España
Elecciones adelantadas en España: La temeraria apuesta de Pedro Sánchez
Si el presidente Pedro Sánchez y las formaciones de izquierda no logran una “remontada” en las elecciones adelantadas de este 1 de julio, el Partido Popular estaría de regreso al poder de la mano del ultraderechista Vox.Si el presidente Pedro Sánchez y las formaciones de izquierda no logran una “remontada” en las elecciones adelantadas de este 1 de julio, el Partido Popular estaría de regreso al poder de la mano del ultraderechista Vox. Ello mantiene expectantes a varios Estados de la UE, pues Vox –que ha asumido posiciones contrarias a la mayoría de las políticas europeas—sería parte del gobierno de España justo cuando a este país le toca presidir durante los próximos seis meses el Consejo de la Unión Europea.
MADRID (Proceso).– España asume este 1 de julio la Presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea. Pero lo hace inmersa en una convocatoria a elecciones generales anticipadas para el 23 de julio (23J), en un ambiente de gran polarización política, con precampañas en las que resaltan eslóganes con ataques y poca oferta política, y en el que los resultados de los comicios son una moneda en el aire.
Lo que no se descarta es que, tras el anticipo de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo pasado, España viva un cambio de ciclo y que, en plena presidencia europea, cambie su rostro político: según la mayoría de las encuestas, Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), ganaría las elecciones, pero sólo estaría a las puertas de un nuevo gobierno si lo hace en pacto con Vox, el partido de extrema derecha.
Sin embargo, el presidente Pedro Sánchez intenta “la remontada” motivando al electorado progresista para que se vuelque a las urnas para conseguir su reelección, pero tiene serias dificultades después del revés que sufrió la izquierda en los comicios del 28 de mayo pasado. Estos resultados devolvieron a la realidad al mandatario socialista, que no consiguió reflejar en las urnas el buen desempeño de sus políticas económicas y las reformas sociales de su gobierno, con las que encaró la crisis por la pandemia del covid-19 y los efectos nocivos de la guerra en Ucrania.
En este escenario político inédito, los socios europeos se mantienen observantes ante la posibilidad de la llegada de Vox al gobierno de la nación, un partido contrario a muchas de las políticas europeas. Así, Europa se va tiñendo con coaliciones de gobierno donde participan partidos ultras, como ya sucede en Hungría, Italia, Suecia, Finlandia, Eslovenia y Polonia.
Pau Mari Klose, expresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados, lo ve así, y sostiene que “España vive un escenario incierto”, en medio de altos niveles de polarización política y de cara a la presidencia europea, aunque asegura que para cualquier análisis “la moneda sigue estando en el aire”.
El también profesor de Sociología de la Universidad de Zaragoza recuerda que Francia afrontó su presidencia europea en 2022 con unas elecciones. “Fueron unas elecciones que se dieron al final del semestre de dicha presidencia de turno. Pero en el caso español, las elecciones que se pensaban inicialmente para final del semestre europeo (noviembre-diciembre) se anticiparon y nos ha cambiado totalmente las circunstancias. Modifica todo el escenario”.
–¿Hay preocupación en los otros países europeos?
–Sí, pero el problema es que luego de la presidencia española vienen países que no van a impulsar una agenda muy ambiciosa: primero Bélgica, que coincide con el proceso electoral a nivel europeo y el cambio de la Comisión Europea, por tanto, va a ser un semestre extraño de Bélgica. Después viene la Hungría de Viktor Orbán, que no va a tener grandes ambiciones europeístas.
“Por ello, el semestre español se acogía con cierta esperanza o expectativa”, dice, y añade que tampoco descarta que “los acontecimientos a veces hacen un buen semestre europeo más que la planificación, como ha sucedido con la guerra en Ucrania; nos lleva a direcciones totalmente inesperadas”.
La elección general inicia oficialmente el 7 de julio –seis días después del arranque de la presidencia europea–, pero como sucedió en el 28M, la confrontación ya dio inicio con un elevado nivel de polarización política entre los bloques ideológicos, de izquierda y derecha, una campaña más emocional que racional o de oferta política.
