Guerra en Ucrania

Cumbre en Madrid Putin "quería menos OTAN" y consiguió "más OTAN"

La guerra desatada por Rusia en Ucrania (además de su creciente influencia en África) tuvo el efecto, no deseado por Moscú, de fortalecer a la Alianza Atlántica, que celebró una importante cumbre en Madrid.
domingo, 10 de julio de 2022 · 11:24

La guerra desatada por Rusia en Ucrania (además de su creciente influencia en África) tuvo el efecto, no deseado por Moscú, de fortalecer a la Alianza Atlántica, que celebró una importante cumbre en Madrid. En palabras del secretario general del organismo, Putin “quería menos OTAN y lo que consiguió fue más OTAN”. En la reunión madrileña, el mandatario estadunidense anunció un significativo incremento de sus tropas en suelo europeo. Y el organismo atlántico también advirtió sobre el creciente poderío militar chino.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– En la cumbre realizada en la capital española –la más importante tras la celebrada tras la caída del Muro de Berlín–, la Alianza Atlántica adoptó acuerdos de gran calado que redefinieron su posicionamiento estratégico en una época de confrontación y polarización global, lo que el secretario general del organismo, Jens Stoltenberg, definió con una frase: “Si el presidente (ruso Vladimir) Putin quería menos OTAN, lo que consiguió fue más OTAN”.

Los gobiernos de los 30 países que forman la OTAN acordaron la hoja de ruta de la Alianza para la próxima década, plasmada en el llamado Concepto Estratégico de Madrid, en sesiones en las que participaron como invitados los mandatarios de Australia, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Mauritania, Jordania, Georgia y Bosnia y Herzegovina, así como los líderes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del Consejo Europeo, Charles Michel. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, participó vía internet.

La nueva definición se da a cuatro meses del inicio de la guerra en Ucrania, y cuando las tensiones a escala global son crecientes.

Ante el desafío por la guerra en Ucrania, los líderes de la Alianza Atlántica buscaron mostrar la imagen de un organismo revitalizado, unido y fuerte, notorio contraste con el golpe a la credibilidad de la OTAN tras el fracaso de la misión en Afganistán, la más larga y costosa del organismo, y la caótica salida de Estados Unidos frente al avance de los talibanes en 2021.

El nuevo Concepto Estratégico sustituye al aprobado en Lisboa en 2010, en el que aún se consideraba a Rusia como país “socio”, y China no tenía una sola mención. En el documento de Madrid señalan sin miramientos que “la Federación Rusa es la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los aliados y a la paz y estabilidad de la zona euroatlántica”.

Y no se quedaron sólo en palabras, porque el presidente Joe Biden anunció un reforzamiento militar de Estados Unidos en Europa dentro del marco de la Alianza. Primero, con el acuerdo con España para incrementar de cuatro a seis el número de destructores de la flota estadunidense en la base naval de Rota, Cádiz, que le daría la mayor presencia hasta ahora en la puerta de entrada al Mediterráneo.

Además Biden anunció el envío de 20 mil soldados más para alcanzar un contingente de 100 mil militares estadunidenses en suelo europeo; en Polonia abrirá un cuartel general permanente para su Quinto Cuerpo del Ejército y para posicionar en suelo polaco un batallón de soporte; desplegará una brigada rotatoria dotada de 3 mil 500 militares en Rumanía; habrá dos nuevos escuadrones de aviones F-35 en el Reino Unido; se reforzará la fuerza aérea rotatoria en los países bálticos y se aumentarán las defensas antiaéreas en Italia y Alemania.

“Estamos enviando un potente mensaje de que la OTAN está unida para mostrar su fuerza colectiva”, dijo Biden en compañía de Stoltenberg. El resto de los líderes anunciaron planes para cumplir con el requisito de inversión de 2% en gasto militar en el mediano plazo.

La nueva política de la OTAN menciona al gobierno de China, al que acusa de “socavar el orden internacional” y responsabiliza de echar mano de una “amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para aumentar su huella global y proyectar poder, mientras permanece la opacidad sobre su estrategia, intenciones y desarrollo militar”.

Añaden que “las operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas de la República Popular China y su retórica de confrontación y la desinformación apuntan a los Aliados y dañan la seguridad de la Alianza”. China, apuntan, busca “controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructura crítica y materiales estratégicos y cadenas de suministro. Utiliza su influencia económica para crear dependencias estratégicas y potenciar su influencia. Se esfuerza por subvertir el orden internacional, incluso en los dominios espacial, cibernético y marítimo”.

Sin embargo, dejan abierta la puerta para alcanzar un “compromiso constructivo” con Beijing.

El documento no sentó muy bien en la capital china, cuyo gobierno arremetió considerando que el nuevo Concepto Estratégico está “sesgado ideológicamente” y pretende regresar a la época de la Guerra Fría.

“Treinta años después la OTAN continúa con su vieja táctica de crear enemigos y de fomentar la confrontación de bloques. Este nuevo Concepto Estratégico ataca y difama maliciosamente a China. Daremos respuestas firmes y decididas a todo acto que socave nuestros intereses”, señaló en un comunicado el portavoz de la misión china ante la Unión Europea.

