Cumbre de Líderes de América del Norte

Cumbre de Líderes de América del Norte: Las prioridades de Biden marcaron la agenda

Desde antes que arrancara la Cumbre de Líderes de América del Norte, México había planchado con Washington dos temas prioritarios para Joe Biden: migración y fentanilo.
domingo, 15 de enero de 2023 · 11:52

Desde antes que arrancara la Cumbre de Líderes de América del Norte, México había planchado con Washington dos temas prioritarios para Joe Biden: migración y fentanilo. En el primer caso, acordó la devolución a México de hasta 30 mil personas de Nicaragua, Haití y Cuba; y en el segundo, capturó al capo Ovidio Guzmán. Cargada de gestos diplomáticos de amistad, la Cumbre evitó los temas conflictivos –como el diferendo en materia de energía o la crisis en Perú– y logró un compromiso conjunto: en el contexto de la tensión de Estados Unidos con China, impulsar la integración regional con base en la relocalización de inversiones estratégicas.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-El presidente estadunidense Joe Biden y el primer ministro canadiense Justin Trudeau se fueron de México con pocos acuerdos concretos de la Cumbre de Líderes de América del Norte, pero con el compromiso de su anfitrión, el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, de acelerar el proceso de integración regional y de atender los temas importantes para sus socios. Para evitar desencuentros, el tema energético y la crisis en Perú fueron dejados de lado.

En relación con Estados Unidos, el gobierno de López Obrador pavimentó el camino antes de la cumbre al aceptar la propuesta migratoria de la administración Biden para retener en territorio mexicano a cubanos, haitianos y nicaragüenses, tal y como ya lo hace con los centroamericanos y los venezolanos. Pero sobre todo facilitó el encuentro con la espectacular detención de Ovidio Guzmán, a quien Estados Unidos responsabiliza de la introducción del fentanilo, la potente droga que se convirtió ya en un problema de salud pública.

Con Canadá, el presidente mexicano se comprometió a facilitar el diálogo con el sector privado para superar las diferencias con México, principalmente en el campo energético.

“La cumbre rebasó las expectativas”, sostiene Rafael Fernández de Castro, director del Centro de Estudios Estados Unidos-México de la Universidad de California en San Diego. “López Obrador está entendiendo el momento único que vive América del Norte ante la competencia estratégica China-Estados Unidos, y la posibilidad de reubicar las cadenas productivas en nuestra región. Creo que AMLO entendió eso; lo dijo con sus palabras, pero lo dijo. Y nunca se lo había escuchado”, sostiene el académico en entrevista con Proceso.

Durante la cumbre internacional, la primera en llevarse a cabo en México desde 2014, López Obrador sostuvo reuniones bilaterales y trilaterales con sus homólogos, con quienes compartió gestos de simpatía. La cumbre culminó con una declaración conjunta en la que se plasmaron las intenciones de fortalecer las energías limpias, la explotación de “minerales críticos” –como el litio– y la cooperación en materia de seguridad, migración y salud.

Los críticos del mandatario cuestionaron su verborrea en la conferencia de prensa que cerró la cumbre –de una hora y cuarto, López Obrador acaparó la palabra durante más de 40 minutos, contra 15 minutos para Biden y 13 para Trudeau–, y se mofaron de que Biden y Trudeau estuvieron parados durante mucho tiempo para atestiguar una versión vespertina de la “mañanera”.

“Claramente le tuvieron paciencia a un AMLO muy poco disciplinado, que habló 25 minutos, pero me parece que están dispuestos a pagar eso, porque saben que la relación es importante y saben que AMLO es un líder muy especial, un líder populista nacionalista carismático”, apunta Fernández.

El académico señala que, más allá de la forma, López Obrador demostró su compromiso en impulsar la cooperación en América del Norte. Anunció la instalación de un nuevo comité de 12 miembros –cuatro designados por cada país– con la misión de planear la estrategia común que el mexicano calificó de “sustitución de importaciones en América del Norte”. En medio de la tensión creciente de Estados Unidos con China, Washington está retirando sus inversiones estratégicas de la esfera de influencia del gigante asiático –en los semiconductores, por ejemplo–, y busca repatriarlas en América del Norte, lo que se bautizó nearshoring.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2411 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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