En su ininterrumpida estrategia de ataque, la derecha y la extrema derecha mantienen que es hora de “derogar al sanchismo” y que hay que elegir entre “Sánchez o España”, para defender a “los españoles de bien”. Esta es la continuación de su acusación contra Sánchez al que señalan de presidente “ilegítimo”, pese a haber ganado en las urnas y bajo las reglas de las leyes españolas; de acusarlo de pactar con los “enemigos” de España, por haber acudido a los votos de partidos independentistas catalanes y nacionalistas vascos.
En contrapartida, el presidente Sánchez y el resto de formaciones de izquierda tratan de ofertar los buenos resultados de su gestión al frente de la administración, y centran sus consignas en el peligro que supondría que Núñez Feijóo abra las puertas de La Moncloa a la derecha radical de Vox, un partido machista, homófobo, negacionista y contrario a la mayoría de las políticas europeas.
Desde su llegada a la presidencia del PP en abril de 2022, Núñez Feijóo ha tratado de proyectar una imagen de político moderado, dialogante y buen gestor, como expresidente de la Xunta de Galicia. Pero coincidentemente desde su llegada empezó el “blanqueamiento” de la imagen de Vox, único partido con el que puede pactar.
De hecho, PP y Vox pactaron en 2022 un gobierno de coalición en Castilla y León, que ha sido el laboratorio de la nueva narrativa ultra, con marcados retrocesos a las políticas de género y el pilar social. El vicepresidente leonés, Juan García Gallardo, de Vox, eliminó las bonificaciones a empresas que contrataban a víctimas de violencia machista y pretende impulsar una ley que obligue a una mujer que quiere abortar a escuchar el latido del feto.
Jugada “contrafáctica”
La mañana del lunes 29 de mayo, cuando el PP aún no digería del todo su triunfo y el PSOE no pasaba el trago amargo de la derrota, el presidente Pedro Sánchez sorprendió a todos al anunciar en el Palacio de La Moncloa que acababa de comunicarle al jefe de Estado, el rey Felipe VI, la decisión de convocar a un Consejo de Ministros ese mismo día, para disolver las Cortes (Congreso de los Diputados y Senado) y convocar a elecciones generales el 23 de julio.
“He tomado esta decisión a la vista de los resultados de las elecciones celebradas ayer”, dijo, y consideró que la primera consecuencia era el desplazamiento de “magníficos presidentes y presidentas autonómicos, alcaldes y alcaldesas socialistas” pese a una gestión impecable y a que muchos de ellos obtuvieron buenos resultados electorales.
La segunda consecuencia era que “numerosas instituciones pasarán a ser administradas por nuevas mayorías conformadas por el Partido Popular y por Vox”. Y pese a que las votaciones del 28M tenían un alcance municipal y autonómico, “el sentido del voto traslada un mensaje que va más allá”.
Y por eso, como presidente del Gobierno, y también como secretario general del Partido Socialista, “asumo en primera persona los resultados y creo necesario dar una respuesta y someter nuestro mandato democrático a la voluntad popular”.
Recordó que España se dispone a asumir la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea. “Todas estas razones aconsejan una clarificación sobre la voluntad de los españoles y las españolas. Una clarificación sobre las políticas que debe aplicar el gobierno de la nación y una clarificación sobre las fuerzas políticas que deben liderar esta fase”.
Por todo ello, consideró que los españoles “tomen la palabra, se pronuncien sin demora para definir el rumbo político del país”.
El socialista Pau Mari Klose dice en entrevista que con este anuncio “Pedro Sánchez nos dejó perplejos. Pero la gran mayoría dentro del partido lo hemos entendido como una maniobra hábil, un intento de provocar un revulsivo y generar un clima interno de partido para recalibrar un gobierno de izquierdas”.
Considera que con este paso adelante, el presidente acalló una serie de críticas y generó “un clima de expectativa que hubiera sido difícil de mantener si no hubiera convocado las elecciones o hubiera tenido un gesto de mucha autoridad para relanzar el proceso de cara a diciembre”.
