Ignacio López Tarso

Un corrido para Ignacio López Tarso

A lo largo de una fabulosa trayectoria Ignacio López Tarso se dio el lujo de crear un estilo bravío al recitar corridos revolucionarios con música vernácula. Y en su despedida, el cineasta Juan Antonio de la Riva entregó a Proceso el que le dedicó.
sábado, 25 de marzo de 2023 · 14:44

Ya desde el comienzo de la centuria, las actrices Blanca Guerra y Ofelia Guilmáin lo consagraron como el actor más representativo del siglo XX. Para la directora de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), Aurora Cano, la figura del histrión –por demás camaleónica– es de “niveles míticos”, pese a nunca haber pertenecido a esa congregación artística. A lo largo de una fabulosa trayectoria actoral en casi siete décadas que abarcaron cine, teatro y televisión, López Tarso se dio el lujo de crear un estilo bravío al recitar corridos revolucionarios con música vernácula. Y en su despedida, el cineasta Juan Antonio de la Riva entregó a Proceso el que le dedicó.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En 2003, tras el cambio de centuria, al menos dos actrices lo consideraron el mejor actor del siglo XX, conforme a una encuesta realizada por Alejandra Montalvo, del grupo La Rendija. Una de ellas, Ofelia Guilmáin (1921-2015) al contestar quién fue el histrión mexicano más representativo, dijo:

“Ignacio López Tarso, porque ha hecho teatro de todas clases: comedia ligera, buenas comedias y teatro moderno, a los griegos… Ha tocado todo y por eso debe ser considerado una de las glorias del teatro en México por su calidad, porque todo lo ha hecho muy bien, es un extraordinario actor… Es un hombre muy chistoso y encantador, con quien sostengo una amistad de muchos años, toma en serio el teatro, se prepara muy bien para cada personaje y es muy propicio en sus actuaciones.”

La segunda, Blanca Guerra, lo incluyó en terna estelar junto con Claudio Obregón y Carlos Ancira, distinguiendo que “López Tarso me da la impresión de que es un actor más de personalidad, más un estilo que se sigue en el escenario”.

La encuesta se publicó en el apartado dedicado al teatro “Las actrices vistas por los actores, los actores vistos por las actrices”, del volumen de 760 páginas México: Su apuesta por la cultura. El siglo XX. Testimonios desde el presente (Proceso/Grijalbo/UNAM), acompañada además de una entrevista con el propio López Tarso, quien votó por Silvia Pinal, Carmen Montejo y la Guilmáin como sus actrices consentidas.

El 11 de marzo, López Tarso exhaló el último suspiro por lo cual las voces de su gremio le rindieron homenajes, como compila Proceso en esta memorabilia.

Teatralizar los corridos

Juan Antonio de la Riva, presidente de la Sociedad Mexicana de Directores- Realizadores de Obras Audiovisuales, escribió en el 2006 un corrido al primer actor, el cual fue leído en julio de ese año por el hijo de protagonista de la cinta Macario (1960), Juan Ignacio Aranda, en el Palacio de Bellas Artes.

El realizador de Pueblo de madera, La última batalla, Elisa antes del fin del mundo, El gavilán de la sierra y Érase una vez en Durango, le agregó el 13 de marzo pasado un epílogo y lo publicó en el blog de esa institución. En entrevista con Proceso, De la Riva rememora que otra veta del actor es que fue destacado declamador de corridos basados en la Revolución Mexicana:

“Lo acompañaba un mariachi. No cantaba, pero los recitaba con un estilo muy propio, muy de pueblo, como Muerte de Emiliano Zapata, Corrido Villista, Corrido de Valente Quintero, La persecución de Villa, Siete leguas, La maquinita y La Martina…. Y como sabían que yo escribía corridos para mis películas o que ya había realizado uno para Emilio El Indio Fernández, entonces el crítico Pancho Sánchez, mi gran amigo, y Luis Buñuel me lo encargaron”.

Nacido en Durango en 1958, De la Riva destaca:

“En términos de la cultura popular, quien llega a tener un corrido es porque hizo algo importante en su vida. Es el reconocimiento popular hacia una figura relevante, por supuesto a los grandes héroes, pero también a personajes menos conocidos de los pueblos, de momentos históricos, como la revolución o la Cristiada, la expropiación petrolera, en fin. Yo acepté crear el corrido porque tengo la facilidad de escribir guiones y corridos. El corrido para él me surgió con toda la admiración y el afecto que sentía, sin haberlo tratado mucho. Mas tuve la suerte de organizarle un homenaje en el primer Festival Internacional de Cine de Durango, que fundé”.

De la Riva entrega a Proceso el Corrido de Ignacio López Tarso, del cual se ofrece una selección:

Canta fuerte, Gallo de Oro,
con todo tu corazón;
don Ignacio López Tarso
va para usted mi canción.

Año de mil novecientos
veinticinco como tal,
nació Ignacio López López (sic)
en México capital.

