Documental

Documental cubano: “El Caso Padilla” llega a México

La cinta de Pavel Giroud muestra una copia de la reunión donde el poeta Heberto Padilla se arrepintió de la crítica hecha al régimen revolucionario en los setenta. Se propuso entonces que el documental no condenara, sino expusiera el hecho que dividió a la intelectualidad mundial.
domingo, 22 de octubre de 2023 · 07:00

Ciudad de México (Proceso).- El poeta Heberto Padilla (Cuba, 1932-Estados Unidos, 2000) fue arrestado el 20 de marzo de 1971 a causa de un recital en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) al leer el poema “Provocaciones”. Se le liberó 38 días después donde comparece ante el gremio, de las 21 hasta las 24:30 horas del 27 de abril de ese año, para declararse agente contrarrevolucionario.

Todo se filmó por dos camarógrafos y un sonidista del “Noticiero” del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC) y miembros de la Seguridad del Estado, a decir del cineasta Pavel Giroud (La Habana, 1973), quien cuenta en entrevista que le llegó a sus manos un caset de la reunión.

Aclara que no es la grabación fílmica original (“esa debe estar en las bóvedas del ICAIC”), y con esas imágenes inéditas decidió crear el largometraje “El caso Padilla” (como se le denomino desde el inicio al suceso), que ya se encuentra en las salas de cine de México.

Su trayectoria ha sido larga: Ganó el Premio Platino a la Mejor Película Documental Iberoamericana, y se estrenó primero en el Festival de Telluride, Colorado, Estados Unidos, y luego en el de San Sebastián, España, del 2022.

Ha sido exhibido también en la sección oficial del Festival de Cine de Roma, en el internacional de Miami (premio al Mejor Documental), en el BAFICI argentino, en É Tudo Verdade de Brasil e IFF Panamá. Obtuvo mención especial en el Festival Cinematográfico del Uruguay y el Premio del Público en Cineuropa Compostela. Tras haber permanecido durante cinco semanas en salas de cine españolas en junio pasado, continúa su ruta con presentaciones y coloquios recientes en las Universidades de Harvard, Princeton, New York y en el American Film Institute de Silver Spring, Maryland. Actualmente está disponible en varias plataformas de “streaming” del territorio español.

“El caso Padilla” revive el hecho más polémico que envolvió a la intelectualidad ocurrido durante el régimen castrista en los inicios de los setenta. Con testimonios como los de los escritores Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jorge Edwards, Jean-Paul Sartre y el mismo Fidel Castro, se conoce poco a poco lo ocurrido alrededor del poeta.

Padilla. Escena de la reunión / Foto: Cortesía de Artegios

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Heberto Padilla publicó su libro de poemas “Fuera del juego” (1968), por el cual recibió el Premio Julián de Casal. En él criticaba los tintes “de corte soviético” que a su entender había tomado el régimen de la revolución cubana, por lo cual el 20 de marzo de 1971 Castro ordenó su detención por “traición a la patria”.

Entonces 62 intelectuales como el italiano Ítalo Calvino, el español Juan Goytisolo, los franceses Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Margarite Duras, la estadunidense Susan Sontag, así como los latinoamericanos Carlos Fuentes, Octavio Paz, Cortázar y Vargas Llosa, le mandaron una carta a Fidel Castro pidiéndole la liberación del escritor. Dicha misiva no la respondió el líder cubano sino el mismo Padilla, quien la denostó.

Cortázar tomó distancia, pero Vargas Llosa renunció a Casa de las Américas. Paz y Fuentes reforzaron en una segunda carta las similitudes de la “autocrítica” de Padilla con los procesos de Moscú.

En el documental de Giroud igual se muestran documentos y periódicos de la época. Mas no hay entrevistas actuales.

La carrera del cineasta comenzó con un largometraje, “La edad de la peseta”, candidata a los Premios Óscar y nominada al Goya como mejor cinta iberoamericana. La Universidad de Houston la incluyó, junto a otros siete filmes hispanos --firmados por Buñuel, Almodóvar, Erice y Cuerda-- en el programa de estudios “Modern and Classical Languages. Spanish Films”. En 2020 la Cinemateca de Cuba la eligió entre las diez películas con mejor fotografía y dirección de arte en la historia del cine cubano.

Su siguiente película, “Omertà”, obtuvo el Premio Coral en la categoría de mejor guion inédito en el Festival Internacional de Cine en La Habana. En el 2014 codirigió el documental “Playing Lecuona”, protagonizado por los pianistas Chucho Valdés, Michel Camilo y Gonzalo Rubalcaba, acompañados de Ana Belén, Raymundo Amador, Omara Portuondo y otros músicos notables. Luego hizo “El acompañante”, estrenada en Estados Unidos por HBO en 2016, luego de una extensa gira por festivales alrededor del mundo, y resultó su segunda candidatura al Óscar. Ganó también el premio del público en Miami (Estados Unidos), Toulouse (Francia) y Málaga (España), así como el segundo lugar en La Habana.