Es lo que, explica, en lenguaje académico se llama “contrafáctico”, que es el escenario alternativo. Era un escenario muy complicado y él ha mirado el contrafáctico, “y ha dicho, frente a esta situación apuesto por tirar los dados y que sea la ciudadanía que ponga en balanza la gestión de gobierno”.
En entrevista explica que la lógica de esta decisión tan temeraria es que si bien “en las elecciones de mayo se hacen en una situación de relativa ‘ceguera’, porque la gente se puede permitir votar ciertas opciones o quedarse en casa y no votar, porque las consecuencias no van a ser totalmente trascendentes. Pero en unas elecciones generales ya habiendo concentrado el voto institucional en la derecha y la extrema derecha, ahora hacer entrega de todo ese poder en todo el país, tendría unas consecuencias muy importantes, con ello, Pedro Sánchez ha cargado la responsabilidad sobre las espaldas del electorado, les ha dicho: ‘Tienen ustedes una definición con consecuencias muy importantes. Han podido hacerlo en las municipales y autonómicas, pero si lo hacen en la general, se van a encontrar en un país totalmente diferente y quizá no les guste’”.
Tras la convocatoria electoral, el periódico británico The Guardian publicó un editorial en el que alertaba que “Europa necesita que la apuesta de Sánchez tenga éxito”.
Señaló que este julio, “los progresistas tanto dentro como fuera de España deben esperar que los instintos de juego del primer ministro español vuelvan a dar resultado”.
Considera que esta decisión, que describe como “valiente”, fue para “concentrar las mentes en su gobierno de coalición liderado por los socialistas, que se ha vuelto cada vez más dividido y tenso. En medio de divisiones sobre el tono político y una disputa sobre una reforma fallida de las leyes de consentimiento sexual, su vicepresidenta Yolanda Díaz ha formado una nueva alianza de izquierda, Sumar, para competir con Podemos, un socio menor de coalición en el gobierno”.
Asimismo es “crucial” que Sánchez espera que su jugada actúe como “una llamada de atención para los votantes moderados, ya que la extrema derecha busca un papel en el gobierno por primera vez desde el retorno de España a la democracia”.
El diario británico considera que estas elecciones de verano en España “tienen ramificaciones importantes para toda Europa”. Una abrumadora mayoría de españoles no desea ver a Vox cerca del poder. Por eso, tras la inesperada derrota del 28M, “el señor Sánchez prácticamente le ha dicho a los votantes ‘ten cuidado con lo que deseas’. Eso fue una apuesta. Es muy importante para Europa que eso funcione”.
Lucha ideológica
Los resultados de las elecciones del pasado 28 de mayo fueron una magnífica noticia para Alberto Núñez Feijóo: el mapa de España se tiñó de azul porque se hizo con el poder en más de la mitad de los municipios más poblados de España. El PP gobernará en 32 de las 52 capitales autonómicas –incluidas las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla–, 17 capitales más que en los comicios de 2019, arrebatando a los socialistas (PSOE) algunos de los mayores bastiones de la izquierda, como Valencia y Sevilla. Obtuvo mayoría absoluta en 14 de esas capitales de provincia, como Madrid, Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Málaga y Salamanca, entre otras.
Pero a diferencia de otras elecciones anteriores, desde su nacimiento en diciembre de 2013, el líder de Vox, Santiago Abascal, ha impulsado la idea de formar parte de los gobiernos de coalición en todos los sitios donde puedan.
Por eso, el PP gobernará en pacto con Vox en ocho ciudades: Burgos, Ciudad Real, Guadalajara, Toledo y Valladolid, además de Elche, Alcalá de Henares y Móstoles. El partido de extrema derecha formará parte de 140 equipos de gobierno municipal. De esos, obtuvo representación en 43 de los 52 consistorios de las capitales regionales.