Se cambió el López materno,
igual que Saulo de Tarso;
éste pasó a ser apóstol
y el primero, López Tarso.

De aquel joven empeñoso,
¡quién se lo iba a imaginar
que de ser seminarista
de actor iba a terminar!

También se dio a la milicia,
ya iba para soldado…
Luego fue agente de ventas,
bracero en el otro lado.
Pero actuar fue su pasión…
Su camino señalado.

En el cine hizo de todo:
como hambriento leñador,
ranchero nacionalista,
gallero y pregonador;
asesino de mujeres
cual profeta vengador,
declamador tragafuegos
y mudo pepenador (…)

Y del teatro ¿qué me dicen?
puro papel principal:
Las mocedades del Cid,
Cyrano de Bergerac,
Un hombre contra el tiempo,
Otelo, Edipo, El Rey Lear…
Obras de gran repertorio
y comedia musical.

Lo que es traer ya la suerte
o el destino tan mentado;
en el cine y en el teatro
ha sido galardonado.

También en discos y teatros
se escuchó su buen decir,
recitando los corridos
del pueblo y de su sentir.

Ya lo dijo López Tarso
y yo lo digo como él:
“Hay que escuchar los corridos
para saber quién es quién”.

Apasionado de su arte,
actor a carta cabal,
también se metió a las lides
de la vida sindical.
Y de ahí, ya encarrerado…
diputado federal.

Palacio de Bellas Artes,
esta noche eres testigo
de que éste gran homenaje
es justo y muy merecido.

López Tarso, y él lo dice,
nació para ser actor.
Pero muy pocos, me consta,
llegan a ser el mejor.

Vuela, vuela palomita,
por los valles y desiertos
que todo lo que les dije
de López Tarso es muy cierto.

Voy a dar mi despedida
en esta celebración.
Don Ignacio López Tarso,
¡por siempre mi admiración!

Un actor se transforma

De la Riva menciona que López Tarso fue el narrador del documental ¡Viva México y sus corridos! (1982), dirigido por Mario Hernández con guion de Xavier Robles, recopilación de los grandes corridos que el actor y cantante Antonio Aguilar había filmado (ver video en https://youtu.be/NBAlILrpL4s):

“Para mí, López Tarso fue un gran actor que logró un gran impacto en Macario (primer largometraje mexicano nominado a Mejor Película Extranjera en los Óscar), porque nunca habíamos visto una historia fílmica mexicana de esas características.

“Y luego ya, identificando al actor, fue muy grato volverlo a ver en cintas como Los hermanos del hierro (1961), de Ismael Rodríguez, donde hace una actuación especial en un western bastante celebrado en su tiempo (basado en una historia de Ricardo Garibay). En El hombre de papel (1963), también de Rodríguez, una historia de Luis Spota, López Tarso creó a un pepenador mudo de la capital. El gallo de oro (1964), de Roberto Gavaldón, basado en el libro de Juan Rulfo, o Cayó de la gloria el diablo (1971), de José Estrada, donde se quitó un colmillo para el papel de tragafuegos. Era un actor admirable, capaz de transformarse en lo que sus personajes requerían”.

El cineasta igual lo recuerda como el pintor José Clemente Orozco de En busca de un muro (1973), de Julio Bracho, y en el personaje de Don Jesús en Los albañiles (1976) de Jorge Fons, basada en drama de Vicente Leñero:

“Creo que le faltarían algunas estrofas a su corrido para hablar de esas películas o Tarahumara (1964), de Luis Alcoriza, que también me fascinó. Todas las vi en su estreno cuando estaba yo entre la infancia y la adolescencia, eran personajes sorprendentes. ¡Qué nivel del trabajo y de credibilidad!”.

Señala además que López Tarso formó parte del elenco en dos películas censuradas: La Sombra del caudillo (1969), de Bracho, enlatada 30 años, y La Rosa Blanca (1961), de Gavaldón, censurada diez años. Por La Rosa Blanca, inspirada en novela de B. Traven, ganó diez años después el Ariel como actor estelar, y luego la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas le otorgó Ariel especial. Suma De la Riva finalmente:

“Es una vida admirable. En Macario dicen que para la escena famosa donde va cargando leña, le fabricaron una carga falsa de madera para que no pesara y pudiera cargarla, pero dijo (a Gavaldón): ‘Un momento, señor director, necesitamos que esto se vea como una carga de verdad’, y pidió se la consiguieran para que vieran al actor con todos esos kilos encima. Era muy profesional, eso es lo que lograba transmitir en las películas que intervino”.

Homenaje en la ANDA

López Tarso fue presidente y secretario de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), por lo que los miembros de esta organización lo despidieron la noche del miércoles 15 de marzo en el Teatro Jorge Negrete ante sus cenizas y familiares. Su colega Alejandro Tommasi expresó:

“Nunca se tomó un descanso, siempre estuvo arriba de los escenarios. Es un ejemplo, es una enseñanza, todos sabemos que el legado que nos ha dejado es impresionante”.

