Teatro
"Spa: enaguas profundas" y los estándares de belleza
Un divertimento escénico de gran calidad que nos invita a cuestionar los estándares de belleza establecidos en contra de la felicidad y aceptación de las mujeres tal como son.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con los títeres, los personajes se transforman, y un cuerpo humano es capaz de convertirse en un monstruo o desaparecer. La intervención al cuerpo por este afán de belleza impuesto socialmente ha llevado a las mujeres a situaciones límites que las destruyen tanto física como mentalmente. A través de los muñecos, como lo hace Marionetas de la esquina en la obra Spa: enaguas profundas, se visualiza brillantemente esta conversión.
A manera de sketches conocemos a los personajes que, no conformes con su cuerpo quieren quitarse un poquito de aquí y un poquito de allá, o relajarse o cambiar su rostro a su conveniencia. Cada personaje es distinto y está construido con deferentes materiales. Materiales que pueden ser manipulados para hacerlos cambiar de forma, como lo hace la mujer que quiere una liposucción completa.
Amaranta Leyva, la autora y codirectora de la obra, refuerza este anhelo de cambiar y ajustarse a los modelos establecidos para ser querido y aceptado, y suponer que eso le traerá la felicidad. Pero la realidad es otra, porque la insatisfacción de mejorar esta parte del cuerpo, o esta otra, o este gesto facial o este otro, va creciendo hasta la aniquilación de ellas mismas. El patriarcado es cruel con las mujeres al convertir sus cuerpos en objetos al servicio de otros, aunque éste no sea un tema que se profundice en la propuesta.
Spa: enaguas profundas es la primera obra de teatro de muñecos para adultos que la compañía Marionetas de la esquina presenta en su espacio la Titería, en Coyoacán, y ahora en temporada en el Teatro el Milagro. Amaranta Leyva y Darío Hernández como directores y Lourdes Pérez Gay, Jonathan Daí y Emiliano Leyva, los manipuladores, se burlan con desenfado de este mundo falso que en nada contribuye al florecimiento de un ser humano.
Con precisión y talento Lourdes Pérez Gay manipula los muñecos, y en particular al personaje de la Mujer blanca, hecha de papel que, al no decidirse a aplicar algún tratamiento se va manchando, arrugando y rompiendo. Es también la Madame que, junto con su asistente “trans”, Jonathan Daí y Emiliano Leyva el carnicero, son los responsables de ese Spa donde prometen lo que nunca pueden cumplir. Este trío, como personajes, y los muñecos como sus clientes forman un conjunto vital que nos lleva a visualizar lo que puede ser capaz este el anhelo de belleza. Es sobresaliente el muñeco con cabeza grande y piernas y brazos con los dedos de la mano que quiere cambiar de rostro y se le ofrecen distintas mascarillas para fingir ser correcto, inexpresivo o empoderado.
El humor ácido de la autora, y a la vez festivo, nos permite reírnos de situaciones llevadas al absurdo, como esa mujer que después de una liposucción profunda se va empequeñeciendo hasta derretirse como plastilina. A través de proyecciones multimedia en dos mamparas que acotan el espacio, podemos tener acercamientos de estos sucesos o de diálogos y pensamientos. La multimedia de Emiliano Leyva mezcla imágenes in situ, de mujeres famosas intervenidas o textos aleatorios que complementan la acción. En esta propuesta escénica, la imagen y la acción son los elementos sustantivos, siendo la palabra pocas veces utilizada por los muñecos o convertida en lenguaje de sonidos.
Gabriel Pascal ha diseñado e iluminado un acertado dispositivo, como un mostrador con peceras de agua donde colocan objetos y pintan el agua, creando una estética plasticosa y atractiva, reforzada por una iluminación colorida.
Spa: enaguas profundas, es un divertimento escénico de gran calidad que nos invita a cuestionar los estándares de belleza establecidos en contra de la felicidad y aceptación de las mujeres tal como son.