Futbol americano femenil

Gabriela Martínez, primera coach de la ONEFA: “Siempre le mentí a mis padres para irme a jugar”

Gabriela Martínez García se ha convertido en figura del futbol americano de México porque ella ha conquistado espacios que ningún mexicano había logrado, como ser árbitro en la División I del futbol americano estudiantil de Estados Unidos.
sábado, 11 de marzo de 2023 · 15:30

Gabriela Martínez García se ha convertido en figura del futbol americano de México porque ella ha conquistado espacios que ningún mexicano había logrado, como ser árbitro en la División I del futbol americano estudiantil de Estados Unidos. En entrevista, esta réferi y entrenadora –fue campeona con los Borregos de Monterrey en 2022 en la ONEFA– comparte cómo se abrió camino en un deporte considerado violento y en ese entonces exclusivo de hombres, y confiesa sus deseos para llegar a la NFL.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Gabriela Deyanira Martínez García forma parte importante de la historia del futbol americano en México, pues antes de ella ningún hombre o mujer nacida en nuestro país había llegado a ser árbitra en la División I de la NCAA, que es la liga universitaria de Estados Unidos.

Además, también se convirtió en la primera coach mujer en la Organización Nacional Estudiantil de Fútbol Americano (ONEFA) y, por si fuera poco, junto a los Borregos de Monterrey levantó el campeonato de la Liga Mayor en la temporada 2022. Gaby lleva alrededor de 28 años ligada al futbol americano.

Gabriela Martínez, nacida el 8 de abril de 1980 en Monterrey, tuvo su primer acercamiento al emparrillado gracias a su hermano mayor, Carlos Alberto. Él practicó futbol americano desde pequeño y recuerda que su familia iba a verlo tanto en las prácticas como en los partidos. A partir de ahí comenzó a aprender sobre las reglas de juego, aunque aclara que ese acercamiento se dio en primera instancia por la admiración hacia su hermano.

“Él jugaba como linebacker, a la defensiva, pero a mí me llamaba mucho la atención los que movían el balón. Yo no sabía absolutamente nada de terminología de futbol americano, yo los conocía como los que lanzaban, atrapaban y los que corrían, y que mi hermano iba y les pegaba. Me fui acercando a Carlos para que me compartiera más sobre ese nuevo mundo, e incluso comencé a ver junto con él los juegos de la NFL”, recuerda la también árbitra.

La posición dentro del juego que de inmediato le llamó la atención fue la de mariscal de campo. “Me impactó lo que hacía el quarterback, sobre todo porque me di cuenta que era alguien que debía tener la capacidad de verlo todo; la ofensiva, saber a quién le tenía que lanzar el balón, el cómo lo iba a entregar y, al mismo tiempo, tener que estar pendiente de su entrenador para saber qué jugada mandar. Eso me llamó la atención, su capacidad de liderazgo”. 

En ese entonces la única manera en que una mujer podía integrarse a un equipo de futbol americano era siendo porrista, y ella no quería eso. El deporte con el que tuvo que conformarse y que abiertamente le permitía practicar su familia fue el karate. “Fue muy difícil que siendo mujer me gustara el futbol americano. Pero no sólo lo fue en mi entorno, también en la parte familiar, por ejemplo mi papá, Tomás Norberto Martínez, fue alguien que en ese momento tenía diferentes creencias porque pensaba que había deportes que eran sólo para niñas; batallé mucho con eso. Aunque con el paso de los años esa situación cambió”.

Golpes en el campo

La coach dice que no se conformaba con el karate y que buscaba realizar otros deportes que le habían dicho que no eran adecuados para ella, por ejemplo, futbol, aunque para poder jugar le mentía a sus padres. Decía que iba a ver a sus abuelos maternos, cuando en realidad no era así.

Cuando Gaby ingresó al bachillerato, en 1995, su hermano le recomendó que podría adentrarse al futbol americano desde otra perspectiva, como árbitra, esto debido a que en ese entonces no resultaba común que una mujer jugara en el campo; además tampoco había equipos femeniles, e incluso el flag football aún resultaba desconocido en México.