Igual Salvador Garcini, quien dirigió al histrión en teatro del 2011 hasta el 2023, manifestó ahí que “su muerte es una herida profunda en mi corazón”, aunque “no puede morir un hombre que vivió tantas vidas, porque sus mil rostros, sus mil matices, su fuerte mirada, su tierna luz de los ojos vivirán eternamente en nuestras mentes”.

En tanto, la actriz Martha Zamora evocó:

“Permítanme dirigirme en primera persona: ¡Estás aquí! ¡Estás pisando tu teatro! ¡Estás pisando tu escenario! ¡Estás pisando tu espacio! Yo recuerdo cuando tuve la enorme distinción de ser la primera presidenta de la Comisión Nacional de Jubilación del Actor de la ANDA durante tu mandato. Me recibiste con todo entusiasmo. Me ayudaste en muchas formas a seguir adelante con nuestra tarea sindical. Yo era joven y las mujeres apenas estábamos abriendo camino… Ignacio, tú me recibiste con toda la alegría, con toda la profesionalidad de un secretario general y caminamos juntos”.

Por su parte el baterista Antonio Sánchez, nieto de López Tarso, platicó cómo su abuelo extrañaba trabajar en la pandemia:

“Fue muy difícil para mi abuelo ese momento. Le pesaba no saber si iba a regresar alguna vez al teatro y estar otra vez enfrente de su público. Así que cuando lo vimos deprimido, Mariana mi prima y yo decidimos abrirle una página en Facebook. Pensamos que sería bonito mantener algunos seguidores. Bueno, la página explotó (…) Fue increíble ver cómo la gente estaba ahí todo el tiempo pendiente de mi abuelo”.

Sigue el nominado al Globo de Oro y los BAFTA en el 2014 por Birdman o (la virtud inesperada de la ignorancia), de Alejandro G. Iñárritu:

“Empezamos a decirle que tal vez habría una manera de que pudiera tener contacto con su público vía el Facebook, él se entusiasmó mucho con la idea. Se lo platicamos al abuelo y obviamente dijo: ‘Si puedo trabajar aquí en la casa, ¿por qué no lo voy a hacer?’, y junto con Juan Ignacio Aranda idearon obras que tuvieran dos personajes y empezaron a ensayar”.

La primera que montaron fue Leonardo y la máquina de volar, de Humberto Robles. Prosigue:

“Esa noche estábamos todos pendientes, yo desde Nueva York porque deseaba ver a mi abuelo y Juan Ignacio Aranda, y se saturó el internet con la boletería. Todo mundo quería entrar, quería comprar boletos y literalmente la página reventó. Mi abuelo hasta el final estuvo tratando de hacer lo que más amaba, dando vida a personajes”.

Asimismo, Juan Ignacio Aranda, cansado físicamente porque asistió a los homenajes que se le rindieron a su papá en el Palacio de Bellas Artes y el Teatro de San Jerónimo, dijo con un nudo en la garganta:

“He dicho todo con el amor y el cariño que todos le tenemos en la familia. Alguna vez manifesté que mi papá nunca se iba a morir: ‘¡Es muy fuerte! ¡Es un guerrero! ¡Un toro de lidia!’, pero se adelantó. Hubiera querido llegar a los cien años, eso sí se los puedo asegurar. Tenía muchos planes aún”.

No perteneció a la CNT

Si bien López Tarso jamás formó parte de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), para su directora Aurora Cano este hecho no le resta méritos, aunque “hubiera sido increíble tenerlo”. En entrevista telefónica concedida a la reportera Niza Rivera, agregó:

“Desde luego que para todos López Tarso ha sido un personaje emblemático de lo que es un actor, de niveles míticos, surge de la Escuela de Arte Teatral del INBAL. Su solidez se debe por su formación académica como actor. Tuvo la posibilidad de estudiar con los grandes y trabajar con ellos.

“Nunca estuvo en la compañía pues la CNT surge en un momento donde hubo una división, se creaba el Sindicato de Actores Independientes y los que estaban ahí eran fundamentalmente de teatro, con carreras fuertes en cine y tv, tenían un cierto impedimento. Así que en los setenta, cuando se forma la compañía, López Tarso no entra dentro de la producción”.

--¿Ni como invitado?

--Ni como invitado. La CNT nunca tuvo un elenco estable hasta hace catorce años. Con Héctor Azar y José Solé hubo equipos de actores que eran llamados recurrentemente, pero por coincidencias del destino nunca participó.

--¿Una mala coincidencia, un pendiente?

--No, no lo creo. El teatro en México es plural y tiene muchas posibilidades de desarrollo desde diferentes ámbitos e instancias. No fue un pendiente para él, no creo que haya sido un tema ni de él ni de la CNT.

“Hubiera sido increíble tenerlo, pero es difícil con los actores que tienen careras de cine fuertes o demandantes. Nuestra compañía tiene características propias, temporadas largas… Y eso es difícil para los actores de cine”.

Reportaje publicado el 19 de marzo en la edición 2420 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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