Puebla
Raúl Salinas, de hermano a “ejidatario” incómodo
El hermano del expresidente Salinas de Gortari reapareció en Puebla, en una asamblea del ejido Chiautzingo, para reclamar su poder sobre unas tierras adjuntas a la hacienda Las Mendocinas. Los ejidatarios denuncian que Raúl Salinas los ha intimidado y controla a funcionarios locales.El 13 de marzo el hermano del expresidente Salinas de Gortari reapareció en Puebla, en una asamblea del ejido Chiautzingo, para reclamar su poder sobre unas tierras adjuntas a la hacienda Las Mendocinas, que adquirió en 1987. A cinco meses de ese encuentro ríspido, los ejidatarios advierten del peligro de que la pugna por esa área se convierta en un conflicto grave. Denuncian que Raúl Salinas –quien dice ser ejidatario desde 2013– los ha intimidado y controla a funcionarios locales en busca de apoderarse de la barranca El Cipresal.
SAN LORENZO CHIAUTZINGO, Pue. (Proceso).– Hace unos cuatro años Raúl Salinas de Gortari convocó a una comida en su rancho Las Mendocinas a los integrantes del comisariado del ejido Chiautzingo.
En esa ocasión, tras agasajarlos con carne, cervezas y pulque, y reiterarles que podían ver en él a un “buen vecino”, el hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari les mostró un plano que ya tenía colgado en la pared y, sin más, les dijo que luego de más de 30 años de haber comprado ese rancho de 176 hectáreas, “había descubierto” que sus cercas limítrofes estaban mal colocadas.
Tiempo atrás Raúl Salinas había pedido a los ejidatarios que le vendieran una franja de tierra llamada El Cipresal, pero en esa reunión afirmó que esos terrenos –que tanto deseaba– realmente todo el tiempo habían sido parte de su propiedad.
“No, don Raúl, ese plano está mal”, le replicaron algunos de los ejidatarios que le hicieron ver que, desde los tiempos de los Ovando (antiguos dueños de Las Mendocinas) la barranca El Cipresal, también conocida como arroyo El Seco, marcaba el límite entre ambos: al norte estaba la hacienda y al sur el ejido. Y esas tierras, que ahora decía que eran suyas, estaban al sur, por lo tanto, correspondían al ejido Chiautzingo.
Raúl Salinas de Gortari intentó tentarlos: “Si me reconocen la propiedad, no me daré por mal servido. Pídanme lo que quieran: tractores, una escuela… Ustedes díganme qué les hace falta”.
Aunque el entonces comisariado ejidal Ignacio Gutiérrez secundó a Salinas, y trató de convencer a los demás sobre la conveniencia de ceder esa porción a cambio de “algo”, algunos de los asistentes le recordaron que no había manera de “negociar”, pues El Cipresal –como ellos llaman a una franja que en total comprende unas cinco hectáreas– por usos y costumbres, siempre ha sido un bien comunal y, por lo tanto, pertenece por igual a los más de 600 ejidatarios.
Tras ese encuentro una comisión de pobladores acudió al Registro Agrario Nacional (RAN), para pedir un plano oficial de la dotación de tierras al ejido Chiautzingo, decretada en 1925. Este documento les confirmó que la colindancia del ejido al norte es precisamente la barranca El Cipresal, que es un área federal, y luego de ésta se sitúa la exhacienda Las Mendocinas. Enmarcaron ese plano y hasta la fecha está expuesto en la Presidencia Municipal de Chiautzingo.
En todo caso, si el ingeniero tiene dudas sobre los límites de su rancho, que reclame ante las autoridades correspondientes una rectificación de sus medidas y colindancias, concluyeron en ese momento los ejidatarios, quienes ahora narran a Proceso dicho encuentro, el cual reveló un conflicto que apenas comenzaba.