El portavoz de Exteriores chino, Zhao Lijian, lanzó el jueves 30, desde Beijing, un mensaje similar, al señalar que la Alianza Atlántica “hace comentarios irresponsables sobre el desarrollo de la política de seguridad china, que es completamente normal; China está muy preocupada y se opone completamente”.

Menos ONU y más armas

Todas las decisiones de la cumbre estuvieron motivadas por el vuelco que significó la decisión de Rusia de invadir Ucrania, que ha mostrado las debilidades del Ejército ruso, imagen muy distinta a lo que la retórica del régimen de Vladimir Putin había vendido.

En su intervención telemática en la sesión de la cumbre, Zelenski advirtió que “ésta no es una guerra sólo contra Ucrania, sino para decidir el futuro orden mundial.

“No es una guerra de Rusia sólo contra Ucrania. Es una guerra por el derecho a dictar las condiciones en Europa. Por el futuro del orden mundial. Por eso es absolutamente necesario apoyar a Ucrania con armas, política y medidas económicas, como sanciones que impidan que Rusia financie la guerra”, subrayó.

El mandatario ucraniano alertó a los líderes occidentales que el año que viene “puede ser peor si Rusia ataca también a otros países, puede que hasta a miembros de la OTAN”.

En su opinión, el mundo necesita una OTAN con valor para hacer frente a la agresividad de Rusia. “Con el Kremlin extremadamente agresivo, el mundo necesita una Alianza sumamente valiente”.

Ángel Saz Carranza, director del Centro de Economía Global y Geopolítica de la institución educativa Esade, sostiene que esta cumbre de la Alianza Atlántica es de la mayor importancia, porque define en el Concepto Estratégico qué tipo de organización multilateral existe y cómo superará sus problemas de acción colectiva.

Cree que la definición abona a un reacomodo de bloques en el mundo, y con ello se ponen en marcha incrementos sustanciales en los presupuestos de equipamiento militar en todos los países, lo que incrementará los procesos de tensión.

“Eso es una realidad y Europa tiene que asumir su responsabilidad en el debate que debe construir unas capacidades mínimas como unión, con un gasto colectivizado a nivel europeo en materia de seguridad y defensa. Sería ineficiente mantenerse en un gasto fragmentado sólo para favorecer a las protegidas industrias militares nacionales. No podemos seguir hablando de comercio internacional sobre los portaviones norteamericanos, se tienen que desarrollar capacidades europeas.

“Por otro lado –explicó–, sí es muy preocupante la carrera armamentística que vemos entre China y Estados Unidos. China sacó ya su tercer portaviones en sólo 10 años y quiere llegar a 10 en otros 10 años”. Esa carrera militar también se da en el espacio y en el campo de la ciberseguridad.

“Estamos en un mundo que tiene menos Consejo General de la ONU y más armas. Y además, con muy pocas estructuras donde poder hablar y negociar, sobre todo en el este asiático, salvo algunas estructuras informales. A nivel global el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está muerto desde 2012 con la guerra en Libia… y eso es preocupante”, sostiene.

Rusia: papel hostil

El Concepto Estratégico aborda de forma profusa el papel de Rusia como la amenaza más significativa y directa. “La zona euroatlántica no está en paz. La Federación Rusa ha violado las normas y principios que contribuyeron a un orden de seguridad europeo estable y predecible”, y no descartan la posibilidad “de un ataque contra la soberanía y territorialidad de los aliados”.

Define que Rusia “pretende establecer esferas de influencia y control directo a través de la coerción, la subversión, la agresión y la anexión. Utiliza medios convencionales, cibernéticos e híbridos contra nosotros y nuestros socios”. Y considera coercitiva su postura militar, su retórica y su “voluntad comprobada de usar la fuerza para perseguir sus objetivos políticos, que socavan el orden internacional basado en reglas”.

Sostienen que Rusia ha modernizado sus fuerzas nucleares expandiendo su “novedoso y disruptivo sistema de doble capacidad”, mientras emplea “señalización nuclear coercitiva”.

En lo que denomina como el “Alto Norte”, señala el documento, Rusia ha buscado afectar la navegación a través del Atlántico Norte como “una estrategia de desafío a la Alianza”. A esto se suma la “acumulación militar de Moscú” en el Báltico, el mar Negro y regiones del Mediterráneo, “junto con su integración militar con Bielorrusia, desafiando nuestra seguridad e intereses”.

Los aliados señalan que la “OTAN no representa una amenaza para la Federación Rusa”, pero no dudan en que “reforzaremos significativamente la disuasión y la defensa para todos los aliados” en respuesta a “las amenazas rusas.

“A la luz de sus políticas y acciones hostiles, no podemos considerar a la Federación Rusa como nuestro socio”. Se dicen dispuestos a mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú para gestionar y mitigar los riesgos, prevenir la escalada y aumentar la transparencia. Y aseguran que “cualquier cambio en nuestra relación depende de que la Federación Rusa detenga su comportamiento agresivo y cumpla plenamente con el derecho internacional”.

