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Electric Daisy Carnival reunió a 283 mil asistentes durante tres días en CDMX

Con tres días de música electrónica concluyó uno de los festivales que reúne en un solo espacio a los mejores Dj’s del mundo; esta edición 2022 se llevó a cabo en el Autódromo Hermanos Rodríguez
martes, 1 de marzo de 2022 · 20:32

CIUDAD DE MÉXICO (APRO).- El espíritu festivo del Electric Daisy Carnival (EDC) retornó a la CDMX con tres días de música electrónica, reuniendo en total a 283 mil asistentes en el Autódromo Hermanos Rodríguez para finalizar febrero.

La juventud en libertad nuevamente gozó de uno de los festivales que reúne en un solo espacio a los mejores Dj’s del mundo, cobijados en una exuberante gala tecnológica. La tan ansiada edición 2022 de renovadas energías complació por completo al público, luego de que se postergó el año pasado debido al confinamiento, fue una espera que valió la pena.

Durante la primera jornada del viernes las puertas abrieron poco antes de las 16:00 horas (bajo los ya habituales controles sanitarios de toma de temperatura, mostrar certificado de vacunación completo y portar el tradicional cubrebocas). Desde los primeros pasos el reventón pululaba buena vibra, en cada rincón ambiente de fiesta, baile y retumbando “beats”.

Cada uno de identidad propia, cpn el fin de permitir al público sumergirse en los mundos de ensueño conceptuales que caracterizan al encuentro originario de Las Vegas, los escenarios en esta ocasión fueron:

El palacio principal de Kinetic Field, así como los paralelos: Circuit Grounds de paredes LED, Neon Garden, Wasteland para amantes del “HardStyle”, Dos Equis Stage para los locales, el novedoso Stereo Bloom, Forest House, Rainbow Road Express y Bionic Jungle (patrocinado por Mayan Warrior Art Car).

La chaviza rápidamente disfrutó del festín para olvidarse del mundo, regocijándose con la masividad y reapropiándose de los sentidos a través del amor a la música, aparte de los juegos mecánicos, algunos espacios para descansar, las típicas zonas de alimentos y bebidas, reconfigurando así la esperada reactivación de estos espectáculos multitudinarios cerrados en pandemia.

La historia se tejía emprendiendo vuelo con el acto “Opening Ceremony”, en el escenario Kinetic Field. Justo al atardecer el colosal búho insignia del festival abría sus ojos del letargo, para reencontrarse en un nuevo despertar ante su público en México. Las alas del ave nocturna se transfiguraban en lienzos de arte digital, el recibimiento tecnológico replicaba aullidos generalizaos de alegría y miradas lacrimosas de felicidad. Torrentes de pirotecnia y fuentes flamígeras emprendían apertura al ritmo del alemán afincado en Florida, Markus Schulz (1975).

El pachangón trepidaba en todo el foro, inmerso en un caluroso clima que enardecía los cuerpos que a su vez se refrescaban en sampleos y ágiles mezclas. Destacaron los actos del negro Carl Cox, nacido en Barbados; el angelino Deorro (Erick Orrosquieta), nuestro Fendy Cisneros y el siempre irreverente Silverio, nacido en Chilpancingo, Guerrero, quien describe su sonido como música electrónica de la era de las cavernas: “tosca, bruta y para hacer de la pista de disco un infierno”. Tras la poderosa entrega del neerlandés Afrojack, la figura del canadiense Deadmau5 finiquitó al filo de las dos de la madrugada la inaugural celebración ante 90 mil reunidos.  

Segunda llamada

La jornada sabatina recibió desde las dos de la tarde a chicas y con vestimentas que iban de disfraces coloridos hasta así los más ligeros ropajes para presumir sus cuerpos firmes.            

Entre los senderos, adornaban el ambiente carnavalesco mariposas, flores resplandecientes, luces neón y linternas de estilo oriental. La figura de un enorme Buda se elevaba en los rincones del Autódromo, espacio para tomarse “selfies”. Al igual, una escultura colosal plateada enaltecía la feminidad y la belleza de la mujer, empoderada efigie que a lapsos lanzaba fuego de candentes lengüetazos dirigidos al cielo. 

El escenario Bionic Jungle escenificaba una zona sensorial de sonorizaciones electrónicas ambientales para detonar alucinantes viajes bajo la genialidad de los artistas de las tornamesas. Bailongos, brincos y cánticos permanentes, al resonar de la napolitana Deborah de Luca, el trío quebecuá Black Tiger Sex Machine, el galo Daniel Weil con su “new beat”, el “dub techno” y danza “indie”; el finés Tempo Giusto y la popular mexicana Shei (https://www.proceso.com.mx/cultura/2021/10/19/shei-la-dj-mexicana-que-busca-hacer-vibrar-al-edc-las-vegas-274177.html). El poderoso acto estelar con un aforo de 98 mil personas lo protagonizó el dúo neoyorkino The Chainsmokers.

Dominguito

La inagotable fiesta de beats continuó sin cansancio el domingo al que acudieron 95 mil chamacos para una travesía más, desde temprana hora.

 A diferencia de años pasados, en lugar de autos alegóricos diseñaron atractivas tarimas entre las sendas del “Rainbow Road” (Ruta Arcoiris) para divertirse haciendo camino al andar. El corazón y los tímpanos golpeteaban al latido del EDM (Electronic Dance Music), Trance, Techno, Hardstyle y fusiones latinas. Enardecían las pasiones con el dúo israelí Infected Mushroom y el francés Malaa, al igual que el show de los belgas Dimitri Vegas & Like Mike.

El ocaso festivalero quedó dibujado con tres estrellas tocando al mismo tiempo en distintos escenarios, decisión para los fieles que agasajaron a sus artistas predilectos. El alemán Boris Brejcha comandó el final del escenario Neon Garden, el sueco Alessandro Lindblad a.k.a. Alesso culminó para el foro Circuit Grounds y el ruso.alemán Zedd (Anton Zaslavski), en el escenario Kinetic Field.

La ceremonia del adiós “Closing Ceremony” finiquitaba inexorablemente en la plataforma principal con una cascada de pirotecnia que iluminó el cielo y las miradas bañadas de luces láser y neón. El mágico búho cerraba sus ojos para soñar su próximo retorno a México en su edición 2023. El reloj acariciaba las dos de la madrugada, y la gente partía extasiada de felicidad y satisfacción, con la energía recargada para la huida masiva.

El festival bautizado como EDC se creó en 1997 en Los Ángeles, California, por el filántropo, empresario y productor Pasquale Rotella, “tecolote nocturno” fundador de la promotora de conciertos Insomniac. Tiene como sede principal en la ciudad frívola de Las Vegas, y es el encuentro de música techno más grande de Norteamérica. Actualmente, entre los eventos que realiza Insomniac destacan los de Reino Unido, Brasil y México, además de plazas como California, Florida, Michigan, Nevada y Nueva York, en la Unión Americana.

A nuestro país llegó en primera edición el 2014 bajo la mancuerna de Insomniac con la afamada empresa Operadora de Centros de Espectáculos, S.A. de C.V (Ocesa), que nuevamente dio el relumbrón al magno fin de semana carnavalesco en la CDMX.

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