CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).–Un conductor de televisión será despedido por su bajo índice de audiencia. El mundo se le viene abajo y anuncia su suicidio en su programa de despedida. De inmediato, el índice de audiencia se eleva y vemos el camino decadente y lúcido del protagonista; como profeta e impostor. Un ciudadano norteamericano que muere por mantenerse vivo en los medios de comunicación, donde lo importante es el índice de audiencia y la publicidad pagada que genera.

Crítica social en contra de la manipulación mediática donde las empresas dominan los hábitos ciudadanos, la política y la economía.

La obra de teatro­ Network­ es una adaptación al guion de la película de Paddy Chayefski, inspirada en la historia real de la periodista mujer Christine Chubbuck, quien el 15 de julio de 1974 se disparó en la cabeza frente a la televisión.

Network se presenta en el Teatro de los Insurgentes con la adaptación al español de Enrique Arce Gómez, la dirección de Francisco Franco Alba y protagonizada por Daniel Giménez Cacho. Es una obra que exhibe la inexistencia de la verdad en los medios, que las noticias son creadas y responden a intereses más allá de la vida y el bienestar de la población.

La producción, de Tina Galindo, Carlos Carrera y Diego Luna, reproduce un estudio de televisión de aquellos tiempos en EUA. El estudio tiene al frente la cabina y está acotada con pantallas en los laterales de algunas filas de butaquerías, para volver a ver los anuncios típicos de la época, los programas, la estética y los personajes del momento. Diseñado por Adrián Martínez Frausto, los rieles corren muros y acondicionan espacios interiores o lo que se requiera. El dispositivo fluye y nos sumergimos en ese universo.

Daniel Giménez Cacho, como Howard Beale, lo personifica estupendamente, con potencia y dirección. También participan Zuria Vega y Arturo Ríos, Diego Jáuregui, Luis Miguel Lombana, Mahalat Sánchez y Alberto Lomnitz, entre otros. Uno se congratula de la calidad de los actores, y surge la reflexión respecto a la sonorización. Esos micrófonos inalámbricos que amplifican la voz, pero no la intención, los matices, el volumen. La amplificación del sonido dificulta la apreciación del trabajo del actor. Y escuchamos la voz a todo volumen a través de las bocinas y entendemos la necesidad y la modernidad… pero una no deja de preguntarse si es necesario.

Network es una clara crítica a la manipulación de los medios que, fingiendo decir la verdad, producen catástrofes en las vidas de las personas. Tenemos el caso en México de los montajes de Loret de Mola y Televisa en el caso de Florence Cassez, o la niña Frida Sofía inventada por Joaquín López Dóriga en el derrumbe del colegio Rébsamen. En Network, Howard Beale es el que le da voz a esa sociedad, y esa sociedad se levanta a gritar “Estamos hartos y no lo vamos a tolerar”, y se manifiesta como resultado de esa misma manipulación. Es un complejo conjunto de intereses, y la obra Network los explica largamente a través de personajes como el dueño del monopolio, los directivos de la emisora y su lucha de poder. A momentos son largas las exposiciones aleccionadoras de los intereses en juego, pero no deja de ser una crítica explosiva y eficaz.

Ya Carlos Marx predijo que el Imperialismo es la fase superior del Capitalismo y que los monopolios eliminarían las naciones; todo en contra de las mayorías, para beneficiar a unos pocos. El neoliberalismo en pleno, como el que actualmente vivimos.

Hoy por hoy, la guerra. ¿Cuáles son los intereses en esta guerra en Ucrania, en esta lucha de dos bloques geoeconómicos?, ¿quién da la información de esta guerra y sus intereses?, ¿quién domina las redes informáticas?, ¿cómo nos enteramos de lo que sucede? El negocio de las armas y la reconstrucción. Ellos son los que están felices de que esto suceda y lo promueven, ¿o lo provocan? ¡Cuántas mentiras! ¿Cuáles son las verdades? Y la gente es la carne de cañón, los soldados, los expulsados de sus tierras, la población que sufre las consecuencias.

Network presenta una problemática actual grave, y los medios de información son un gran poder. En cada país, en cada época se desarrolla de manera diferente. En México los medios eran también un poder, con sus propios intereses y de grandes grupos económicos involucrados en la política. ¿Qué pasaría si realmente conociéramos esta historia en nuestro propio país, con nuestros particulares mecanismos y nuestra propia idiosincrasia? Por qué importar “éxitos”, consumir otros contextos y otros intereses, si nuestro país es un material riquísimo… Eso sí, sería muy comprometedor política y socialmente. Pero… esa es otra historia.

Este análisis forma parte del número 2376 de la edición impresa de Proceso, publicado el 15 de mayo de 2022, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.