Giroud. Silencio oficial / Foto: Cortesía de Artegios

El además guionista y editor radicado en Madrid, España, explica a Proceso por zoom que se sabía que en algún lugar quedó filmada la reunión de Padilla con la UNEAC. Pero cincuenta años después, “ese video de 1971 lo pusieron en mis manos, sin yo buscarlo, pero sí creo en la famosa ley de la atracción”. No informa quién se lo dio porque perjudicaría a personas. Enseguida cuenta:

“A finales de los años noventa leí por primera vez la biografía de Padilla, ‘La mala memoria’, donde aborda el tema, y me tocó tanto que yo busqué la transcripción que salió publicada en sus diarios, su autoconfesión, y hacia el 2000 que empecé a hacer películas, cortos, documental, etcétera (ya había efectuado mi primer largo, ‘La edad de la peseta’), me propuse crear ‘El caso Padilla’ buscando a un actor que lo interpretara y hacer una película de ficción. Por fortuna no la realicé porque no contaba con la cantidad de matices que posee el material original.

“Ese video se filmó por órdenes de Fidel Castro, porque en ese momento había dos grandes eventos culturales en Cuba. Por un lado estaba la autoconfesión de Padilla en la sede de la UNEAC, y a menos de un kilómetro se estaba desarrollando el Congreso de Educación y Cultura donde estaba participando Fidel Castro. Digamos que la intelectualidad cubana estaba dividida entre estos dos asuntos, y lo de Padilla se filma para que Fidel Castro lo viera después. El mismo Castro tenía la intención de distribuir el material audiovisual por el mundo, pero cuando lo vio se dio cuenta que eso no lo hacía quedar bien, y el video se fue directo a los archivos inaccesibles del ICAIC”.

Pero hacia los años ochenta --señala--, “cuando cae el campo socialista en Europa del Este y Alemania y todas esas naciones, Fidel Castro temió que a Cuba le pasara lo mismo, y animó un debate entre la juventud cubana y los grandes cargos políticos cubanos.

“El tema era replantearse el socialismo. Entonces se mandan a hacer unas copias en Betamax de ‘El caso Padilla’, con el ánimo de debatirlo y se acabara el mito de cómo éramos y aprender de los errores, cosas así, pero claro, cuando lo vieron entendieron que ahí no había debate posible, y no se hizo nada con eso, pero esas copias al parecer fueron de mano en mano, y una de ellas fue la que llegó a mí muchísimos años después, y no dudé en efectuar el documental”.

Giroud incluye en la cinta una entrevista con Padilla ya exiliado. Pero cuando se está autocriticando en 1971, al paso de las horas, se observa al poeta sudar en exceso.

--Usted deja que corra lo filmado hace 50 años en blanco y negro, y no está todo el material, porque fueron varias horas. ¿Cómo escogió lo que incluye en su documental? --se le pregunta.

--La filmación real dura más de tres horas, pero lo que yo tenía en mis manos dura aproximadamente casi tres horas. ¡Fue complicadísimo! Lo vi muchas veces. Padilla era realmente agotador, se reiteraba una y otra vez, repetía la misma idea. Si no fuera por el interés que supone, es muy complicado de verse. A medida que Padilla hablaba yo estaba con mi ordenador buscando información porque mencionaba nombres, aludía a sucesos y citaba determinadas cosas de las que yo no tenía información. Y pensé que eso debía ser el documental, que a medida que él hablaba yo debía contextualizar todo”.

Continúa:

“En Europa y Latinoamérica el sector del cine es muy progresista, muy de izquierda, muy romántico, y podemos estar de acuerdo en todo excepto cuando llega el tema de Cuba. Ahí es cuando nos dividimos. Usualmente durante más de medio siglo todo intelectual cubano que se salía de Cuba y cuestiona o criticaba la revolución era un mercenario al servicio de la CIA o del imperio, como se quiera llamar. Entonces sentí que este material era perfecto para tratarlo, que no era cuestión de ideología, era cuestión de cómo se implementa ésta o aquella ideología.

“El mensaje de la disidencia cubana va dirigido a las personas que están convencidas de lo que es el régimen cubano y no a las personas que hay que convencer de lo que es el régimen cubano. Hay gente que dice: ‘Si Cuba es un desastre no es por Fidel, sino por la mala interpretación’. Me propuse hacer un documental que no fuera condenatorio, sino expositivo, que no hablara de buenos y malos, y ante todo hacer una película como es cualquier película”.

Gabo y Apuleyo Mendoza. Reacción intelectual / Foto: Cortesía de Artegios

* * *

--El público, ¿qué reacciones ha mostrado tras ver el documental?

--Estoy muy complacido con la reacción que está causando, incluso en plazas muy afines a la llamada revolución cubana, como Argentina, Brasil, España y Uruguay. Además ha estado colmada de audiencia joven en cada lugar que he ido, desde Corea hasta Estados Unidos.

