La carta de Octavio Paz a Fernández Retamar
(En su número de abril-junio de 1994, la revista cubana Casa de las Américas, que ya dirigía el recién fallecido poeta Roberto Fernández Retamar, publicó una carta que le envió el poeta mexicano Octavio Paz 30 años atrás. La misiva es respuesta a Retamar por una invitación a Paz a un congreso sobre el surrealismo. La publicó Proceso ese año. Esta es la nota completa).
LA HABANA, Cuba (apro).- Después de dos décadas de ausencia, Octavio Paz reaparece en Cuba:
“Creo en la pluralidad. En el diálogo, A condición de que sea verdadero, sin reservas mentales y fundado en el reconocimiento de cada uno. Y en el caso de Cuba, ¿cómo voy a olvidar que se trata de gente de mi lengua y de mi historia?”
Se trata de una carta inédita escrita hace 30 años, dirigida al escritor Roberto Fernández Retamar, actual director de la Casa de las Américas. Aparece publicada por la revista de la institución en su reciente número de este año (abril-junio 1994) bajo el título “A propósito del surrealismo”.
Está fechada en Nueva Delhi, el 5 de junio de 1964, cuando Paz era embajador de México en la India. En ella, el poeta mexicano se excusa por no asistir a un encuentro para festejar el aniversario 40 del Manifiesto Surrealista. Expone sus puntos de vista sobre esta corriente artística, sobre el estalinismo en Europa Oriental y esboza ya sus desacuerdos con la Revolución cubana, los que, a la postre, lo llevaron a un rompimiento con ella.
Junto con la carta, aparece una nota de Fernández Retamar en la que expresa los motivos para publicar el texto de Paz: un “homenaje al surrealismo y, de paso, sumarnos al que se le rinde al gran poeta y ensayista (Paz) con motivo de sus ochenta años”.
En realidad, no es el único texto de Paz en Cuba. Está pendiente una antología de su poesía, con prólogo del crítico cubano Raúl Hernández Novás. Sin embargo, el año pasado el autor de El laberinto de la soledad no autorizó su publicación en la isla.
El propio Hernández Novás --quien se suicidó hace un año-- fue a México a buscar una entrevista con él en febrero de 1993. Sin embargo, no pudo verlo. A través de terceras personas hizo llegar la petición. De la misma manera Paz la rechazó. Adujo problemas con los derechos de autor que, por ese entonces, mantenían ocupados a los creadores mexicanos con la Secretaría de Hacienda.
La obra de Paz --y de otros autores de su talla-- será objeto de estudio y debate del 19 al 23 de septiembre en la Casa de las Américas en el Coloquio internacional poesía hispanoamericana de los sesenta.
--¿Por qué se publica ahora y no antes a Octavio Paz en Cuba?
Luis Toledo Sande, jefe de redacción de la revista Casa, a título personal, comenta:
--Son varios
motivos: uno, que no contamos con su autorización para difundir textos ya publicados.
En el caso de esta carta --personal a Fernández Retamar-- la autorización la
hace expresa el propio Paz. Dos, intentamos publicar documentos y papeles
inéditos que están en los archivos de Casa de las Américas como parte de una
política de rescate de su legado; y, finalmente, en Cuba existe una creciente
apertura hacia autores que en algún momento fueron mal vistos. Se trata de
abrir ventanas, de romper la asfixia. Porque no pueden pedirle a alguien que se
abra si se le está asfixiando.
El texto inédito del poeta mexicano inicia “por algo personal”: su obra y el
surrealismo. Dice: “No sé si mi obra sea realmente una obra. Quizá sólo es una
búsqueda. No soy sobrehumano y, menos dichoso que Picasso (que no busca sino
encuentra), yo he buscado toda mi vida y no sé si he encontrado algo.
“Sé que el surrealismo me dio otros ojos, otras manos y otros oídos: para buscar. Pero digo mal: no me dio nuevos sentidos, dio un sentido a mi búsqueda (…) Me hizo ver que la revolución de las palabras era también una revolución de la sensibilidad y, en esencia, algo no muy distinto de la revolución de los pueblos”.
