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Altiplano potosino, zona de alto riesgo para migrantes en tránsito

Dos de las principales rutas para el tránsito de migrantes rumbo a EU confluyen en San Luis Potosí. Una está trazada por las vías de ferrocarril sobre las cuales corre La Bestia; otra, por la carretera federal 57 que se abre paso por Santa María del Río y desemboca en el norte por Matehuala.

Dos de las principales rutas para el tránsito de migrantes rumbo a Estados Unidos confluyen en San Luis Potosí. Una está trazada por las vías de ferrocarril sobre las cuales corre La Bestia; otra, por la carretera federal 57 que se abre paso por Santa María del Río y desemboca en el norte por Matehuala. Para los migrantes y hasta para pobladores de la zona, se trata de zonas de alto riesgo, tanto por la presencia de bandas criminales como por la actuación de autoridades de gobierno que han sido señaladas como omisas y negligentes, incluso como cómplices o perpetradores de delitos.

MATEHUALA, SLP. (Proceso).– San Luis Potosí no es un lugar seguro para el tránsito migrante. Tampoco son hechos esporádicos los secuestros ni el tráfico ilegal de personas en el tramo de la carretera federal 57 que atraviesa el altiplano potosino.

Datos, testimonios y hechos documentados a lo largo de más de una década por autoridades y organismos descentralizados contradicen la versión esquiva del fiscal potosino, y muestran un territorio estratégico en la ruta migrante pero asolado por el crimen, donde las personas en tránsito irregular ponen el cuerpo, mientras que las autoridades de los tres órdenes de gobierno son omisas y negligentes. Incluso cómplices o perpetradoras.

En conferencia de prensa el lunes 10, el titular de la Fiscalía General del Estado, José Luis Ruiz Contreras, fue cuestionado sobre la imagen que proyecta la entidad después de lo ocurrido en la Semana Santa, cuando grupos de personas migrantes –y algunas connacionales– fueron víctimas de asaltos, tráfico ilegal y secuestro en la carretera 57.

Sobre esos hechos, la vocería de Seguridad anunció el rescate de al menos 86 víctimas con vida, además del cuerpo de un chofer.

“San Luis Potosí, desde mi punto de vista, sigue siendo un lugar seguro, pese a esos eventos, que no quiero referirlos, que son circunstanciales o esporádicos”, esquivó el fiscal.

Pero los antecedentes que lo contradicen abundan. En el documento Bienvenidos al infierno del secuestro. Testimonios de migrantes, elaborado en 2009 por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), al menos 10 de los 25 relatos señalan a integrantes de la organización delictiva Los Zetas como los perpetradores de atrocidades que comenzaban con el secuestro y que muchas veces pasaron a otras agresiones físicas, como golpes, amputaciones, violencia sexual, incluso el homicidio.

“A mí me secuestraron en las vías del tren, casi casi llegando a San Luis Potosí. Iba caminando cuando me salieron dos hombres con pistola, me llevaron caminando a una casa, como a tres cuadras de donde yo estaba, y ahí me metieron. Eran dos centroamericanos los que me agarraron. En esa casa había más secuestrados. En total éramos como 35. Los primeros tres días no me dieron de comer, sólo agua”, dice uno de los testimonios.

De acuerdo con el mapa 2020 de casas del migrante, albergues y comedores para migrantes en México, elaborado por BBVA Research, en San Luis Potosí confluyen las principales rutas para el tránsito irregular de personas migrantes extranjeras rumbo a Estados Unidos.

Una está trazada por el ferrocarril, a través del cual corre La Bestia; otra, por la carretera federal 57, que se abre paso por Santa María del Río para salir al norte por Matehuala; más algunas brechas y caminos abiertos por el uso para evadir estaciones de vigilancia, retenes o patrullajes de las corporaciones de seguridad o a las autoridades migratorias.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2425 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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