Cultura

José Bedia y su viaje circular por culturas ancestrales

Al regresar a este recinto regiomontano, después de 26 años de su primera presentación, el artista viajero (La Habana, 1959) muestra con pinturas, dibujos e instalaciones las influencias del arte tribal que ha experimentado a lo largo de su trayectoria, incluidas las culturas indígenas de México.
domingo, 25 de junio de 2023 · 13:42

MONTERREY, N.L.- (Proceso).– En su obra pictórica, José Bedia establece conexiones creativas, desde una perspectiva etnográfica y antropológica, entre culturas ancestrales de África, Oceanía, Asia y América, para traer desde el pasado valores artísticos que recobran actualidad.

En la exhibición José Bedia. Viaje circular, que se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) de esta ciudad, el cubano enseña su acervo de 102 obras y 22 objetos etnográficos, para apuntar hacia el concepto del universo que se va perfeccionando, con añadidos que surgen del alma en permanente ebullición de artista.

Al regresar a este recinto regiomontano, después de 26 años de su primera presentación, el artista viajero (La Habana, 1959) muestra con pinturas, dibujos e instalaciones las influencias del arte tribal que ha experimentado a lo largo de su trayectoria, incluidas las culturas indígenas de México, a las que ha contemplado con detenimiento.

En todas ha encontrado, como denominador común, el sentido de la vida y la búsqueda por él mismo, dice en entrevista el caribeño, quien en 1997 ya había exhibido en este recinto Crónicas americanas, exposición enfocada en las culturas ancestrales del continente.

“En todas las culturas hay un sentido común de aproximación a la naturaleza, para interpretar sus formas y, al final, todas se juntan en un punto, al partir de un mismo pensamiento de tipo místico y mitológico. La cosmogonía es muy similar en muchos casos. En buena parte de mis trabajos utilizo la simetría, contrapuesta a la regla de oro de la tradición renacentista que nos enseñan en la escuela de arte”.

“La simetría en la pintura occidental se considera aburrida. Sin embargo, la simetría está siempre presente en los objetos de tipo tribal, y describe la dualidad que hay en todo, como el poder ser, como la vida y la muerte, el día y la noche, el sol y la luna, hombre y mujer, arriba y abajo, inframundo y supramundo. Esto aparece mucho en estas obras”, explica en relación a su producción de más de cuatro décadas.

En la retrospectiva, abierta al público desde el 27 de enero y curada por Taiyana Pimentel, titular del museo, y José Bedia Fuertes, director del estudio del artista (su hijo), se muestran obras de distintas épocas en técnicas de óleo y acrílico, crayón sobre papel, témpera, acrílico, técnica mixta y collage.

Bedia Valdés incluye creaciones muy tempranas, la más antigua de 1978.

De acuerdo a apuntes del MARCO, el artista pertenece a una generación practicaban religiones afrocubanas o habían crecido en ese contexto, como Juan Francisco Elso, Ricardo Rodríguez Brey y Martha María Pérez Bravo.

Por su interés en las etnias, se le conoce como precursor de la antropología empírica y, de acuerdo al teórico Luis Camnitzer, su arte ha conformado un “eclecticismo ceremonial”.

Arte tribal

La exposición de Bedia en MARCO ocupa las salas de la 6 a la 11 en la planta alta, con una impresionante colección de pinturas, grabados y objetos que ha colectado en sus viajes por el mundo y la exploración de las culturas autóctonas, a las cuales rinde tributo en algunas creaciones.

Destaca su meticuloso trabajo de campo, pues se interesa en los sitios a los que acude para mimetizarse con el ambiente. En una Angola en conflicto estuvo entre 1985 y 1986. De esa incursión viene una sección completa relacionada con obras pictográficas de corte bélico.

La muestra recibe al público con La llegada de Cristo; en ella el autor presenta tres pieles de animales, asaeteadas, representando a cada una de las carabelas de Cristóbal Colón, quien trajo la evangelización al Nuevo Continente. Hay una colección de escudos de Oceanía y la serie Crónicas Americanas, con algunas obras que no fueron incluidas en la primera visita a Monterrey. Las imágenes están compuestas por fotografías y huellas dactilares en forma de cuaderno de antropólogo, encontrado por un indígena que lo intervino con pintura.

En una segunda etapa irrumpen los dibujos esquemáticos de su iniciación, en 1983, del Palo Monte Mayombe, considerada una de las principales prácticas religiosas afrocubanas junto a la Santería. Algunas piezas realizadas entre 1984 y 1990 son: Vivir para ver el gran día que amanece y la luz que inunda el mundo, Único testigo e Incorporarse el águila.

Reúne más adelante con referencias ancestrales de lo mexicano, inspiración que obtuvo en su primera visita al país en 1986; son piezas de contraste en blanco y negro elaboradas sobre amate de manufactura otomí, el papel vegetal de origen prehispánico. En En el principio, el primer jaguar (2021), aborda los arquetipos que refieren a los inicios de la mitología mesoamericana: el jaguar y el maíz, como se señala con letra manuscrita al calce.

Una sección con cinco obras emprende el abordaje al tema femenino, donde Bedia se refiere a ellas desde distintos aspectos: Lilith (2017), Tres diosas de primavera (2017), Visualization Exercises (2017), Lo que me dijo la Virgen (2017) y 7 filos con mujer ancestro (2022). También hay textiles hechos prendas, adquiridos en comunidades de otra nación africana, Mali, intervenidas por el artista con figuras ceremoniales y temas de cacería.

La extensa producción del autor se extiende a lo largo de las galerías del piso superior de MARCO, en la que se pueden apreciar, además de las pinturas y dibujos, una veintena de piezas como vestimentas, máscaras, tambores y escudos, provenientes de culturas de prácticamente todo el mundo, a excepción de Europa.

Reportaje publicado el 18 de junio en la edición 2433 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

Comentarios