Gabriela inició como árbitra en categorías menores, de niños y niñas de entre cinco y seis años, y desde ese momento ocupó la posición como jueza de línea, misma en la que se fue especializando.

“Recuerdo que en mi primer partido yo formé parte del equipo de un árbitro veterano, éramos cuatro oficiales, y ocurrió una jugada que no marqué de manera adecuada, así que el árbitro principal me gritó desde donde estaba: ‘¿Por qué dejaste correr la jugada?’. Me quedé en shock, yo tenía 15 años.

Después lo platiqué con mi hermano y me explicó que había árbitros que para empezar no querían mujeres en su equipo, mucho menos si no tenían experiencia. A partir de ahí me di cuenta que ser árbitra no sería sencillo, no sólo se trataba de aprenderte las reglas, sino también tener un buen manejo de emociones y saber cómo tratar con las demás personas dentro y fuera del campo.”

Para 1997 Martínez comenzó a recibir asignaciones como árbitra en la Liga Intermedia de la ONEFA y dos años después dio el salto a la Liga Mayor. En este punto Gaby menciona que durante esos años sí recibió críticas. Sin embargo, éstas no estaban dirigidas a su desempeño sobre el emparrillado, sino que los señalamientos iban encaminados a que una mujer no debería ser árbitra. Pese a ello continuó con su preparación.

Mientras construía su carrera como árbitra, también lo hacía como jugadora de flag football, deporte en el que inició cuando iba en el bachillerato y en el que se mantuvo cuando tuvo un paso breve en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León, ahí jugó como mariscal de campo, receptora, corredora, incluso en la defensiva. Después ingresó a la Facultad de Organización Deportiva de la misma universidad y ahí también jugó.

Cuando egresó en 2003 como licenciada en Organización Deportiva la invitaron a formar parte del Área de Deportes de la UANL y se convirtió en coordinadora del deporte femenil. Menciona su proyecto impulsado: la creación del primer equipo representativo de flag football de la UANL: Tigres.

Después, al iniciar su maestría en kinesiología en gestión deportiva en la Universidad de Texas A&M, en 2009, se integró al equipo de los Dallas Diamonds, que perteneció a la extinta Women’s Football Alliance. “Acudí a las pruebas, me quedé en el equipo. Me colocaron como linebacker, aunque era banca. Cuando fue mi primer partido, tras un pase del rival, en la tercera jugada que participé, la safety y yo nos confundimos en la cobertura, ella baja y taclea, cuando yo me frené y giré para apoyarla se me trabó la rodilla derecha y de ahí ya no me levanté; menisco interno y cruzado anterior roto. Debut y despedida”.

Se acabó el sueño como jugadora, pero aún podría seguir en el futbol americano. Gabriela debutó como árbitra internacional en el Campeonato Mundial Universitario de Futbol Americano de 2016, que se realizó en Monterrey.

“Debuté en el duelo de México vs. Japón y lo disfruté mucho porque ya no era un partido de la ONEFA, sino un mundial. Obviamente cometí errores de mecanismo y marcación, pero desde que inicié en esto siempre estuve dispuesta a recibir retroalimentación y sabía que si quería seguir creciendo debía continuar aprendiendo de mis equivocaciones”.

Entrenada en EU

Un año después Gabriela fue convocada para asistir al Mundial Femenil de Futbol Americano Equipado en Canadá. Fue la única árbitra mexicana que asistió a dicho torneo.

El buen trabajo que Gabriela realizaba en el cuerpo arbitral, así como su perseverancia y necesidad de aprender cada vez más llamaron la atención de William Bill Carollo, un exárbitro de la NFL (1989-2008) que tras su retiro se convirtió en director de arbitraje de la Conferencia del Big Ten y coordinador de diferentes clínicas de arbitraje; Carollo le comentó a Martínez que si quería seguir avanzando, necesitaba ir a Estados Unidos.