Paz afirma que llegó al surrealismo “cuando ese fuego era brasa en algunos y en otros cenizas frías. No importa: me dio conciencia”.
Según Paz, el surrealismo le hizo entender lo que significa realmente la poesía moderna, desde el romanticismo alemán: “Comprendí la función de la imaginación como fuerza de liberación del hombre. Creí que la poesía no podía ser sino una tentativa por realizar, aquí y ahora, en nuestras vidas y en la vida social, esa liberación Encarnación de la poesía en la vida social. Escribir poemas y, simultáneamente, hacer de cada hombre un poeta, un creador. Pero no tardé en darme cuenta que existía una oposición radical entre los regímenes de la Europa Oriental (extendida hoy a los que imperan en China y otras partes) y las pretensiones liberadoras de la poesía.”
Para el Nobel mexicano “esta oposición no sólo es imputable a la pesadilla que fue el estalinismo para mi generación, sino que pertenece a la naturaleza de las cosas.”
“No diré más, no quiero decirte más”, escribe a Fernández Retamar, y añade: “Quiero demasiado a Cuba y a su pueblo, quiero demasiado a Latinoamérica para encender ahora una vieja polémica.”
Entra luego de lleno a la política: “No creo en lo que tú crees pero mi disidencia y aun mi oposición no me convierte en un enemigo de Cuba. En ese sentido, afirmo la coexistencia y lo que la jerga de los políticos llama las relaciones pacíficas y libres entre regímenes con organizaciones sociales distintas. Yo no creo en el espíritu de sistema ni en los monólogos históricos. No sé qué sea la historia pero sé que no ha sido nunca un soliloquio. Creo en la pluralidad En el diálogo.”
En el caso de Cuba se interroga: “¿Cómo voy a olvidar que se trata de gente de mi lengua y de mi historia? ¿No son tú y Lezama Lima y Cintio Vitier y tantos otros mis amigos?”. Advierte: “No sigo el camino de ustedes pero en algo siquiera coincido con ustedes: un día América Latina se recobrará a sí misma y recobrará la parte del futuro y la parte de realidad que le toca.”
Finaliza: “Cierto, no es verdad que todos los caminos lleven a Roma (hay que volver al revés todos los proverbios: antigua máxima surrealista), pero tampoco es verdad que sólo hay un camino para llegar a ella. Como dice Darío: `esperar, esperemos todavía’. Nos queda mucho por andar pero el día está cercano.”
En el post scriptum, Paz indica a su colega cubano: “Esta carta es personal, de amigo a amigo, pero puedes publicarla si así lo deseas.”
Roberto Fernández Retamar la publica 30 años después.
En una nota introductoria, el director de Casa de las Américas explica el origen de la carta de Octavio Paz:
“En 1964, conjuntamente con Nicolás Guillén, Alejo Carpentier y José Rodríguez Feo, yo era responsable de la publicación de la revista Unión. Habida cuenta que se conmemoraban entonces cuarenta años del primer Manifiesto Surrealista, decidimos rendirle homenaje al surrealismo y escribí a varias figuras importantes vinculadas a él. Con los materiales recibidos (…) hicimos la sección `El surrealismo a cuarenta años'.”
Ahora, a tres décadas de aquel homenaje, Fernández Retamar rescata de nueva cuenta la importancia del surrealismo: “Sería insensato tomar el surrealismo por una `novedad’, pero más insensato sería pretender que no ha existido, que no existe, e ignorar todo lo que el mundo moderno le debe.”
Según el poeta cubano, “no es necesario insistir en todo lo que nos separa de muchas de las posiciones políticas que Paz asumiría posteriormente a esta carta, en especial las que atañen a la Revolución cubana, de la que se ha convertido en acérrimo enemigo, pero también las que atañen a otras experiencias de nuestra América”.
Y concluye: “Sirva igualmente la publicación de la carta para conocer un momento de la evolución de esta figura (Paz) compleja, de lo mejor de cuya obra, más allá de coyunturas harto conocidas, no puede prescindir nuestra cultura.”
