Cereso 3 de Ciudad Juárez
Indolencia y complicidad, causas del desastre en el Cereso 3
Tras el ataque de sicarios, que el 1 de enero provocó una fuga de reos peligrosos y la muerte de 17 personas, el secretario de Defensa dijo que en el posterior operativo militar se encontró en la celda del Neto, líder de Los Mexicles, más de millón y medio de pesos, celulares y armas.Tras el ataque de sicarios al Cereso 3 de Ciudad Juárez, que el 1 de enero provocó una fuga de reos peligrosos y la muerte de 17 personas, el secretario de Defensa dijo que en el posterior operativo militar se encontró en la celda del Neto –el líder de Los Mexicles liberado en la acción y muerto después en las calles– más de millón y medio de pesos, celulares y armas. La situación no es nueva. Desde 2011 este semanario publicó un reportaje sobre la impunidad y los privilegios que imperaban en ese penal, narrados por testigos de primera mano, sin que ninguna autoridad enfrentara el problema.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).–La irrupción de 27 hombres a bordo de siete vehículos blindados que ataron y asesinaron a 10 custodios y siete internos que atendían “la aduana” del Centro de Readaptación Social (Cereso) número 3 de Ciudad Juárez, Chihuahua, a fin de liberar a Ernesto Piñón, El Neto, líder de Los Mexicles, reafirmó la negligencia e indolencia de los tres niveles de gobierno para solucionar este problema.
Un muro levantado con sólo 12 bloques de concreto separa la Novena Región Militar de Ciudad Juárez del Cereso 3, de donde la mañana del 1 de enero fue liberado El Neto, el más sanguinario de esta pandilla de sicarios, según las autoridades de seguridad. Heredó el mando del penal en 2020, cuando su antecesor, El Lalo, fue trasladado al penal de Chiapas.
Hasta las instalaciones militares se escucharon las ráfagas. Aun así la corporación castrense que hoy realiza tareas de seguridad pública tardó en reaccionar. Ni los efectivos de la Guardia Nacional hicieron presencia. Todas las corporaciones llegaron al penal 30 minutos después, cuando ya los sicarios habían masacrado a 17 personas y se habían fugado 30 de los presos más peligrosos.
Días después El Neto cayó muerto en un enfrentamiento con policías estatales, al impactarse contra una gasolinería.
La incursión de los sicarios fue precisa, cronometrada, como diseñada por un experto en manejo de crisis y táctica militar, según la narración del titular de la Sedena, Luis Crescencio Sandoval, quien la tarde del lunes 2 culpó al gobierno de Chihuahua de las condiciones de seguridad que permitieron la fuga del líder de Los Mexicles, quien por su perfil criminalístico debió permanecer internado en un penal de máxima seguridad:
“La responsabilidad de lo que sucede en el penal, de las medidas de seguridad, del despliegue que se tiene en la parte interna, es responsabilidad del estado. Son los que establecen las condiciones de seguridad de este penal”, dijo el secretario de Defensa.
E insistió al día siguiente: “Al momento de la incursión, el penal presentaba una sobrepoblación, además de que no se recibió solicitud alguna para el traslado de personas privadas de la libertad a otros centros”.
En la conferencia del lunes 2, Sandoval dijo que en el operativo de la Sedena “se encontraron 10 celdas, por llamarles de alguna manera, VIP, bien arregladas, con televisión. En la celda de El Neto encontraron una caja fuerte con un millón 702 mil 174 pesos, 84 celulares y armas”.
Sin embargo, el hallazgo del que presumió el secretario de Defensa no es nuevo. El 31 de julio de 2011 este semanario publicó el reportaje “Aquí la ley la hacemos nosotros...”:
“–Dentro del penal, ¿quiénes están más armados?
–Aquí todo mundo mete armas…”
Hablaba Nicolás Frías Salas, El Nico, entonces preso en el Cereso 3. Era líder de los Artistas Asesinos (AA) y fue el único de esa pandilla –que opera bajo las órdenes del Cártel de Sinaloa– que murió la noche del 25 de junio, poco después de un ataque en el que su grupo asesinó a 16 integrantes de sus rivales, Los Aztecas.
El Nico había dado una amplia entrevista a Proceso el día 17:
“–¿Algo de tomar? –ofrece sonriente cuando se da cuenta de que la reportera nota un refrigerador con el logo de Modelo hasta el tope de latas de cerveza, pero se interrumpe cuando ve que la grabadora ya está encendida. Al principio protesta, pero finalmente accede a que quede prendida.
“– Pero no digan nada de eso, por favor –pide, señalando el refrigerador.
“–No es un secreto, igual que las drogas –se le hace notar.
“Acepta y ríe: ‘La sociedad no lo entiende... pero esto es necesario para tener un penal tranquilo y estable, para tener control de los internos’”.