Cine
"Los minutos negros"
En "Los minutos negros" lo importante no es quién es el asesino, sino cómo la red de fuerzas de poder lo protege, y cómo él encarna la metáfora de la maquinaria política y policial.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Finales de los años setenta en una pequeña ciudad petrolera del Golfo de México: El contraste entre vaguedad de tiempo-espacio, del dónde y cuándo se cometen los crímenes de niñas, con la precisión que logra la dirección escénica de Mario Muñoz en "Los minutos negros" (México, 2021), provoca una inquietud que va en aumento conforme se desarrolla la negra trama de la película.
Sí son los años setenta, porque el corte de pelo y la vestimenta del detective Rangel (Leonardo Ortizgris) lo sitúan en esa época con la música que escucha y que se dice tocaba antes; el ambiente tropical, denso, donde hay petróleo, líderes sindicales e intereses políticos, seguro corrupción e impunidad, se ubica en la zona pero puede abarcar todo un país.
Dentro de la lógica de la corruptela y la depravación, no es difícil adivinar quién es el Chacal que atrae a las niñas con un borreguito para luego descuartizarlas; en "Los minutos negros" lo importante no es quién es el asesino, sino cómo la red de fuerzas de poder lo protege, y cómo él encarna la metáfora de la maquinaria política y policial. El personaje del Chacal no está desarrollado, no importa, podría ser cualquiera de ellos.
Adaptada a partir de la novela homónima de Martín Solares, quien también escribe el guion a cuatro manos con el director, "Los minutos negros" comienza con los lugares comunes del thriller: el detective, Rangel, que se encarga del caso, un joven novato, el Macetas (Krystian Ferrer), quien lo acompaña, testigo del oscuro manejo de la institución y punto de vista de la narrativa; no falta el típico jefe (José Sefami) que regaña y vocifera al punto del ataque de apoplejía, el detective rival (Carlos Aragón), cruel y sin escrúpulos.
El espectador, escéptico al principio, curtido con series y clásicos del género, cae en cuenta que la acción va rápido en contraste con la monotonía que evoca el lugar; la imagen se densifica, el tema de la sangre coagulada aparece, la cloaca se destapa, la atmósfera se vuelve siniestra, se trata de un noir, cine negro auténtico... habrá que esperar lo peor, y lo peor ocurre. De un lugar común a otro, el género termina por imponerse con la estética que le es propia, oscuridad y laberintos subterráneos que sorprenden por su buena arquitectura.
Los personajes femeninos son meras siluetas, como la periodista o la madre de una de las niñas; hacen falta mujeres fuertes, pero el cine negro tiende a ser naturalmente misógino: o son mujeres fatales o meras víctimas; quizá haga falta que el noir reinvente ese aspecto.
En una entrevista que se halla en la red, director y novelista hablan sobre su experiencia en la colaboración, comentan la decepción que significó la reducción del presupuesto para un proyecto que incluía persecuciones y peleas espectaculares, todo el derroche de las cintas de acción. Qué bueno que no; "Los minutos negros" gana en la economía de recursos, la estética del cine negro se prefiere ascética, y Muñoz transmite la claustrofobia de un espacio que se convierte en un laberinto, donde la bestia encerrada es aterradora. La cinta se estrena en la plataforma de Vix+.
Crítica publicada el 15 de enero en la edición 2411 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.