Octavio Paz “rompió” con la Revolución cubana a raíz del “caso Padilla”. Se trató del encarcelamiento y juicio al poeta cubano Heberto Padilla, acusado de acciones contra la Revolución. A ojos de varios intelectuales del mundo, incluyendo a Paz, Padilla fue obligado a efectuar un acto público de “contrición” en el que renegó de sus ideas “contrarrevolucionarias”. Fue, a su decir, un “método orwelliano” para acallar la libertad de expresión y de conciencia en Cuba, propio del estalinismo.
Desde entonces las posturas de Paz no han variado: es un acérrimo anticastrista. En octubre de 1993 declaró a Proceso: “El entusiasmo por Fidel Castro fue una verdadera alucinación colectiva, una epidemia de la imaginación y de la sensibilidad moral. Los más afectados fueron, justamente, los intelectuales”.
Para él Cuba --junto con Haití-- son “las excepciones vergonzosas” de la desaparición de las dictaduras militares y la instauración de regímenes democráticos en América Latina.
El 10 de agosto --cinco días después de que ocurrieran disturbios en el Malecón de La Habana y justo al iniciarse el éxodo de balseros cubanos-- el diario español ABC publicó que Octavio Paz encabezaba un Comité Panamericano Pro Democracia en Cuba y que, en carta abierta, pedía al presidente del gobierno de España, Felipe González, que se retirara el apoyo financiero a “la tiranía de Fidel Castro”.
Según el periódico español, la carta expresaba “el profundo dolor del exilio cubano ante el continuo apoyo dado por su gobierno al régimen tiránico de Fidel Castro”. Añadía que desde Franco a la fecha, “los gobiernos españoles han estado de espaldas al dolor del pueblo cubano y han sido cómplices, de hecho, de los crímenes y de la destrucción de esta nación a manos de un megalómano, a quienes ustedes han apoyado y defendido sin pudor en los organismos internacionales”.
En carta enviada al diario La Jornada al día siguiente, Paz desmintió haber censurado a Felipe González respecto al régimen castrista
--¿Se seguirá publicando a Paz en Cuba?
--Sólo si Paz nos da paz --responde Luis Toledo Sande, y explica: “Sólo si él nos abre una relación editorial para poder tener textos suyos”.
Toledo comenta que Casa de las Américas –“hasta donde yo conozco”-- carece de más textos inéditos del poeta mexicano y refiere que la publicación de su antología --pendiente de su autorización-- depende ahora también de los escasos recursos económicos con que cuenta esta institución cubana:
“Nos es difícil publicar hasta los premios Casa”, añade
Para Toledo no debe haber suspicacias por la publicación de las obras de Paz en Cuba:
“Se ha hecho ya con otros autores que condenaron la Revolución, por ejemplo José Luis Borges”, dice. Y se pregunta: “¿Qué le puede hacer más daño a Cuba en este momento: el dólar en la calle o una página de Paz?”.
Reconoce que si en algún momento Casa de las Américas ejerció un veto editorial sobre algunos autores, obedeció a las agresiones de éstos contra la Revolución y sus instituciones: “Es comprensible que si a un vecino lo empiezan a hostigar y agredir por todos lados, le entre la paranoia y vea a sus vecinos con desconfianza”.
Según él, esto en Cuba se trata de superar poco a poco La publicación de la carta de Paz, dice, no es un hecho aislado. Responde a una creciente apertura con autores importantes de las letras hispanas, aunque éstos no sean afines a la Revolución. Pone los casos del libro Páginas escogidas, de Jorge Luis Borges, publicado por la editorial Casa, en su colección Literatura Hispanoamericana.
En el medio cultural cubano se comentan las recientes publicaciones de autores otrora considerados “herejes”. Por ejemplo, Gastón Baquero --acérrimo anticastrista residente en España, exjefe de redacción del periódico batistiano Diario de la Marina-- apareció con un poema en la revista El Caimán Barbudo y en una entrevista en La Gaceta de Cuba, órgano de la Unión de Escritores y Artistas (Uneac).
Además, las obras del Premio Nobel mexicano circulan de mano en mano entre los intelectuales y jóvenes universitarios de la isla. Pese a no ser publicado, es aquí un autor reconocido y, también, apreciado.