Festival Internacional de Cine de Guadalajara
“Toshkua”: drama de la migración hondureña
El documental Toshkua (“desaparecer”, en idioma pesh), de Ludovic Bonleux (Francia, 1974), formó parte del Premio Mezcal en la 38 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).GUADALAJARA, Jal. (Proceso).– La señora Mary viaja desde Honduras, su país natal, a Estados Unidos en busca de su hijo, un migrante secuestrado en México. Durante su travesía por nuestro país, entiende la magnitud de la crisis de las desapariciones.
En tanto, don Francisco, el decano de la etnia pesh en Honduras, se enfrenta a la destrucción de la selva La Mosquitia, la huida de sus vástagos y la extinción de su lengua. Ambos luchan, a su manera, en contra de un tema común.
El nombre del documental es Toshkua (“desaparecer”, en idioma pesh), de Ludovic Bonleux (Francia, 1974), que formó parte del Premio Mezcal en la 38 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG). Es el sexto documental de este cineasta radicado en México, quien expresa en entrevista que la idea del filme surgió “por el drama humanitario que se vive en el país” debido a tantos desaparecidos.
En sus cinco documentales anteriores, Bonleux abordó la violencia y la política de México, dándose cuenta al filmar a activistas de Guerrero sobre el grave problema de las desapariciones y de la lucha incansable de los familiares para buscar a sus seres queridos; posteriormente le preocupó más que, dentro de esos ausentes “invisibles para la sociedad”, se hallan los migrantes, “aún más impalpables”, de los que no hay estadísticas sobre ellos “y mucho menos los nombres de los cuerpos que se encuentran”. Así nació la idea de Toshkua, dice el realizador:
“Quería ser un poco más global que mis otros documentales que eran muy locales. Según yo, la situación que se vive en Centroamérica y en México está muy ligada también al sistema económico en el que vivimos y la influencia de Estados Unidos en la zona. Si hablamos de desapariciones forzadas, pues obviamente el papel de Estados Unidos fue clave en la época de las guerras de la contrainsurgencia y hoy en día esas mismas técnicas han sido adoptadas por los grupos delincuentes que justamente son los que asesinan, secuestran y desaparecen a los migrantes. Así que esta cinta me permite hablar de esos tópicos no visibilizados y también hacer un viaje desde Honduras hasta la frontera con Estados Unidos”.
México es una nación en tránsito: origen y destino de procesos migratorios que han alcanzado cifras récord, según la Organización Internacional para los Migraciones (OIM).
Relatos paralelos
En la película, la señora Mary busca a su hijo Marco Antonio Amador Martínez, quien se esfumó en el 2013:
“Su destino era Estados Unidos para buscar un mejor futuro y en la frontera con este país vecino no logró pagar al ‘coyote’. Después tomó un camión para ir a trabajar a Reynosa, Tamaulipas; pero pasando por la carretera de la Ribereña, que es muy peligrosa, lo bajaron gente de un grupo armado y no se sabe más de él”.
–¿Cómo dio con la otra historia, la de don Francisco Hernández?
–Me llamaron para hacer un documental con una lingüista sobre el idioma pesh de Honduras, que se está perdiendo hoy en día ya que sólo lo hablan unas 500 personas en la zona de la Mosquitia, y ahí conocí a don Francisco. En ese lugar les quitan su tierra y sus hijos tienen que migrar a Estados Unidos. Era una manera de contar el por qué es que la gente emigra. No siempre es por gusto. El 80% lo hacen por obligación, porque no tienen dinero o hay gente que los está impulsando a salir violentamente. Entonces eso me interesaba mucho.
A Mary la conoció en el marco de la caravana de madres centroamericanas que viene cada año a México. Con el estreno de Toshkua en el FICG, Bonleux también inició una campaña de impacto que se llama Buscar sin fronteras:
“Es para visibilizar ese drama de los migrantes desaparecidos y empujar a las autoridades a tener un conteo verdadero y eficiente de cuántos migrantes han desaparecido en el país. Hay más de 120 mil desaparecidos en México, de los cuales el 95% son mexicanos, sin embargo, sabemos que desaparecen más migrantes cada vez, más que mexicanos. Un migrante, sin identificación, posee mucha más probabilidad de desaparecer en este país que un mexicano”.
Son tres las metas de impacto, explicó finalmente:
Fortalecer a grupos, como el Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos Amor y Fe de Tegucigalpa, Honduras. Impulsar mecanismos gubernamentales y civiles para la búsqueda de personas centroamericanas en México, en conjunto con organizaciones aliadas. Y concientizar a las audiencias en Centroamérica, México y Estados Unidos sobre las razones por las que la gente migra, con el fin de sensibilizar y propiciar apoyo.
Reportaje publicado el 11 de junio en la edición 2432 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.