Cultura
Documental sobre ASCO, histórico grupo chicano de arte contra la discriminación en Los Ángeles
El filme presentado en el Festival Internacional de Cine de Morelia bien podría haberse titulado “El orgullo de ser chicano”, y recoge la trayectoria de este movimiento artístico de emancipación durante los años setenta y ochenta y que Travis Gutiérrez explica en entrevista.MORELIA, Mich. (Proceso).- El cineasta estadunidense Travis Gutiérrez Senger rinde homenaje a un movimiento singularísimo con el documental ASCO: Without permission (“ASCO: Sin permiso”, Estados Unidos, 2024), que proyectó en la recién 23 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), efectuado del 10 al 19 de octubre.
En 90 minutos cuenta la historia del colectivo ASCO, que fusionó el activismo con el arte, al desafiar la representación en ese ámbito, en Hollywood y en los medios de comunicación. Sus cuatro miembros no fueron reconocidos en su tiempo, pero hoy se les considera entre los artistas más importantes del siglo XX. Utilizaron un enfoque completamente original para hacer cine, donde la no ficción y la ficción se entrelazan a través de obras colaborativas realizadas con la nueva generación de artistas de Latinoamérica.
Y es que la exclusión de los chicanos del mundo del arte y la brutalidad policial que sufría la comunidad mexicana-estadunidense impulsaron a la artista multidisciplinaria Patssi Valdez, el muralista Willie F. Herrón III, el artista de performance Glugio Gronk Nicandro y el escritor y fotógrafo Harry Gamboa Jr., a crear, en los años setenta, el grupo ASCO, y hasta el 2011 el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA), montó ASCO: Elite of the obscure, a retrospective.

ASCO: Sin permiso, reimagina lo que hoy es posible en el cine y el arte, al tiempo que celebra a un grupo iconoclasta que se adelantó a su época.
Gutiérrez Senger (Desert cathedral, 2014, y White lines and the fever: the death of DJ Junebug, 2010) destaca en entrevista que intenta en el largometraje dar a conocer cómo surgió ASCO, palabra que significa repugnancia, y se confiesa un gran admirador de esa agrupación, “la cual es muy importante en Estados Unidos, y más ahora que necesitamos oponernos a Donald Trump”.
Sin rodeos, llama a los latinos en Estados Unidos “a no tener miedo, a ser intrépidos y luchar a través del arte”. Sigue:
“Hay que seguir siendo audaces y confrontativos. Hay que seguir luchando para seguir adelante”.
ASCO estuvo activo de 1972 a 1987. Sus artistas, con sus trabajos, respondían a la turbulencia sociopolítica de la época, a menudo utilizando la repulsión y la náusea como táctica para desafiar las narrativas dominantes.
Cebe recordar que el movimiento chicano, que surgió en la década de los sesenta, fue social y político para mejorar el tratamiento de los mexicanos-estadunidenses en diversas áreas, como política, educación y trabajo, y se inspiró en las luchas por los derechos civiles liderado por Martin Luther King Jr.; además, buscaba combatir el racismo estructural y revitalizar la cultura chicana.
En tanto, la finalidad de ASCO era responder a la injusticia social y política desde la perspectiva de la marginalidad chicana. Sus tácticas y obras fueron:
-“No Movies”: Crearon una serie de “no-películas”, donde satirizaban a Hollywood y cuestionaban la falta de representación chicana en la pantalla grande, utilizando fotografías y performances.
-Performances “guerrilla”: Realizaban actos de performance en espacios públicos, transformando eventos cotidianos en arte conceptual.
-Fotonovelas: Fusionaron las fotonovelas populares entre las madres y abuelas mexicanas con imágenes y narrativas bizarras inspiradas en Hollywood.
Sus proyectos influyeron en generaciones de artistas latinos, lo cual ayudó a empujar los límites del arte chicano, aunque su legado fue poco reconocido inicialmente. Algunas influencias importantes del trabajo artístico de ASCO fueron el dadaísmo y el arte povera.
