Teatro
Propuestas alternativas en las artes escénicas
La semana pasada abrió el ciclo con el primer programa de cuatro piezas de danza, bien nombradas Cuerpos disidentes. Con gran frescura y vitalidad, siete mujeres pusieron sus cuerpos para expresarse.CIUDAD DE MÉXICO (apro).-“Dramaturgias ambulantes” y “Teatro emergente” son ciclos que ocupan la cartelera en la actualidad mostrando propuestas tanto de creadores jóvenes como piezas performáticas y dancísticas de vanguardia.
El primero, con la dirección artística de Itzhel Razo desde 2017, indaga año con año en propuestas que rompen con las formas clásicas y que desde el escenario expresan con el cuerpo, el silencio, la palabra, la música y el movimiento. El intérprete es creador, y el cuerpo la herramienta básica para dar vida al espacio.
Este año se presentarán 10 piezas en el Teatro La Gruta del Centro Cultural Helénico. La semana pasada abrió el ciclo con el primer programa de cuatro piezas de danza, bien nombradas Cuerpos disidentes. Con gran frescura y vitalidad, siete mujeres pusieron sus cuerpos para expresarse. Precisión y soltura acompañadas de conceptos claros, para deleitarnos desde la diversidad.
Paisaje, con coreografía y dirección de Melva Olivas, conjuga tres cuerpos (Rocío Reyes, Isabel Aguerrebere y Daniela Urias) que, con el torso desnudo, andróginas maleables, y en constante movimiento, se unen y se separan formando figuras inquietantes; a veces con delgados bastones que marcan la distancia, como la que ahora se impone de 1.5 mts.
En Terregal, Gaby Woo recorre los límites del escenario en un fluir del cuerpo que se cubre y descubre con un ligero vestido. Como parte de la pieza Destierro, nos lleva a imaginar el desierto, el viento y la arena.
En Ungida en diamantina, Daniela Vázquez recurre al video y a la autobiografía para ironizar con las Barbis o las casitas de muñecas. Aunque es la pieza menos precisa, contiene esa chispa cuando se satiriza a los estándares femeninos.
Lup La La Lup es una cubetada de agua fresca, rebosante de vitalidad. Nos devuelve la esperanza y la alegría de disfrutar a través del baile y el contacto con la otra. Aimé Irasema y Emoé Ruiz del Sol son dos niñas, dos jóvenes que juegan y se divierten. El placer está a flor de piel. Sus cuerpos liberados cambian de ritmo; la música tropical las hace vibrar, detenerse, sentirse, olerse y volver a bailar.
En el Teatro el Milagro está el ciclo del Teatro Emergente con obras realizadas por jóvenes generaciones. Se inició a finales del 2021 y continuará hasta terminar marzo. El fin de Edmundo de Mariana Hartasánchez es una de las obras, con el Colectivo Desde los huesos. El contexto de la obra es apocalíptico; sucede cuando hay pocos sobrevivientes en la Tierra, y la autora imagina dos personajes encerrados en un símil de búnker bajo una tienda de disfraces. Él es Edmundo (Josué Domingo Martínez), periodista de campo, y ella es la muerte (Beylin Zabeth), que no habla pero interactúa con los personajes. El tercero llega incidentalmente (Federico Zapata) y da un giro a la historia. El director Omar B. Betancourt y los actores se conducen acertadamente hacia la farsa y ahí el humor se desborda. Mariana Hartasánchez ironiza con el público; rompe con la cuarta pared e imagina los pensamientos de los espectadores. Con chispa plantea situaciones al límite del absurdo y cuestiona la calidad de las relaciones humanas.
“Teatro emergente” presentará hasta el 28 de marzo Mamá Zombie de Sofía Gabriel, y “Dramaturgias ambulantes” en el Helénico, continúa el 14 y el 21 de febrero con la provocadora y sorprendente obra Meditación dirigida por José Alberto Gallardo e interpretada por Itzhel Razo y Osvaldo Sánchez. Cerrará el ciclo en abril El Bobo de Nicolás Poggi y Ana G. Zambrano.