Un buen pretexto para dicho paso tuvo que ver con su preparación académica, pues a la par que crecía como árbitra continuó con sus estudios y decidió continuar su doctorado en St. Thomas University de Florida, Estados Unidos; eligió específicamente ese estado porque habría mayor posibilidad de ingresar a la División I de la NCAA.

Sobre su incursión en los cuerpos arbitrales en Estados Unidos, Martínez destaca que, a diferencia de lo que sucede en México, allá “el género pasa a segundo plano, por supuesto que tienen en cuenta la inclusión de género, pero si una mujer u hombre está en esos niveles es porque tiene los conocimientos y la preparación adecuada”.

La entrenadora menciona que conforme se adentraba en esa cultura deportiva, se preguntaba por qué no sucedía lo mismo en México, por qué no dar la oportunidad a hombres y mujeres por igual y por qué tenía que ir a Estados Unidos a luchar por un lugar. “En México rogaba para tener oportunidades para poder arbitrar en Liga Mayor, para ser considerada en un juego de playoffs”.

Martínez comparte que había partidos a los que asistía y no le pagaban, sin embargo comprendió que entre más experiencia obtuviera, mejor preparada estaría, además eso le permitiría sobresalir del resto y no sólo llamar la atención por ser extranjera y mujer.

Se rompió el techo de cristal

En 2021 su vida personal y profesional dio un vuelco total. Se casó con un inglés y ese año se fue a vivir a Inglaterra; sin embargo, antes de irse recibió una invitación de Carlos Altamirano, head coach de los Borregos Monterrey para unirse a su staff.

“La plática salió debido a que en 2020 Katie Sowers se convirtió en la primera mujer coach asistente en llegar a un Super Bowl, lo hizo con los 49ers de San Francisco, y en 2015 Jennifer Welter fue entrenadora de linebackers en los Cardenales de Arizona, siendo la primera coach mujer en la NFL. Le dije que debería de tener una mujer en su staff”.

La respuesta de Altamirano la sorprendió, pues el head coach le dijo que “sí”, que tenía razón, pues su conocimiento y experiencia en la parte arbitral e incluso como jugadora sería de gran ayuda para el equipo y esperaba que esa mujer fuera ella.

Sin embargo, Gaby tenía todo listo para irse a Inglaterra, país en donde incluso seguiría trabajando como árbitra. Pero llegaron a un acuerdo. “Le dije que, si no funcionaban las cosas allá, regresaría y podríamos hablarlo. Parece que tuve voz de profeta, porque las cosas no salieron como esperaba y me regresé. Aunque estaba con la alternativa también de ir de nueva cuenta a Florida para terminar con la tesis de mi doctorado, pero terminé por ir a Monterrey”.

En 2022 fue presentada como coach asistente de la línea ofensiva de Borregos de Monterrey, convirtiéndose así en la primera mujer que integraba el staff de un equipo de Liga Mayor de la ONEFA. Martínez confiesa que su integración al equipo no sólo le permitió crecer profesionalmente, sino también le ayudó en la parte personal por el momento que estaba viviendo tras lo sucedido en Inglaterra.

Además, indica que si bien ella contaba con un respaldo en su carrera para abrirse camino en la ONEFA, el hecho de que Altamirano confiara en ella permitió que todo fuera mucho más sencillo. “Si él no hubiera dado ese paso para que una mujer tuviera un lugar en el futbol americano a ese nivel, quizá la historia hubiera sido muy diferente”.

Dentro de la institución el recibimiento fue bueno y desde un principio Carlos Altamirano dejó claro la función y cargo que ella tendría, de tal manera que resultó sencillo su relación con los otros coaches, así como con los jugadores. En todo caso, señala que en un principio se especuló sobre las adecuaciones o no que tendría que realizar el equipo al tener la presencia de una mujer.