Una obra muy actual
Gutiérrez Senger recuerda que en los años setenta la gente protestaba en las calles con procesiones y pancartas:
“ASCO trajo aspectos de vanguardia al movimiento chicano. Tomaron elementos de Europa, del cine mexicano y Europa. Estaban muy informados de lo que estaba sucediendo a nivel mundial en el mundo del arte”.
En ASCO: Sin permiso se habla que en Station of the Cross el grupo llevó una cruz enorme a la oficina local de reclutamiento militar para protestar contra la guerra de Vietnam.
También en 1974 Gamboa le tomó una foto a Gronk posando como víctima de la violencia de pandillas para llamar la atención sobre la cobertura sensacionalista de los medios sobre el crimen en el este de Los Ángeles.
De nuevo Gamboa fotografió a Herrón, Gronk y Valdez usando stock de cine para capturar la esencia de sus películas favoritas. La serie se llamó No-Movies. Es conocido que, para los chicanos, protagonizar películas de estudios era (y es todavía) imposible, al menos que desearan recrear a un líder de un cártel, una empleada doméstica o un miembro de una pandilla. En otra imagen Valdez sotiene una estatua dorada en forma de cobra que simboliza un Oscar.
Gutiérrez Senger subraya:
“Su obra ahora encaja de nuevo en las conversaciones del mundo del arte y el cine. Siempre realizaban cortometrajes, fotogramas y películas imaginarias. Aunque se centraban en cosas muy específicas que sucedían en su comunidad, la forma en que las abordan era con conciencia global”.
-¿Qué puede aportar el documental?
-Creo que es la pregunta del millón. El filme nos recuerda que hay que arriesgarse, ser atrevido y trabajar en equipo. Uno de los beneficios con ASCO fue que la audacia fue fundamental. Se impulsaron mutuamente. Y creo que necesitamos impulsarnos mutuamente para llegar a ese punto en el que, con un trabajo tan poderoso y atrevido, podamos luchar contra las cosas tan horribles que nos perjudican. Tenemos historias valiosas, y como latino hay que luchar muy fuerte y duro para poner a personas de piel morena en la pantalla. No se puede uno permitir ser reprimido o silenciado y limitado para presentar obras.
Continúa:
“Mientras trabajaba en la película, lo que sentí fue un enorme orgullo y amor por ser chicano. Creo que ése es el gran regalo de ASCO. Se trata del amor propio y de darme cuenta de que, incluso frente a la oposición, se puede ser como los miembros de ASCO. El documental me hace sentir más erguido y más valiente, mirarme al espejo y sentirme muy orgulloso. Fue complicado reunir a los integrantes de este movimiento. Siguen vivos, pero juntarlos no es sencillo.
“El largometraje da más visibilidad a los chicanos en Estados Unidos, lo cual también es importante para seguir haciendo películas hechas por nosotros mismos, celebrando a nuestra comunidad y mostrando lo que realmente sucedió y lo que realmente sucede. La historia de ASCO me pegó durante la primera administración de Donald Trump. Pensé que necesitábamos un grupo como ASCO”.
Las compañías productoras de ASCO: Sin permiso son Noth of Now, La Corriente del Golfo y ANM.
-La comunidad chicana ya estaba olvidada y este documental viene a renovar su lucha. ¿Qué puede decir? -se le pregunta.
-Creo que tenemos un largo camino por recorrer y necesitamos seguir luchando y contando historias. Hay muchas personas muy importantes que han construido una base y un camino, incluyendo a ASCO, y debemos seguir construyendo y ser realmente conscientes de lo que podemos sostener y construir. En Estados Unidos los latinos y chicanos necesitan seguir organizándose.
Y concreta:
“ASCO es un grupo muy cool pero oportuno, y más en este momento”.