Infraestructura

En el acueducto Xpujil, agua contaminada y fuga de dinero

El “Nuevo Acueducto López Mateos-Xpujil” se iba a entregar en diciembre de 2022, pero hasta el mes pasado no estaba listo y los habitantes de Calakmul padecen escasez de agua desde hace meses. Además, los militares no han rendido cuentas por 439 millones de pesos, de los 956 millones que recibieron.
domingo, 30 de junio de 2024 · 07:00

XPUJIL, Camp.– “Ya no va a hacer falta el agua. Ya se terminó esta obra, este acueducto”, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador en la inauguración del acueducto en Xpujil, el 26 de enero último.

Desde entonces, lo que se ha distribuido mediante esta obra no es ni una sola gota. Los pobladores recuerdan las palabras del presidente como una burla de sus necesidades más básicas. Para los afectados el retraso de la obra es un desastre real que padecen a diario.

Apesta el líquido marrón, entremezclado con lodo, algas y otras materias que se entrega a los residentes de Xpujil por pipas de agua. Procede de una laguna cerca de la ciudad. Están agradecidos por recibir al menos eso.

Sin embargo, el agua contaminada tiene efectos secundarios: “A mi bebé de dos meses le están saliendo ronchitas muy feas. Aquí toda la cuartería está así con ronchitas en todo el cuerpo por el agua de jagüey. No podremos vivir así”, dice Victoria (cuyo nombre real se reserva).

Jagüey. Agua sucia para la gente. Foto: Silke Grasreiner.

Anteriormente, Xpujil y 23 pueblos situados a lo largo de la carretera federal 186, entre Escárcega y Chetumal, se abastecían de un acueducto construido en 2005 que transportaba agua de tres pozos profundos desde el pueblo de López Mateos, a 96.7 kilómetros hasta Xpujil. En vista del incremento de la demanda de agua en la región por el Tren Maya, el gobierno prometió construir un nuevo acueducto para aumentar la capacidad de 32 a 230 litros por segundo.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) fue encargada del proyecto “Nuevo Acueducto López Mateos-Xpujil (NALM:X)”, como se llama oficialmente. Pero tal y como ocurrió con el Tramo 7 del Tren Maya (Proceso VI, diciembre 2023) no sólo no se terminó a tiempo, sino que también hubo irregularidades.

En noviembre de 2023 la Auditoría Superior de la Federación (ASF) publicó que los militares no pudieron justificar gastos por 439.7 millones de pesos de los de 956.3 millones destinados para la obra en 2022.

Hasta mayo de 2024 parte de los tubos del nuevo acueducto ni siquiera había sido colocada o conectada, como demuestran fotos de dron. Además, la calidad de la parte terminada es deficiente, afirman cuatro ingenieros, dos militares y dos civiles, quienes trabajaron directamente en el nuevo acueducto y que desean permanecer en el anonimato por miedo a represalias. Uno de ellos califica la obra como una “rapiña de lo peor”.

Fuga en el acueducto Xpujil. Foto: Silke Grasreiner.

Cerca de 70% de los tubos de RPFV (poliéster reforzado con fibra de vidrio) que ocupa el nuevo acueducto provienen del productor O-tek; y 30% del proveedor WEX Pipe. En estos últimos “hay fugas por todos lados”, dice uno de los ingenieros civiles entrevistados. Estas fugas, incluso, se hubieran descubierto durante las pruebas de la tubería, “pero lo enterraron”, revela.

De acuerdo con la norma de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), las pruebas a presión se tienen que realizar cada 500 metros. “Si quieres probar un kilómetro, dos kilómetros por las prisas, puedes tener problemas”, advierte uno de los ingenieros militares. Pero eso fue exactamente lo que pasó: “No hicieron las pruebas hidrostáticas”, expone.

Según su observación, tampoco se respetaron las normas sobre la nivelación de los tubos y la compactación de la tierra antes de asentar los tubos en la zanja: “Yo no puedo pasarme más de tres grados entre el tubo y el tubo porque se crea ahí un punto de inflexión”, especifica el ingeniero militar. Para su trabajo él dijo que tuvo “siete cuadrillas de topógrafos verificando los puntos”, pero después ya no vio a ninguno.

En cuanto a la compactación de la tierra, explica: “Tienes que compactarla; empezaba a llover, se empezaba a filtrar el agua, y nos sacaba el tubo en las partes donde no habíamos compactado bien. Entonces lo que les pasó es que no lo siguieron. Pensaron que era tubo común y corriente y avanzaron muchos kilómetros, pero mal ejecutado”.

Desde su inicio, la responsabilidad financiera y técnica del proyecto NALM:X fue asignada al entonces general Brigadier e ingeniero militar Raúl Manzano Vélez, quien también estuvo a cargo del Centro Coordinador del Tren Maya.

Un subordinado resume la actitud del general Manzano: “A él nunca le interesó la obra, nunca se apareció. Le preocupaba imponer su poder en lugar de avance de la obra”. Tras salir a la luz los gastos sin comprobar, dados a conocer por la ASF, Manzano no fue obligado a revelar sus cuentas, sino al contrario: el 16 de noviembre de 2023 la Sedena anunció su ascenso a general de Brigada.

Ya en verano de 2023 a Manzano le fueron asignados tres proyectos más de infraestructura en Baja California: una planta de tratamiento de aguas residuales, la construcción de un viaducto elevado y una garita conocida como Otay II. Al mismo tiempo él sigue siendo el responsable del acueducto en Campeche, como confirman los convenios sobre la obra, a los cuales Proceso tuvo acceso.

Manzano Vélez. Irregularidades. Foto: Especial.

Este medio solicitó a la Sedena una entrevista con el general Manzano. A finales de marzo último la solicitud fue negada “con motivo del proceso de elecciones”. A una nueva solicitud enviada el 3 de junio último, la Secretaría ya no respondió.

 

Tubos vacíos, manos llenas

Proceso tuvo acceso también a los contratos que celebró Manzano con proveedores. En 2022 contrató, entre otros, a la empresa Indave, SA de CV, que renta maquinaria. El coordinador de Indave in situ era Felipe del Ángel Malibrán, un futbolista retirado. Malibrán es “el director técnico de una escuela del equipo Correcaminos, donde va el hijo del general”, según un ingeniero militar. “Ahí es donde se da el principal desvío, en lo que es maquinaria, de varios millones de pesos”, agrega.

El contrato de 2022 con Indave fue por una cantidad máxima de 72 millones de pesos. “Cuando estuve pidiendo máquinas no me llegaban”, denuncia el ingeniero militar. “El general pagaba 20 y me llegaba una o dos. Y las otras 19 sólo existen en papel”.

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Fragmento del reportaje publicado en la edición 0013 de la revista Proceso, correspondiente a julio de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.

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