“No he tenido ningún tipo, salvo en Puerto Rico, de confrontación. Nadie se ha atrevido a cuestionar lo que aparece en la película. Mucha gente lo que ha hecho es bajar la cabeza y salir. En la primera proyección del Festival de San Sebastián, me dijo un hombre que siempre fue afín a la revolución cubana, que hubiera preferido haberse muerto antes de haber visto esta película”.

--¿A usted como cubano no lo han señalado?

--He recibido muchas críticas de gente que en teoría es contraria al régimen, que está en el exilio. Me han cuestionado mi postura ética: de que no debí haber hecho esta película, ni haber revelado material porque eso es patrimonio de la patria, y esas cosas por el estilo. Han dicho que realicé un documental para el público extranjero y no para Cuba, argumentos bastante infantiles en el sentido general, pero que respeto. Algunos, antes de ver el documental, han llegado a acusarme de agente de la Seguridad del Estado cubano, que es una maniobra del gobierno cubano para finalmente sacar el caso Padilla.

--¿Cuál ha sido la postura del gobierno cubano con respecto a este filme?

--La postura oficial de Cuba ha sido el silencio absoluto.

“Yo no puedo ir a Cuba. A partir del 11 de julio de 2021 el pueblo de Cuba se lanzó a la calle. Esto es un antes y un después. La gente salió con todo su derecho a protestar a la calle a exigir libertad y lo que recibió fue una reprimenda terrible, y la consecuencia más grande es que más de mil personas fueron a la cárcel, incluso menores de edad. A partir de ese momento se tipificaron delitos en el código penal en el que salir con un cartel en la calle tiene grandes consecuencias, y una película como ésta también trae consecuencias, por lo cual no puedo ir a Cuba. Y allá se evitará la exhibición del filme.

El poeta. Crítica y autocrítica / Foto: Cortesía de Artegios

--Tras ver el material inédito muchas veces, ¿qué opina de Padilla?

--Entre las veces que vi el documento fílmado en 1971 más lo que me han contado algunos de sus hijos, no todos, sobre todo su hija María, y gente que lo conoció, siempre digo que para mí no es tan importante lo que hizo Padilla, porque además es un hombre en una situación límite, y en una situación límite así sólo hay que vivirla para saber lo que tú harías, sino lo que le hicieron a Padilla, que es lo que sí me parece abominable. A Padilla le hicieron exactamente lo mismo que le hizo la inquisición a Galileo Galilei.

Giroud enfatiza que su cinta no es panfleto acusador:

“Es una película. Soy un cineasta que me considero con virtudes como narrador para poder hacer una historia. Es una película entretenida porque tenía todas las de la ley para hacer aburrida y ser un petardo, como le decimos nosotros, y mi primer filtro es: ‘Voy a despojar este relato de todo el bloque que entienda únicamente un cubano’, y fui limpiando y limpiando, y con otra premisa muy importante que era que yo interviniendo ese documental no alteraría jamás ninguna idea de Padilla, ni la cronología”.

Se le comenta de la intervención de Norberto Fuentes, acusado por Padilla como otro de los artistas contrarrevolucionarios, y se le ve defenderse al decir que él no es un traidor, sólo un escritor que desea ganarse la vida y nada más. Y Giroud precisa:

“Es un punto de giro. Norberto entra en el momento justo para que eso tome otro claro. Toda esa parte de Norberto es extremadamente larga. Eso tuve que sintetizarlo muchísimo”.

Subraya que “no es la historia de lo malo que es el comunismo con los intelectuales, es un relato de hasta qué punto es capaz de llegar el poder con tal de someterte y tenerte a su merced, y hasta qué punto es capaz de llegar el ser humano para salvar su pellejo, y ese es un tema universal, pasa en muchos lugares”.

Rememora que la primera vez que vio editado su documental de principio a fin, que no es exactamente la que se ve en México, lloró:

“Me pregunté qué hubiera dicho yo en el pellejo de este hombre, probablemente lo mismo. Sin duda de mis películas probablemente es la más íntima, la más personal. Es un filme que hice yo en esta mesa desde la que te estoy hablando, con otra computadora vieja, que la reventé. Lo edité en mi casa. Es probablemente mi película más austera a modo de producción aunque los archivos hay que gestionarlos, uno no calcula lo complicado y lo costoso que resulta, y gracias a que tuve la gentileza de mucha gente que me ofreció sus fotos y su material audiovisual que tenían almacenados… pero si fue complicado, y es sin duda la que más trascendencia ha tenido de todos mis trabajos”.

Termina satisfecho:

“Somos muy pocos los implicados en el proyecto, tuvimos miedo, no te voy a mentir, pero siempre digo que es mejor hacer esto con miedo que dejarlo de hacer por miedo. Estábamos convencidos que íbamos a recibir palos por todos lados, y no ha sido así. Pensamos que la izquierda nos iba a dar hasta con el alma, y no ha sido así, como le pasó a Padilla, quien nunca encontró su espacio porque la izquierda le dijo: ‘tú aquí no entras’, y la derecha lo piropeó porque fue un objeto perfecto para el discurso antisocialista, pero no pertenecía a ese lado”.

Son la distribuidora Artegios y la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México quienes lanzan en México el documental.

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