CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).–Si hay algo en lo que podrían coincidir creyentes o no creyentes, es que la religión ha sido una constante que ha definido gran parte de la historia de la humanidad.

Y bajo esta idea la poeta y escritora Carla González Canseco (D.F., 1986) realizó “Cristo del reclamo”, poemario religioso que se acompaña con ilustraciones del dramaturgo José Luis Cruz, y cuyo origen se remonta a vivencias familiares pero que aparece en esta Semana Santa, ello a pesar de ser atea. Relató a Apro:

“Fue curioso, escribí la primera décima y se fueron soltando todas las demás, una tras otra. Siendo totalmente atea siempre he tenido esa pasión por la rebelión de personajes, de ahí que se fueron dando las líneas; por el otro lado mi papá es de Monterrey, mi familia viene de los ‘toros de lidia’, tuvieron una plaza de toros y ganadería, y recuerdo que de niña en Semana Santa había todo un tema que tenía que ver con el cambio de clima, por allá se incrementa el calor y la tierra, se hacen polvaredas, y por alguna razón recordé esto y las décimas continuaron”.

Se lee en la primera décima:

          Semana.

          Semana polvo y valor,

          semana cargando el llanto

          de los que extrañan tanto.

          Semana sabe a dolor,

          semana igual a un rumor

          con sangre como tributo.

          Semana vistes de luto

          por la muerte de un gitano,

          rebelde de viva mano

          que se entrego como fruto.

Escribir “Cristo del reclamo” le tomó a González Canseco (coautora junto a su padre, el cineasta Carlos González Morantes del volumen “Sueños del celuloide”, de Ediciones Proceso, 2015) apenas unos días previos a la Semana Santa, y tras terminar el poemario se lo envió al dramaturgo José Luis Cruz, quien lleva mucho tiempo pintando y dibujando, y quien a su vez se ofreció en acompañar el poemario con una ilustración por cada décima, en total 21.

Con la dedicatoria “a los que reclaman”, aparece en el breve prólogo:

“Reclamar y volver a sentir la voz, reclamar el aire y reclamar la luz, reclamar un signo de vida. Reclamar hoy, el derecho a reclamar mañana”.

Sobre su acercamiento a la poesía religiosa y su ateísmo la escritora justificó que siempre le ha parecido inquietante cómo la religión ha definido la historia de la humanidad, “y acepto la fuerza de todos esos fenómenos”, dijo:

“Creo que conforme ha pasado el tiempo ha habido una pérdida total de Jesús como símbolo político, que es una parte que me interesa mucho pues el cristianismo en sus orígenes fue un grupo rebelde, pero cuando se legaliza el cristianismo y se vuelve religión oficial del imperio surge esta imagen de Cristo Rey que determina a la cruz como símbolo político”.

Y sobre los autores religiosos que ha leído, resaltó a Teresa de Ávila y Juan de la Cruz:

“A ellos dos, pero también me gustan los autores musulmanes del sufismo, a Rumi, lo interesante de él y todos ellos es que los autores españoles místicos católicos los retoman y se pueden ver en las ‘Moradas espirituales de Santa Teresa’, por ejemplo, que están llenas de signos islámicos y judíos”.

La poeta, quien trabaja en estos días en dos poemarios más, uno sobre luchas del pueblo sarahuí y otro sobre crítica social, más una novela para adultos sobre temas fantásticos, refirió que aunque “Cristo del reclamo” por el momento sólo se puede consultar a través de la plataforma Paper Turn, en breve estará disponible en Amazon en su versión digital y física.