Justicia

Javier Valdez, a ocho años: conciencia y memoria viva

Javier Valdez no era sólo un periodista. Era una conciencia crítica, una pluma lúcida con profundo sentido humano, que narraba lo innombrable: las heridas abiertas por el crimen organizado.
jueves, 15 de mayo de 2025 · 05:00

Fue hace ocho años, el 15 de mayo de 2017, cuando asesinaron a Javier Valdez en Culiacán, su ciudad natal. Aquella mañana había tenido su reunión editorial en Ríodoce, el semanario que cofundó y que sin proponérselo se convirtió en referencia obligada para entender las complejidades del narcotráfico en México. Salió a mediodía. Se subió a su coche. No llegó a su destino. Le interceptaron y mataron.

Javier Valdez no era sólo un periodista. Era una conciencia crítica, una pluma lúcida con profundo sentido humano, que narraba lo innombrable: las heridas abiertas por el crimen organizado, el sufrimiento de las víctimas, las complicidades que permiten que todo eso continúe. “Callar al periodista es matar la verdad”, escribió alguna vez. Y aun con esa certeza, eligió seguir.

Su asesinato fue una pérdida irreparable. Pero lo que sus agresores no imaginaron es que su palabra seguiría viva. En cada crónica que escribió, en cada víctima que fue escuchada gracias a su trabajo, y también en las nuevas generaciones de periodistas que hoy asumen su oficio como una forma de compromiso con la verdad.

Desde entonces, su legado ha crecido. En 2018, se instituyó el Premio Breach/Valdez de Periodismo y Derechos Humanos, en memoria de Javier y de Miroslava Breach, también asesinada por ejercer su labor informativa. Este galardón reconoce a periodistas que hacen de su oficio una herramienta para visibilizar injusticias, defender libertades y resistir desde la palabra.

En 2023 se formalizó Tejidos Solidarios, una red integrada por familiares de periodistas asesinados y desaparecidos. Esta iniciativa, impulsada por Griselda Triana, periodista y compañera de vida de Javier Valdez, y apoyada por Propuesta Cívica, busca transformar el dolor en acción colectiva. Articula esfuerzos por la verdad, la justicia y la memoria, y representa una apuesta por el acompañamiento mutuo y la fuerza compartida frente a la impunidad. Porque, como en el caso de Javier, cada crimen contra la prensa no es sólo una tragedia personal, es también un ataque a la sociedad.

Pese a estos esfuerzos, los desafíos persisten. Desde 2017, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) ha documentado al menos 73 asesinatos de periodistas y nueve de trabajadores de medios en posible relación con su labor. Asimismo, en el mismo periodo, 25 personas periodistas y una trabajadora de medios fueron desaparecidas —19 de las cuales recuperaron su libertad, mientras que 7 siguen desaparecidas—. Estas cifras, que tienen nombre, apellido y familias, reflejan la necesidad de seguir fortaleciendo los mecanismos de protección, con recursos adecuados, enfoque preventivo y voluntad institucional sostenida.

Además de la protección individual, garantizar un entorno libre y plural para el ejercicio del periodismo requiere también marcos normativos y políticas institucionales que reconozcan su función social. En este sentido, la ONU-DH celebra la apertura de espacios de consulta en el Senado de la República sobre las reformas en materia de telecomunicaciones y radiodifusión. Este proceso de diálogo plural, impulsado tras los llamados de organizaciones y de la propia ONU-DH, es una oportunidad clave para garantizar que cualquier modificación legal fortalezca —y no limite— la libertad de expresión, el acceso a la información y la pluralidad de medios.

Memorial por la periodista Miroslava Breach. Foto: Eduardo Miranda.

Avanzar en estos frentes también es una forma de honrar la memoria de periodistas como Javier Valdez, cuya vida y trabajo nos recuerdan que defender la verdad no sólo implica valentía individual, sino también voluntad colectiva de garantizar condiciones para ejercerla.

El camino para el acceso a la justicia en el caso de Javier Valdez ha sido sostenido con firmeza por su familia y por organizaciones de la sociedad civil. Su esfuerzo ha evitado que el expediente de Javier sea sepultado por el silencio y no ha permitido olvidar que todavía hay pendientes. Recordarlo hoy es un acto de resistencia frente al olvido.

Javier recibió en vida múltiples reconocimientos. Fue corresponsal de La Jornada, colaborador de AFP, finalista del premio Rodolfo Walsh y galardonado con el Premio Internacional a la Libertad de Prensa del CPJ en 2011. Ese mismo año, Ríodoce recibió el Premio María Moors Cabot de la Universidad de Columbia.

Desde la ONU-DH reafirmamos nuestro compromiso con la libertad de expresión y con la protección de quienes ejercen el periodismo. Honrar a Javier Valdez no es sólo recordar: es defender el derecho a saber y el derecho a contar.

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*Representante Adjunto de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

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