Cine
“Ese soplo”, un emotivo documental sobre una vejez juvenil
El filme, de 81 minutos, forma parte de la sección Largometraje Latinoamericano de la 19 edición del Festival Internacional de Cine de Monterrey, que inició el 28 de septiembre y finalizó el 4 de octubre. El próximo año la cinta se exhibirá en la Cineteca Nacional.MONTERREY, NL (apro).- La productora uruguaya Valentina Baracco Pena, por primera vez como directora, crea el largometraje documental “Ese soplo” (Uruguay, 2022), donde retrata a su abuelito de más de 80 años “con la finalidad de trabajar el tema de la vejez”.
El filme, de 81 minutos, forma parte de la sección Largometraje Latinoamericano de la 19 edición del Festival Internacional de Cine de Monterrey, que inició el 28 de septiembre y finalizó el 4 de octubre. El próximo año la cinta se exhibirá en la Cineteca Nacional.
Baracco Pena narra que le interesaba abordar los problemas de las personas mayores “desde la vejez activa, pero no como un súper héroe como lo muestra la publicidad, sino con los matices propios de que algunas vez las cosas pueden ser difíciles, pero hay un espíritu de intentar hacerlas mejor”.
A sus 88 años, Fernando, abuelo de la directora Baracco Pena, le propone efectuar una película juntos. Su propuesta llega cuando ella le comunica que se va a mudar de casa para estar con su pareja, tras 20 años de vivir con él. Así empiezan a filmar, ella con su cámara y él con la suya. Si bien han convivido por dos décadas, es a través de la cámara que se ven como nunca antes lo habían hecho. Se crea un vínculo entre ambos en busca de comprender qué significa estar vivos.
La realizadora expresa que tardó 10 años trabajando el documental:
“Los primeros cinco años los grabé sola. Quería ver qué iba hacer, y en el 2016 apliqué para un taller en la Escuela Internacional de Cine y Televisión, ubicada en San Antonio de Los Baños, Cuba, y en ese taller me di cuenta que se estaba convirtiendo en una película, que iba más allá de un juego con mi abuelo. Ahí fue que se sumó un equipo. Para 2018 aplicamos al Fondo de Cinematográfico de Producción (INCAU) y después aplicamos para la postproducción. Nunca le pedí a mi abuelo que hiciera algo. Mientras iba filmando, a principios del 2019, empezamos a editar. Y ahí ratifiqué algunas cosas que faltaban para construir la historia.
“El desafío fue estar diez años esperando que las cosas pasaran. Estas películas terminan siendo un prólogo de la vida porque se siente otra etapa de todo.”
Baracco Pena agrega:
“Siempre tuve miedo de que mí abuelo se muriera, mas al crear la película, los dos estuvimos más vivos que nunca. El rodaje se hizo en diez años y hay material mezclado de varios años con varias cámaras. Él tenía miedo que yo solamente mostrara sólo el lado bueno de él y no lo malo o sus vulnerabilidades que era lo que él también quería que se viera en la cinta”.
Rememora:
“Cuando yo llegaba a su casa debía tener lista la cámara con el micrófono, nunca pude repetir algo. Aunque si empecé a generar anotaciones en un cuaderno. Uno está haciendo una película y también se está construyendo un personaje, entonces había escenas que me quedaban inconclusas o que sabía que me iba a faltar un plano para armarla, y en ese sentido iba anotando, y cuando íbamos editando decía: ‘Me falta un plano de eso o esto para cortar’, o buscaba otra secuencia, porque con él fue imposible, en el momento que le dije, puedes repetir una cosa porque había pasado una moto y no se escuchaba, hacía una voz que no era natural y no la pudimos usar, hablo de repetir un audio, y le decía: ‘Puedes entra de vuelta a la cocina’, y me expresaba que no, que debía estar atenta. Está bien que sea un desafío, pero a veces debía ser nieta y cineasta. Él se involucró en el corte del filme, pero nunca dijo esto no o esto sí”.
Sobre cuál fue el proceso creativo de seleccionar lo que debía filmar, explica:
“Todo fue intuitivo. Soy productora y esta es mi primera película como directora, y no me planteé hacer una película desde el principio, sino compartir tiempo con mi abuelo, que era lo que yo entendía que me estaba pidiendo, y en el proceso fui encontrando que no era una película sobre mi abuelo, sino que era una película sobre el vínculo nieta y abuelo. Los primeros cinco años laboré sola y en 2016 se empezó a trabajar con un equipo, y ahí aplicamos a los fondos. Fue una película que se tardó diez años no por la búsqueda de financiación, sino porque en ese sentido tuvimos mucha suerte en Uruguay fue como bastante rápido, hay películas que requieren un proceso de maduración del vínculo primero”.
La realizadora recalca:
“Cuando me cambié de domicilio fue cuando mi abuelo me propuso por qué no hacíamos una película, y dije ¿cómo?, y siempre se interesó en mi trabajo y hasta ahí, y le respondí: “¡ bueno!”…. Filmando fui conociendo a mi abuelo y me fui conociendo también yo.
Por su parte, Valentina Gedanke Abelenda señala que la directora grabó 140 horas, y manifiesta:
“Cuando vi lo universal de esta película, fue imposible no mirar ese vinculo abuela y nieta. Además, se aprecia el humor negro del abuelo, lo cual me parece fantástico. El hace una reflexión que me invitó a valorar la vida, y esa universalidad que tiene la película es espectacular. Entonces, que te den la oportunidad de sumarte a un proyecto así, es un regalo, donde ya el público se siente parte de lo que está mirando. Fueron tres años de postproducción. Fue un proceso muy largo, pero muy lindo. Las postproducciones llevan tiempo. Ninguna de las dos vivimos del cine como tal, aunque nos encantaría, las dos necesitamos trabajar dentro del rubro en otras cosas”.
--Actualmente, se desecha a la vejez en la sociedad actual, y usted le dedica el documental a los abuelos y abuelas, ¿qué le preocupa de esa marginación de los mayores? --se le interroga a Baracco Pena.
--La película se está reestrenado en Uruguay. Estuvo doce semanas en cines, pero desde el 2 de octubre se empezó a proyectar de nuevo en mi país por ser el día de las personas mayores a nivel mundial y octubre se considera el mes de las personas mayores.
Y redondea:
“Creo que la intención de la película es reflexionar sobre estos temas de la vejez en la sociedad y de cómo todos queremos vivir la vida en compañía, y las personas mayores también, y para que eso suceda debemos buscar cosas en común, y si no nos podemos hablar a los ojos, hay que buscar algo que nos ayude a mediar como una cámara para poder conectar, para hacer algo juntos y encontrar un interés en común porque es un crecimiento para ambos lados, para las personas mayores y para la gente joven también, para los niños igual”.