Guerra Israel-Hamas

Nuevas expresiones sociales de la guerra Gaza-Israel

La sociedad israelí se manifiesta exigiendo un alto al fuego, después de que su ejército lo rompió al volver a bombardear de forma despiadada a palestinos inermes en las calles donde duermen en improvisadas tiendas.
viernes, 11 de abril de 2025 · 05:00

Lo más reciente de la guerra que ha asolado principalmente el territorio de Gaza resulta la sociedad dividida que se vislumbra allí y en Israel. 1º. Aunque resulte difícil de creer, los gazatíes se han manifestado contra Hamás en medio de los escombros a los que han sido reducidas sus ciudades con los intensos bombardeos que han mermado y continúan mermando notablemente a su población. 2º. Por su parte, grandes sectores de la sociedad israelí no han cesado, sino que han aumentado sus protestas contra el gobierno de Benjamín Netanyahu, en las importantes ciudades de Tel Aviv y Jerusalén; mismas que iniciaron desde que se dieron fuertes reacciones contra su intención de disminuir el poder judicial. Como en estos días ha provocado la remoción de Ronen Bar, ministro de Seguridad Interior (Shin Beth), y el mismo gabinete —el más de derecha conocido— ya ha atacado al procurador de Estado, Gali Baharav-Miara.

Por eso la sociedad israelí se manifiesta exigiendo un alto al fuego, después de que su ejército lo rompió al volver a bombardear de forma despiadada a palestinos inermes en las calles donde duermen en improvisadas tiendas a partir del 18 de marzo. Lo que Netanyahu llamó “ataques extensos”, según él, tuvieron como objetivo liquidar a fuertes líderes de Hamás y acabar con el armamento de la organización. Se esperaba que, en todo caso, los bombardeos se relacionaran con la exigencia rescatar a los rehenes en poder de Hamás. Al contrario, responsabilizan a su gobierno de obstaculizar su intercambio por los palestinos detenidos en Gaza, pero también de Cisjordania, donde las formas de lucha se relacionan con la agresividad de los colonos judíos.

Los bombardeos no cesan. Foto: Leo Correa / AP.

En Gaza queda claro con estas expresiones contrarias a Hamás de los mismos palestinos que, como se ha dicho desde el inicio de la guerra, tiene un brazo armado donde están las brigadas de El Zeddin al Qassam —responsables del asalto del 7 de octubre de 2023— y otro civil, que votó por un gobierno en el que la mayoría apoyó la propuesta política que ganó las elecciones de 2007 cuando se separó de la Autoridad Palestina.

Por ello se criticó desde fuera la postura de Israel de bombardear indiscriminadamente y no limitarse sólo a los grupos armados, provocando la muerte de miles de civiles, donde desde luego se encuentran los niños y la mayoría de mujeres. El discurso inicial que se fue imponiendo en Occidente calificó como terrorista a todo lo que tuviese relación con Hamás, que alcanzaba a toda la sociedad, la misma que ahora muestra su división con las protestas que tienen lugar en el territorio. No obstante, ese sentido crítico pudo surgir antes y evitar, en la medida de lo posible, la enorme mortandad de su pueblo.

Las nuevas acciones de guerra, así como las manifestaciones sociales coinciden ahora con las fechas sagradas de los rituales del islam, con el Ramadán que evoca la primera revelación de Mahoma (el noveno mes del calendario islámico), lo que ha dado lugar a las diferentes voces que pedían un cese al fuego al menos en el día del Eid el-Fitr, cuando terminan las fiestas para los musulmanes. Los palestinos tienden sus tapetes para la plegaria en callles derruidas mientras se escucha el ruido de los bombardeos. Y al contrario de esa intención, los ataques arreciaron el domingo pasado.

Para los judíos se acerca Pesaj o Pascua judía, una fiesta de fuerte tradición porque marca el día de la liberación recordando la salida de Egipto. Y para los cristianos coincide con la Pascua de Resurrección, de donde surgió la comunión que enlaza a toda su feligresía. Las fiestas enmarcan las tradiciones de los pueblos del Libro, como les llamó Mahoma. En cierta forma encierran una paradoja, porque en los tres casos se les relaciona con la paz y, sin embargo, son varias las ocasiones en que han coincidido con sus acciones guerreras.

Las numerosas propuestas de paz que no logran conciliar los intereses de ambas partes han tenido momentos importantes, como la primera fase del cese al fuego, condicionada al intercambio de rehenes que, sin más, fue interrumpida cuando debía dar lugar a la segunda. Hamás pretendió un alto al fuego total a cambio de los últimos rehenes, la negativa de Israel estuvo marcada por su desacuerdo para abandonar definitivamente el territorio como habían propuesto los mediadores. Ante la nueva propuesta de Qatar y Egipto, aceptada por Hamás, vuelve a tropezar con la negativa de Israel que, contrariamente a lo previsto, comenzó a realizar maniobras para la ocupación militar de la franja de Gaza, con todo y lo que implica ya la escasez de reservistas de su ejército. Netanyahu propone también a los dirigentes de Hamás que podrán partir del territorio si deponen las armas. Lo que no puede ofrecer es poner término a la guerra, como lo demuestra el brutal hallazgo de 15 socorristas en las ambulancias del Cuarto Creciente Rojo asesinados en Rafah al ser tomadas como blanco por la aviación israelí el 31 de marzo, apenas hace unos días.

Lo más grave es que todo esto echa por tierra el proyecto árabe para la reconstrucción de Gaza, pese a contar con la firma de 22 países, aunque su presión no ha ido a la par de su enorme objetivo, entre otras razones porque la poderosa Arabia Saudita no muestra un compromiso definitivo debido a sus intenciones de alcanzar convenios con Israel para el intercambio de petróleo y otras energías por la tecnología que requiere. Por lo demás, mientras el proyecto de reconstrucción apenas mereció un lacónico “no procede” del presidente de Estados Unidos, por el contrario, el establecimiento de relaciones entre israelíes y saudíes fue uno de sus más importantes propósitos del fracasado plan de Abraham de su primer gobierno.

Civiles, las principales víctimas. Foto: Jehad Alshrafi / AP.

Estados Unidos, mientras tanto, incrementa el capital disponible para la compra de armas de Israel, presiona para que Líbano e Israel establezcan relaciones, en tanto las acciones del ejército israelí continúan bombardeando el país vecino difundiendo la idea de la reanudación de los ataques de Hezbolá. Y es verdad que algunos cohetes han salido de Líbano, lo que permite el argumento de que Israel sólo sale a la defensa de sus ciudadanos, que Trump repite usando las mismas palabras que Netanyahu, pero ignorando las sospechas de los libaneses de que Israel maniobra para encontrar la justificación para continuar con sus incursiones.

Afirman los mensajes de los libaneses en redes que si Israel ha desarrollado una tecnología como la que utilizó para hacer estallar bípers entre los miliciaciones de Hezbolá y de paso entre jóvenes y niños musulmanes chiitas, bien puede realizar los disparos desde Líbano y responsabilizar a Hezbolá, con las consecuencias conocidas.

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