Revista Proceso

Genaro García Luna: Auge y caída del superpolicía

“La información es poder” es un axioma que Genaro García Luna conocía y aplicaba a cabalira en los gobiernos de Fox y Calderón… especialmente en el de este último, donde se convirtió en el principal operador de la “guerra contra el narcotráfico”.
lunes, 27 de febrero de 2023 · 18:48

“La información es poder” es un axioma que Genaro García Luna conocía y aplicaba a cabalira en los gobiernos de Fox y Calderón… especialmente en el de este último, donde se convirtió en el principal operador de la “guerra contra el narcotráfico”. Pero el personaje jugó a dos bandas, para el gobierno y para el narco (de acuerdo con muchos testimonios), y acumuló tanto poder que llegó a soñar con la silla presidencial. Su destino fue otro…

MADRID (Proceso).- En su infinito afán de poder, Genaro García Luna siempre tuvo claro que la información es poder. Ese insumo luego le permitiría encumbrarse en los dos gobiernos de la alternancia política (Vicente Fox y Felipe Calderón), presentándose como el hombre fuerte de la seguridad pública en México.

Como secretario de Seguridad Pública Federal fue el principal operador de la política de Estado prioritaria de Felipe Calderón: “La guerra contra el narcotráfico”. Un episodio tan sangriento para el país como falso y fallido, porque terminó protegiendo a los capos a los que debía combatir.

Eduardo Pontones Chico le abrió las puertas del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen, al que llegó en 1993 como parte de una nueva generación de jóvenes agentes), pero su formación se da bajo la dirección de Jorge Tello Peón, y siempre protegido por su formador, el almirante Wilfrido Robledo, jefe en la Dirección de Protección de los servicios secretos.

En esos años García Luna se fogueó en las labores de inteligencia para la agenda de riesgos del país, pero también conoció los recovecos del espionaje político, lo que le permitió captar información de las cloacas del sistema. Al escalar posiciones se convirtió en jefe de unidad, donde investigó algunos secuestros que le hicieron ganarse el reconocimiento de importantes empresarios durante el mandato de Ernesto Zedillo. También formó parte del Grupo Antiterrorista, la entidad confidencial donde confluían especialistas en dicho tema tanto de la policía y de la Procuraduría General de la República (PGR) como de las Fuerzas Armadas, para el combate al Ejército Zapatista y otros grupos guerrilleros.

Respaldado por Fox y por Calderón, y publicitado como el “superpolicía”, ahora el veredicto de culpabilidad por narcotráfico y delincuencia organizada dictado en la Corte del Distrito Este de Brooklyn, Nueva York, confirma su lado negro, que desde el principio fue documentado y denunciado por policías, militares, legisladores y medios, destacadamente Proceso.

Genaro, el hábil

En el sexenio de Ernesto Zedillo se nombró a Wilfrido Robledo primer comisionado de la Policía Federal Preventiva (PFP). Éste nombró a su protegido, Genaro García Luna, titular de la Coordinación de Inteligencia de la corporación. Ambos seguían cercanos a Tello Peón, que para entonces fungía como subsecretario de Seguridad Pública de Gobernación.

La tarea que hizo voltear las miradas a Wilfrido y García Luna fue el operativo de ingreso de la PFP a la Ciudad Universitaria para recuperar las instalaciones durante la huelga general, en febrero de 2000, acción que fue diseñada por los infiltrados de García Luna y operada por militares disfrazados de policías.

En diciembre de 2000, con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia –primer gobierno no priista–, García Luna es nombrado director de la Policía Judicial Federal, con la orden presidencial de desmantelarla por su alto grado de corrupción y por estar totalmente penetrada por el narcotráfico.

Entonces, García Luna se mostraba como un eficiente hombre de Estado, pero echaba mano de su lado adulador con los nuevos inquilinos de Los Pinos. Se los gana compartiendo información sensible y espionaje de enemigos políticos, en especial a Marta Sahagún, y proporcionándoles guardaespaldas a muchos familiares y allegados a la pareja presidencial.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2417 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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