Finlandia y Suecia: más OTAN

El acuerdo alcanzado por los gobiernos de Finlandia y Suecia con Turquía para desbloquear el veto de éste al ingreso de los países escandinavos a la Alianza, fue una de las decisiones más relevantes de la cumbre. El impedimento era que Ankara asegura que los países del Báltico son santuarios del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, una organización considerada terrorista tanto por Turquía como por Estados Unidos y la Unión Europea.

El acuerdo incluye compromisos de ayuda de Helsinki y Estocolmo a Ankara para combatir las amenazas que sufre, incluyendo la extradición de 73 miembros del movimiento kurdo, y apoyar el levantamiento al embargo de armas a Turquía.

Stoltenberg consideró que “el mensaje más importante de esta decisión es que cualquier país puede elegir su futuro. Este acuerdo en la cumbre demuestra que la OTAN tiene sus puertas abiertas, que es contrario a lo que Putin pretendía con los acuerdos que (en el pasado) pretendió firmar con la Alianza”.

El presidente Putin ha sostenido por su parte que no tiene inquietudes ni disputas territoriales con los países bálticos, pero “tienen que comprender que en caso de que emplacen contingentes e infraestructura militar allí, nosotros nos veremos obligados a responder simétricamente y generar las mismas amenazas que provengan desde esos territorios”.

Con su ingreso a la Alianza, Suecia y Finlandia dejarán de ser países neutrales, lista en la que sólo quedan Austria, Suiza e Irlanda.

Saz Carranza, también profesor de la Wagner School of Public Service de la Universidad de Nueva York, asegura que desde 2014, después de la invasión rusa en la península de Crimea, Finlandia y Suecia aumentaron su colaboración formal con la Alianza Atlántica –en ejercicios marítimos y aéreos–. Sin embargo, ambas naciones han insistido que la invasión de Rusia a Ucrania les hizo modificar su histórica postura de neutralidad.

La primera ministra sueca, Magdalena Andersson, explicó en abril pasado que con la invasión a Ucrania, “la posición de seguridad de Suecia cambió fundamentalmente”. En el caso de Finlandia, que comparte mil 300 kilómetros de frontera con Rusia, la primera ministra, Sanna Marin, justificó su cambio de opinión asegurando que “Rusia no es el vecino que pensábamos que era”.

Cuando concluya el proceso de adhesión, los dos países podrán invocar el Artículo­ 5, que se refiere a la defensa colectiva e implica que un ataque contra un aliado es considerado un ataque al resto de miembros.

A petición de España y otros aliados, la OTAN incluyó en su hoja de ruta el flanco sur, en especial África y Medio Oriente, por la presencia del terrorismo, al que considera la “amenaza asimétrica más directa a la seguridad de los ciudadanos y de la paz y prosperidad internacional.

“Conflictos, fragilidad e inestabilidad en África y Oriente Próximo afectan directamente nuestra seguridad y la de nuestros socios”, y advierte que estos problemas políticos, de seguridad y demográficos se ven influidos por el cambio climático. Señala que en esas zonas existe la intervención coercitiva de “competidores estratégicos”, en alusión a la penetración de Rusia y China. Por ello define al Sahel africano como un asunto de “interés estratégico”.

El especialista sostiene en entrevista que una de las preocupaciones en la propuesta de España es que “es cierto que Rusia llegó al Sahel y al norte de África. Rusia ha sido capaz de echar a Francia de Malí, apoyando al gobierno del coronel golpista Assimi Goïta, con el despliegue de unos mil efectivos del Grupo Wagner, empresa de mercenarios financiada por el empresario Yevgeny Prigozhin, estrechamente vinculado a Putin, como documentó el diario británico The Guardian.

Human Rights Watch ha denunciado que mercenarios del Grupo Wagner están detrás de algunas de las peores matanzas colectivas en pueblos malienses.

“Rusia llegó primero a Libia, luego intervino en Siria y ha ido bajando a Malí, lo que le abre las puertas del Sahel, una franja de vital importancia para los intereses europeos. En la República Centroafricana, también en guerra, a los mercenarios de Wagner se les abren las fronteras con seis países de gran valor estratégico: Camerún, Chad, Sudán, Sudán del Sur, Congo y República Democrática del Congo”, advierte Saz Carranza.

Asimismo explica que Argelia –que mantiene un fuerte diferendo diplomático– mantiene buenas relaciones diplomáticas con Rusia, pero no está en la misma esfera de los otros países mencionados. Sin embargo, añade, en conjunto, todo supone “una pérdida de control y una inestabilidad tremenda para Europa, por culpa de los propios países europeos, por haber mostrado un espíritu demasiado poscolonial que ha sido desagradable para esos países africanos.

“A su favor Rusia tiene una ventaja competitiva frente a Europa, porque no le exige ninguna contrapartida legal ni democrática a los países a los que brinda apoyo, y eso nos pone en desventaja”, afirma.

Reportaje publicado el 3 de julio en la edición 2383 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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