“Se habla sobre cómo yo iba a estar en el vestidor con todos los jugadores mientras éstos se cambiaban. Bueno, yo no estaba ahí. Tengo claro que también tengo que respetar, no me quería sentir incómoda ni tampoco hacer sentir incómodos a los muchachos ni a los entrenadores. Por ejemplo, los entrenamientos, en el día a día nunca entraba al vestidor. Nos veíamos en el gimnasio, y yo me cambiaba en el vestidor de soccer femenil. Y si necesitaba ir al baño iba al de visitas. En día de juego tampoco entraba al vestidor mientras los jugadores se estuvieran cambiando, entraba cuando el head coach daba el discurso”. Para ella, todo formó parte de ajustes en la parte operativa, en la forma de manejar el equipo al permitir que una mujer pudiera integrarse y hacer aportaciones.

“En cuanto a mi familia, mi papá, después de haber estado renuente a que participara en ‘deportes de niños’, fue cambiando, además, también ayudaron los logros que fui teniendo en la parte del arbitraje y, claro, hay que sumar que me convertí en coach. Fue muy grato para él que yo sobresaliera y que hiciera lo que me apasionara.”

Sin embargo, otro momento complicado llegó a la vida de Gaby, pues su padre falleció en octubre, tan sólo dos meses después de que ella fuera presentada como entrenadora asistente.

“Él no tuvo la oportunidad de verme en todos los juegos, no estuvo físicamente en el campeonato, pero sabía que de alguna manera estuvo presente. Carlos Altamirano me dijo que me tomara el tiempo que necesitara, que de quererlo podía ausentarme por un tiempo, los entrenamientos y los juegos ayudaban a que olvidara un poquito el dolor “. Borregos de Monterrey se alzó con el campeonato de la Liga Mayor de la ONEFA en la temporada 2022.

La NFL, otra meta

En la actualidad, Martínez ya no forma parte del equipo de Borregos de Monterrey, esto por decisión propia. Explica que si bien fue una gran experiencia, desea continuar creciendo como árbitra. Incluso comparte que le han cuestionado sobre si en algún momento le gustaría ser head coach, pero es determinante al decir que no se ha preparado para ser entrenadora y que, en todo caso, considera que esas oportunidades deben de ser para quienes han construido sus carreras para ello y en algún momento pretendería que por ser mujer pudiera ocupar un lugar así.

Además, se encuentra a la espera de una invitación de la XFL, liga de futbol americano de la cual es propietario Dwayne Johnson, The Rock, para asistir a un programa de preparación para oficiales con miras a la siguiente temporada y estar en campo o repetición instantánea, eso lo determinará el responsable.

También menciona que no descarta la oportunidad de llegar a la NFL. También forma parte del Consorcio de Oficiales Colegiales (COC) compuesto por la conferencia Big Ten, MAC Missouri Valley y Pioneer League, y colabora en la Conferencia Missouri Valley (MVFC).

Por último, la árbitra hace hincapié en aquellos puntos que considera deben mejorar en México para un mejor desarrollo del futbol americano femenil. “Aquí, los hombres tienen la posibilidad de practicar futbol americano desde una edad temprana, las mujeres no, no tienen la oportunidad de integrarse a un equipo; de entrenar diario, de trabajar en el gimnasio, de recibir la misma preparación física, y tampoco de estar adquiriendo los conocimientos tácticos. Tiene poco que han comenzado a existir categorías juveniles, pero aún así estamos muy lejos de llevar un verdadero programa como ocurre con los niños”.

Agrega que también hacen falta entrenadores capacitados en futbol americano femenil, pues es importante que sepan que una mujer no puede llevar la misma preparación que un hombre. Y reconoce los logros obtenidos por la Selección Mexicana de futbol, desde la medalla de bronce obtenida en el Campeonato Mundial de la especialidad realizado en Canadá en 2017, hasta el quinto lugar conseguido en Finlandia 2022 tras la falta de apoyo por parte de las autoridades.

“Es importante que las seleccionadas cuenten con el apoyo suficiente para que puedan costear sus viajes. En este mismo sentido pienso que el tema de la Selección Mexicana está muy centralizado, pues normalmente van jugadoras de la Ciudad de México. Me encantaría que la plaza de Nuevo León también fuera considerada para que acudan a la selección.”

Reportaje publicado el 5 de marzo en la edición 2418 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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