El pacto que el nuevo gobierno en Valencia, es quizá el más polémico, porque el PP “compró” las exigencias de la formación de extrema derecha como eliminar las políticas contra la violencia machista, para que queden como “violencia familiar”, la desaparición de la ley de Memoria Democrática, de programas de atención a migrantes y diversos avances sociales.
El nuevo presidente valenciano, Carlos Mazón, nombró como consejero de Cultura de la Generalitat a un miembro de Vox, el extorero Vicente Barrera, proveniente de una familia de raigambre franquista.
La única “línea roja” que puso el PP fue que no daría espacio en el gobierno valenciano a Carlos Flores, el que fuera candidato de Vox a la Generalitat, porque en 2002 fue condenado por “violencia psíquica, coacciones y vejaciones” contra su exesposa. Sin embargo, encabezó las negociaciones con el PP y será líder de la lista de Vox por Valencia para el 23J, y no bastó, porque en seguida un compañero suyo replicó diciendo que “la violencia machista y el género no existen”
El líder del PP, Núñez Feijóo, ha recibido una andanada de críticas cuando en una entrevista de radio dijo que lo de Carlos Flores fue el resultado de “un divorcio duro”. Entre las muchas reacciones, destaca la de la vicepresidenta Yolanda Díaz, líder de Sumar, quien señaló que “el señor Feijóo ha legitimado que se maltrate a las mujeres y eso le incapacita para ser presidente del Gobierno”.
Enric Juliana, director adjunto de La Vanguardia escribió en un artículo publicado el 17 de junio (“Valencia, el pronunciamiento”) que si “el pacto de Castilla y León fue vergonzante, el de Valencia es ruidoso y desinhibido”.
“El pacto de Valencia es un manifiesto dirigido a toda la sociedad española. El pacto de Valencia es un pronunciamiento. El anuncio público de un nuevo tiempo político, basado en la dureza gestual, la lucha ideológica hasta la extenuación, el combate frontal con el adversario y la derogación de la obra del gobierno anterior. El pacto de Valencia conecta con otros movimientos de índole similar que en estos momentos se están produciendo en Europa”, señala.
El resto de los pactos tras el de Valencia están en la misma dirección, incluso, algunos sin inhibición alguna: En el municipio valenciano de Náquera, Vox y PP prohibirán las banderas LGTBI y las concentraciones contra la violencia machista en su territorio. Además, pactaron crear las concejalías de Festejos Taurinos, Caza y Familia y Vida, con un carácter pro-vida, que gestionará el partido de extrema derecha.
Esto provocó una llamada de atención de la Comisión Europea. El portavoz de Justicia, Igualdad y Estado de Derecho de la comisión, Christian Wigand señaló que “las manifestaciones pacíficas son un derecho fundamental en todos los países democráticos”.
Para Pau Mari Klose hay dos escenarios posibles: “En este momento lo más probable es que el PP gane las elecciones, lo que no está tan claro es si tendrá capacidad de formar gobierno de manera rápida, quizá lo consiguiera hasta septiembre”. La otra es que Pedro Sánchez y los partidos de izquierda, en un hecho que por el momento no reflejan las encuestas, pueda motivar al electorado y conseguir una “remontada”.
Si hay alternancia, el doctor en sociología considera que la llegada de Feijóo podría ser bastante más complicada, y eso abre la puerta a que se mantenga un gobierno en funciones (de Pedro Sánchez) pueda empujar la agenda europea” del actual presidente español.
El problema para Europa es que si gana el PP y hace un pacto de gobierno rápido con Vox, estamos ante “un socio de coalición que no comparte políticas europeas como la transición energética y ecológica, la descarbonización, las políticas sociales, eso no está entre las prioridades de Vox.
“En el único punto que veo al PP y a Vox es en las políticas de migración y asilo en una agenda más a la “italiana”, entre comillas.
“Un pacto PP y Vox sería una ocasión perdida en cuanto a los avances europeos. Lo que creo es que cabe la posibilidad que el PSOE logre una remontada, que ahorita se pueda ver”, sostiene Pau Mari Klose.