Guerra Sucia

Al descubierto, la guerra oculta del Ejército en Guerrero

Cincuenta años han transcurrido desde que el Ejército ejecutó una guerra interna en la Sierra de Guerrero para aniquilar a las guerrillas de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. Se trató de una guerra irregular que fue de 1968 a 1974.
sábado, 28 de septiembre de 2024 · 07:00

“Ese día sangriento, triste e inolvidable, fue cuando los asesinos cumplieron sus amenazas. Apenas habíamos llegado a la plaza, los grupos de judiciales comenzaron a rodearnos y enseguida a disparar. Los ricos disparaban desde las azoteas. Salvé mi vida gracias a que mujeres y niños me abrazaron para protegerme”.

Así es como el profesor Lucio Cabañas Barrientos comenzaba a relatar en una carta al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz el evento trágico conocido como “La Matanza de Atoyac” del 18 de mayo de 1967, que lo obligó a dejar las aulas para internarse en la Sierra Madre del Sur, donde comenzaría a organizar la guerrilla del Partido de los Pobres.

Días después de la masacre los agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) detectaron al incipiente grupo armado que, junto al profesor Lucio Cabañas, había comenzado a recorrer algunos pueblos y rancherías de la sierra cafetalera con las armas sobre los hombros, de acuerdo con los archivos de la DFS concentrados en el Archivo General de la Nación (AGN), los cuales fueron liberados para su consulta pública en febrero de 2020. (https://www.proceso.com.mx/nacional/2020/2/20/documentos-de-dgips-dfs-pueden-ser-consultados-sin-restricciones-agn-238820.html)

Debido a esos hechos violentos, elementos de la 27 Zona Militar mantenían a Atoyac y Acapulco bajo vigilancia, al mando del comandante de la zona, el general Salvador del Toro Morán, quien dos semanas después, el 25 de septiembre, entregaría la comandancia de la zona al general Juan Manuel Enríquez Rodríguez para quedar al frente de la nueva Zona Militar 35, establecida en Chilpancingo.

Para inicios de 1968 las actividades de Cabañas Barrientos aún oscilaban entre la organización política y la clandestinidad, pero en marzo tropas de la Zona 27 realizaron la primera operación militar contra Lucio en la Sierra de Atoyac.

Cabañas. Escondite en la sierra. Foto: Reprografía.

De acuerdo con un informe del entonces agente de la DFS Wilfrido Castro Contreras en el expediente 100-10-1 L30, el comandante de la 27 Zona Militar, Enríquez Rodríguez, había ordenado al coronel y comandante del 32 Batallón de Infantería en Acapulco, Gilberto Torres Pujol, reforzar la partida militar de Atoyac con las tropas del capitán primero de Infantería, Jaime López Ortiz, emplazadas en Tecpan.

Para entonces, el capitán López Ortiz ya se había fogueado en diversas acciones de armas con las gavillas de la Costa, como la de Juan Ortiz Cruz y los hermanos Cortés en 1965, contra las gavillas de Rufino Santoyo y los hermanos Arreola en 1966, así como en la Operación Pulpo contra la gavilla de Espinoza Islas, de acuerdo con su hoja de servicios militares obtenida por Proceso.

Carta a Gustavo Díaz Ordaz

En marzo de 1968 López Ortiz comunicaba por correo que había ubicado a Cabañas y que, “de un momento a otro, les caerían”. La operación fracasó y dos meses después Lucio Cabañas se encontraba escribiendo una carta a Gustavo Díaz “desde su refugio en la Sierra de Atoyac de Álvarez, que fuera también refugio sagrado de Vicente Guerrero”, como él mismo señalaría en su escrito.

Con esta misiva, la cual se ubica en el archivo del Centro de Estudios del Movimiento Obrero Socialista (CEMOS), Lucio pedía a Díaz Ordaz que interviniera en los asuntos políticos de Guerrero, y denunció:

“Desde ese día sigo siendo perseguido por el Ejército y por grupos de pistoleros de los ricos. A mí no se me persigue para apresarme; contra mí hay orden de muerte: así lo han dicho los oficiales del Ejército; los caciques acaudalados pagan 150 mil pesos por mi cabeza”.

Tras varios meses y una carta sin respuesta, el 14 de noviembre de 1968 elementos de las zonas militares 27 y 35 realizaron la primera operación militar conjunta en los poblados de Campo Morado y Puerto Gallo, en Tlacotepec, y en Santo Domingo, en Atoyac, principalmente contra Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas, según un informe en el expediente 100-10-1 L32 de la DFS.

Díaz Ordaz. Represión. Foto: Archivo Procesofoto.

Genaro Vázquez había sido un militante sobresaliente por su larga experiencia como líder de numerosas organizaciones políticas en el estado. Genaro y Lucio habían vivido militancias paralelas desde inicios de la década de 1960 y del mismo modo que Cabañas, Genaro también estaba siendo perseguido judicialmente acusado de provocar la “masacre de Iguala” de 1962.

Sin embargo, Genaro no sería detenido hasta varios años después, el 9 de noviembre de 1966 en el centro histórico de esta ciudad y puesto tras las rejas de la cárcel de Iguala, de donde se fugaría años después con la ayuda de un comando de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), lo cual desató la persecución por parte de elementos del Ejército mexicano.

Además de los archivos de la DFS citados, una parte de los archivos del Estado Mayor de la Defensa Nacional del Ejército mexicano también fueron transferidos al Archivo General de la Nación y parcialmente liberados en 2002, por decreto del entonces presidente Vicente Fox, para esclarecer los crímenes del pasado perpetrados por el Estado mexicano.

