Caso Ayotzinapa

Murió en el abandono Jonathan Maldonado, sobreviviente de la noche de Iguala de 2014

Jonathan Maldonado Hernández no recibió apoyo de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) y murió por complicaciones causadas por las lesiones físicas y neurológicas de la agresión armada.
jueves, 15 de mayo de 2025 · 23:45

CHILPANCINGO, Gro. (apro).- El maestro Jonathan Maldonado Hernández, sobreviviente de la noche de Iguala en 2014, falleció el 6 de mayo pasado a los 32 años en un hospital del Estado de México.

Murió en total abandono. Nunca tuvo el apoyo de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) ni de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), aseguró Heriberto Moisen González, presidente del Colectivo Nacional de Sobrevivientes del Caso Ayotzinapa.

Durante más de una década, sus familiares se hicieron cargo de los gastos médicos por las lesiones físicas y neurológicas de la agresión armada.

El joven presentó un cuadro de ansiedad y depresión, secuelas del ataque armado de 2014 en el que perdió dos dedos, además de los problemas derivados de que esquirlas de bala se le incrustaron en los ojos.

A principios de mayo, el normalista fue internado en un hospital privado de Toluca, en el Estado de México, donde radicaba con su mamá y hermanos.

Debido a complicaciones fue trasladado a otro hospital de especialidades, donde finalmente falleció.

Heriberto Moisen informó que la salud de Jonathan se complicó en menos de dos semanas y, aunque la familia no informó la causa del fallecimiento, se supo que fueron secuelas del ataque que sufrió el 26 de septiembre de 2014 por parte de policías municipales y criminales en Iguala.

"Presentó cuadros de ansiedad y depresión, no pudo salir de ahí, sin apoyo de un psiquiatra.

“Fue una cadena de padecimientos que concluyó en la muerte del compañero.”

Dijo que, a pesar de solicitar apoyo en reiteradas ocasiones durante más de 10 años a la CEAV y a la CNDH, Jonathan murió en el "total abandono".

"Fue una muerte sorpresiva y rápida. No tardó mucho tiempo, estuvo por mucho dos semanas hospitalizado", afirmó.

Jonathan Maldonado, originario de Tixtla, se recibió como Licenciado en Educación Primaria.

Fue parte de la generación 2014-2018.

En muchas ocasiones hizo exámenes, pero los contratos de la Secretaría de Educación Guerrero y de la Secretaría de Educación Pública (SEP) no alcanzaron para darle la oportunidad de ejercer su profesión.

"Nunca pudo obtener una plaza docente. Estuvo insistiendo. Fue un poco traumante para él no desempeñarse. Nunca una respuesta por parte de las autoridades para entrar en el ámbito laboral", lamentó Humberto.

Jonathan, de acuerdo con compañeros consultados, era una persona de carácter introvertido, pero alegre con las personas que conocía y con quienes sentía confianza.

"Fue muy alegre, simpático, platicaba y era respetuoso".

Además, era muy responsable.

"Estaba pendiente de que los compañeros asistieran a ratificar sus declaraciones. Era de las personas más cumplidas en estar asistiendo en la Unidad Especial de Investigación y Litigación del Caso Ayotzinapa (UEILCA) de la Fiscalía General de la República (FGR).

No obstante, a Jonathan, dicen sus compañeros, le pesaba mucho hablar del tema del ataque del 2014.

"Se cohibía, no podía asumir lo que sufrió", expresaron.

De los más de 20 lesionados de la noche de Iguala sólo tres pudieron pagar sus gastos médicos y atención psicológica. El gobierno los dejó abandonados a su suerte, aseguraron las víctimas.

En un documento dirigido a la presidenta Claudia Sheinbaum y a organismos de derechos humanos el 12 de mayo, el Colectivo Nacional de Sobrevivientes del Caso Ayotzinapa recordó que el 26 y 27 de septiembre del 2014, en la ciudad de Iguala, 43 de sus compañeros fueron detenidos y desaparecidos por fuerzas de seguridad municipales, estatales y federales en contubernio con integrantes del crimen organizado.

Otros tres estudiantes fueron asesinados y al menos otros 20 resultaron heridos, entre ellos Jonathan Maldonado Hernández, quien perdió dedos de su mano derecha a causa de un balazo recibido.

“Al compañero Jonathan Maldonado Hernández le fue negado el apoyo psicológico y psiquiátrico por parte de la CEAV (Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas) desde el 2014, nunca obtuvo ayuda médica ni la rehabilitación adecuada tras la pérdida de los dedos de su mano, durante sus últimos días, se encontró internado en un hospital particular, pues la ayuda en instituciones de salud pública fue inexistente”.

De los estudiantes lesionados, Aldo Gutiérrez Solano continúa en estado vegetal.

Los padres de los 43 estudiantes desaparecidos y un joven asesinado también desarrollaron enfermedades, principalmente durante los primeros años de protesta.

A la fecha han muerto cinco madres y padres: Minerva Bello Guerrero, madre de Everardo Rodríguez Bello, a causa de cáncer; Tomás Ramírez Jiménez, padre de Julio César Ramírez Nava, de diabetes. Julio César fue asesinado la noche del 26 de septiembre de 2014.

Saúl Bruno Rosario, padre de Saúl Bruno García, y Bernardo Campos Cantor, el Tío Venado, padre del estudiante José Ángel Campos Santos.

Además, de un infarto murió Ezequiel Mora Chona, padre de Alexander Mora Venancio.

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