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Zoé desató catarsis rockera en el Palacio de los Deportes

“No hay mal que dure”, “Últimos días”, “Azul” y “10 A.M.”, hicieron rugir a las multitudes en una noche cobijada de refrescante rock, en la que también se escuchó “Nada” y “Arrullo de estrellas”.
domingo, 6 de marzo de 2022 · 20:27

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).–En el concierto de Zoé este sábado en el Palacio de los Deportes, como decían los locutores durante la época gloriosa del “fair play” en el futbol mexicano, no cabía ni un alfiler…

Fue una intensa y catártica gala de rock con la banda Zoé ofreciendo un paseo dirigido a sus fanáticos, destacando sus más recientes rolas y un extenso recorrido por sus éxitos de ayer.

Al filo de las 21 horas se escucharon los gritos ensordecedores de bienvenida en un recinto con localidades agotadas, para recibir a la agrupación morelense conformada por León Larregui (voz), Sergio Acosta (guitarra), Jesús Báez (teclados), Ángel Mosqueda (bajo) y Rodrigo Guardiola (batería).

Abrieron con “Velur” y “Karmadame”, par de temas que forman parte de su nueva placa “Sonidos de Karmática Resonancia” (2021). El espigado vocalista rápidamente expresó felicidad por reencontrarse con su gente luego del confinamiento por la pandemia:

“¡Muchísimas gracias por venir! ¡Qué bonito verles las caras otra vez y escucharlos, estamos muy agradecidos!”.   

Aullidos de gozo y aplausos en correspondencia al conjunto sonaron, para proseguir el viaje rumbo a la historia de un rock astral de tintes románticos que caracteriza a Zoé, si bien con arreglos renovados en algunas de sus rolas de antaño. Todo un deleite los oídos del respetable, en paralelo a las nuevas creaciones que fueron coreadas incesantemente. Así, la magia de Zoé se amplió por cada rincón del repleto Palacio de los Deportes.

Sorprendió la sonorización hipnótica del concierto, en conjunción a las luces láser e iluminaciones de ensueños futuristas, cobijándose a telón de fondo un manto estelar de trazos cósmicos.

“No hay mal que dure”, “Últimos días”, “Azul” y “10 A.M.”, hicieron rugir a las multitudes en una noche cobijada de refrescante rock, en la que también se escuchó “Nada” y “Arrullo de estrellas”.

Eres mi amor eterno, mi ángel de la guarda.

Te lo digo desde al alma y con el corazón abierto…

La ágil velada congregó a seguidores de todas edades gozando en comunión, además de las parejas de enamorados dedicando los versos de alucine. Larregui recorría cada extremo del tablado para ser contemplado por la fanaticada, que también lo vislumbraba en las pantallas al igual que a sus camaradas músicos.   

Brincos y berridos enloquecedores de buenas vibras movieron el festejo musical con la vibra de “Fin de semana”, para seguir al ritmo de “El Duelo” y “Canción de cuna para Marte”. Las pasiones se desbordaron en rugidos de aclamación por “Labios rotos” para emprender los asistentes un vuelo por la “Vía Láctea”.

Ocaso avizorado en los cánticos de “Paula” enfilaron en “Hielo”, “SKR” y “Fiebre”. Los artistas desaparecieron en imaginaria despedida. Unos cuantos minutos de pausa diseñaron el finiquito inexorable a través de la clásica “Luna”, “No me destruyas”, “Soñé” y la festiva “Love”. Así la catarsis llegó a su fin.

“Adorada familia… Muchísimas gracias por toda esa buena vibra, esa energía, esos cantos, esos corazones, los extrañábamos mucho. Los queremos mucho. ¡Que viva México-Tenochtitlán!”, soltó León Larregui en adiós junto a todos los Zoé al filo del escenario, cada uno con reverencias de gratitud. El clamor generalizado hacía temblar al foro de la alcaldía Iztacalco para salir en huida tras dos horas de exitoso espectáculo rockero que, como pudo comprobarse, ya era necesario luego de tanto encierro. Para no olvidar esta noche, los más acérrimos compraron una de las 100 serigrafías conmemorativas de la tocada, autografiadas por los Zoé, en el puesto de souvenirs.

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