Ajedrez

Ajedrez: Un enfoque diferente para jugar

Pero bien podríamos pensar que hay otras posibilidades que pondrían nuestro juego en un entorno personal más favorable. Por ejemplo, después de una larga carrera ajedrecística, yo estoy prácticamente retirado. Digamos que ya hice lo que pude en el mundo del ajedrez y ahora participo poco.
domingo, 20 de octubre de 2024 · 14:56

CUDAD DE MÉXICO (apro).-Nuestro juego ciencia, el ajedrez, es -como indicó alguna vez Kasparov- el juego más violento que existe. Y desde luego la derrota es siempre dolorosa. Muchos ajedrecistas no son capaces de tener un buen desempeño cuando por ejemplo, pierden alguna de las primeras partidas de una competencia. Y es que el juego a veces peca de “rudeza innecesaria”, aunque evidentemente esto es una percepción del jugador que pierde una partida después de haber luchado por unas cuatro horas. Es verdaderamente decepcionante muchas veces el caer derrotado en una partida de ajedrez.

La razón para este tipo de respuestas a las derrotas se debe tal vez a lo competitivo que es el juego, el cual para colmo, no se rige por la suerte y en general, porque a veces hay excepciones a la regla y además, los mejores jugadores -aquellos que están activos- tienen ambición deportiva, es decir, buscan ganar en cada una de sus partidas. Y este enfoque es uno de los más comunes que los ajedrecistas encuentran, porque finalmente no basta con jugar bien, también hay que ganar.

Pero bien podríamos pensar que hay otras posibilidades que pondrían nuestro juego en un entorno personal más favorable. Por ejemplo, después de una larga carrera ajedrecística, yo estoy prácticamente retirado. Digamos que ya hice lo que pude en el mundo del ajedrez y ahora participo poco. Por una parte, no tengo ambición deportiva en los torneos, ya no me importa ganar necesariamente (aunque so es siempre preferible a perder). Entonces, cuando enfrento una partida de torneo busco pensar simplemente en hacer una buena partida. El triunfo o la derrota pasa a segundo término (aunque ya sé, es difícil deshacerse del sentimiento de tristeza y frustración que se tiene cuando se pierde). De la misma manera, intento no aceptar el empate a la primera petición de mi rival (a menos que la posición en el tablero sea de franca nulidad). La idea es jugar y aplicarse. De hecho, en una ocasión el Maestro Internacional Michael Brooks, después de una larga partida en donde le ofrecí tablas (yo con peón de ventaja) y que él aceptó, me dijo a bocajarro: “¿Por qué me ofreces el empate? Tú eres el único que puede intentar ganar”. A manera de disculpa le dije que estaba cansado ya y que quería irme a cenar. Me indicó entonces que eso no era un buen argumento: “Vienes a jugar y debes sobreponerte al cansancio”, me dijo. Gran lección de un jugador que eras mejor que yo. A todo esto, el Maestro Internacional Willy de Winter solía decir que “el cansancio era ficticio”.

Y este enfoque de buscar una meta superior a la deportiva es lo que he llamado “ajedrez mindfulness”, en donde precisamente lo que busco es simplemente hacer una buena partida. Y esto lo intenté en la última Copa Independencia, en donde terminé con 3.5 puntos de 7 posibles. Gané 3 partidas, perdí 3 y empaté una. Y debo decir que las derrotas me dolieron aunque tal vez m repuse más rápido de las mismas. Las victorias que obtuve fueron interesantes y me parece que jugué con más empuje e interés que mis rivales. De hecho, en la última partida gané después de una serie de maniobras tácticas, tanto de mi rival como mías y de pronto hallé un ataque ganador. Calculé con relativa precisión y quedé contento en lo general.

Cabe decir que Peter Wells y Barry Hymer han escrito un interesante libro llamado “Chess Improvement, It´s all in the mind set”, así como Paul van der Sterren, ahora retirado y en su momento uno de los candidatos a Campeón Mundial, quien escribió un interesante libro llamado “Mindful Chess”. Es claro que este enfoque no necesariamente es novedoso, pero bien puede motivar a ver el ajedrez desde un enfoque menos competitivo y más estético.

Decía Bertrand Russell, en su libro “La conquista de la felicidad”, que los estadounidenses no saben disfrutar las vacaciones: van a algún país que es muy diferente a su cultura, pero llegan a hoteles que tienen las mismas prerrogativas que encuentran en sus casas, comen lo que en su país comen, porque temen enfermarse, y al final de sus vidas, cuando recuerdan sus viajes, piensan en lo costoso que resultó viajar. Así pues, sugiero tratar de implementar esta idea del mindfulness, basada en la técnica, en donde el plan es en realidad “disfrutar el camino”, jugar la partida, deleitarse de la misma estrictamente. Y tal vez este enfoque, aunque no necesariamente el mejor en términos de ambición deportiva, puede ser el modelo a seguir cuando se juega al ajedrez, donde el resultado final debería pasar a segundo término.

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