Esta documentación, consultada por la Fiscalía Especializada para los Movimientos Políticos y Sociales del Pasado (Femospp) y posteriormente por la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero (Comverdad) en 2004, revela algunos de los planes y operaciones militares que las Fuerzas Armadas mexicanas llevaron a cabo desde la década de 1960 en contra de movimientos sociales.

De acuerdo con una copia del radiograma 2418 en el expediente 274 del fondo Sedena, a finales de junio de 1968 el Ejército ejecutó una operación militar coordinada por las Zonas Militares 35 en Chilpancingo y 22 en el Estado de México, para localizar y capturar a Genaro Vázquez Rojas en la zona de las Grutas de Cacahuamilpa y Pilcaya, Guerrero.

Meses más tarde, la DFS reportó que tanto Vázquez Rojas como Lucio Cabañas fueron avistados en la Sierra Madre del Sur. En marzo de 1969 Genaro estuvo en los poblados de Piedra Ancha, Toro Muerto, Puerto Gallo, Pie de la Cuesta, Río Bálsamo y Los Piloncillos, en Atoyac. Mientras que Lucio Cabañas se encontraba en un campamento guerrillero en Los Piloncillos, Atoyac, con “una persona de tipo norteño” que realizaba demostraciones de uso de armas, según los informes de inteligencia.

El 23 de diciembre de 1969 se llevaría a cabo la segunda operación militar conjunta conducida por el general Miguel Bracamontes García, comandante de la 27 Zona Militar y quien acababa de dejar el mando de la 35 Zona en Chilpancingo en manos de Francisco Salazar Díaz.

Además de buscar a Lucio Cabañas y su grupo, las tropas saldrían también en persecución de la gavilla de Samuel Araujo la Onza, la cual había estado combatiendo desde hacía varios años en Tierra Caliente. Aparte de la persecución, se contemplaron también acciones de desarme total y la destrucción de cultivos de amapola y marihuana.

En enero de 1970 también elementos del mismo 32 de Infantería, pero de la Partida Militar de Petatlán, ametrallaron a J. Santos Hernández, Calixto Fortono, José Orozco y Lucio Maciel en el poblado El Varillal, después de inculparlos de pertenecer a la gavilla de Guadalupe Sánchez, dedicada a la siembra de marihuana y amapola, según un informe de Castro Contreras en el expediente 100-10-1 L35 de la DFS.

Primer plan de contraguerrilla

Desde mediados de 1970 en las oficinas de la sección tercera del EMDN en el Campo Militar 1, el jefe de operaciones y teniente de Infantería Macario Castro Villarreal y sus planificadores, comenzaron a preparar el primer plan estratégico militar de operaciones de contraguerrilla en Guerrero dirigido a Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, denominado Plan Telaraña.

Las operaciones militares se llevarían a cabo bajo la conducción del comandante de la 27 Zona Militar en ese entonces, el general Álvaro García Taboada, en coordinación principalmente con la Zona Militar 35 bajo las órdenes de Jesús Betancourt Espinosa.

Según el plan también participaron en la coordinación tropas y mandos de las zonas militares en Morelia, Toluca, Cuernavaca, Puebla y Oaxaca, así como con el general de brigada de la Policía Judicial Federal Militar, general Vicente Fonseca Castro.

Los jefes y oficiales conducirían a las tropas de los batallones 32 de Acapulco, 48 en Cruz Grande, 49 de Iguala y 50 en Chilpancingo, con tres objetivos: la búsqueda sistemática de información, una labor social permanente e intensiva, y una acción militar “propiamente dicha”, según este plan de carácter secreto, el cual se ubica en el expediente 279 del fondo Sedena del AGN.

Estas acciones se desarrollarían en distintas fases. Primero una preliminar mediante un acercamiento inicial con la población por parte de las Fuerzas Armadas de la región. Según el documento, esto debía traducirse en la búsqueda de información militar “para planear el despliegue y realizar la infiltración de elementos idóneos”, además de acciones cívico-sociales como el impulso a labores de alfabetización, higiene y servicios de salud, entre otros.

En la fase previa también se llevaría a cabo el reforzamiento escalonado y el despliegue de tropas en el terreno, ocupando las “áreas de la Costa Grande que pudieran servir de base o refugio a los maleantes” mediante el establecimiento de nuevas partidas militares, así como también el envío de una compañía de soldados en Ometepec, en la región de la Costa Chica.

En la segunda fase el plan sería puesto en marcha. La búsqueda de información continuaría, así como también las labores cívicas. Estas acciones habían sido pensadas como operaciones de guerra psicológica, ya que con ellas se buscaba influir en las opiniones, emociones y actitudes de las comunidades de las Costas, para “consolidar la confianza de la población en sus instituciones de las cuales el Ejército forma parte”.

Al mismo tiempo tendría lugar la acción militar, la cual consistiría en “la búsqueda, localización, cerco y neutralización o captura de los maleantes”. Según las instrucciones del plan, las tropas realizarían un cerco de manera gradual en el eje del esfuerzo principal El Paraíso-El Cayaco-Atoyac de Álvarez, por medio de movimientos envolventes, desde Iguala, Petatlán y Acapulco en la Costa Grande, lo que le daría el nombre a la operación, en alusión a la red que forman las arañas.

De manera simultánea estas maniobras se replicarían en la Costa Chica en el polígono San Luis Acatlán-Xochistlahuaca-Ometepec, con el avance de tropas desde Chilpancingo, Cruz Grande y Copala.

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Fragmento del reportaje publicado en la edición 0015 de la revista Proceso, correspondiente a septiembre de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.

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