Podcast
El antropófago Gumaro de Dios, en una audio-serie
El periodista y escritor mexicano enfocado en tópicos del narcotráfico y la nota policiaca Alejandro Almazán crea la teatralización sonora de Gumaro de Dios, El Caníbal (basada en su libro homónimo de 2007), en seis capítulos, para la plataforma de audios Podimo.El periodista y escritor mexicano enfocado en tópicos del narcotráfico y la nota policiaca Alejandro Almazán crea la teatralización sonora de Gumaro de Dios, El Caníbal (basada en su libro homónimo de 2007), en seis capítulos, para la plataforma de audios Podimo. El actor Humberto Busto interpreta y humaniza al personaje, desglosando para Proceso la descarnada historia del albañil Gumaro, quien a finales de 2004 devoró a su compañero sentimental.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Existió en la vida real. Su nombre: Gumaro de Dios Arias.
En diciembre de 2004, Gumaro mató y comió partes de su pareja con el sobrenombre El Compiche o El Guacho, en Playa del Carmen, Quintana Roo. Ahora su historia se recrea con sonido binaural (una tecnología especial a base de micrófonos que graban audio en 3D) para la audioserie de ficción y documental con seis capítulos Gumaro de Dios, El Caníbal.
Esta teatralización sonora se halla en Podimo (https://podimo.com/latam), plataforma de podcasts y audiolibros que abarca 20 países de América Latina desde hace un año, desde México hasta Argentina, y también Alemania, Dinamarca, España, Holanda y Noruega.
El notable actor, productor y director de cine Humberto Busto (Ciudad de México, 1978) da voz a este personaje de pesadilla. Cuenta a Proceso en entrevista por teléfono cómo Podimo, con el escritor y periodista enfocado en los tópicos del narcotráfico y la nota policiaca Alejandro Almazán (Ciudad de México, 1971), lo convocaron al proyecto:
“Poseía muchísimas ganas de acercarme al mundo del podcast, me parece muy atractivo, y que fuera con una experiencia singular y envolvente, y me llamaron para esta propuesta de efectuar la adaptación en este formato del volumen homónimo que escribió Almazán Gumaro de Dios, El Caníbal (Mondadori, 2007) y me emocioné muchísimo. Alejandro y yo ya habíamos hablado en algún momento, en Colombia, de la posibilidad de hacer una película basada en la vida de Gumaro.
“Yo había trabajado con Almazán en la serie El Chapo; entonces llevamos una relación de varios años y pudimos acercarnos, a través de este nuevo formato, a Gumaro por primera vez y nos sorprendió que el sonido y las condiciones específicas de dicha tecnología binaural nos abría la puerta a la imaginación para utilizar los elementos psicológicos y existenciales de Gumaro, y transpolarlos al mundo audible. Fue una experiencia para todos muy enriquecedora.”
Almazán, también autor de La victoria que no fue (2006), Placa 36 (2009), Entre perros (2009), Historias que Dios nunca hubiera escrito (2011) y El más buscado (2012), ha sido guionista de las series El Chapo y Tijuana en Netflix.
“Cómete sus poderes”
En la mañana del 14 de diciembre, a 100 metros del kilómetro 216 de la carretera Chetumal-Playa del Carmen, dormía Gumaro de Dios, proveniente de Tabasco.
El policía municipal Alejandro Díaz lo encontró sobre un camastro de plástico y abrazado a un desarticulado cadáver desnudo. En el lugar estaban la carne y las vísceras: eran, en realidad, varias costillas y parte del riñón que había guisado; sobre la parrilla estaba el corazón a medio cocer y a un lado, el grueso cable industrial de luz color negro, sanguinolento, con el que Gumaro había golpeado la cabeza de su pareja (después usó un bloque de cemento) hasta matarlo, según el informe 3928 que escribió el agente Díaz.
Gumaro nació el 7 de abril de 1978. Era uno de los 11 hermanos de ascendencia chontal. A sus siete años fue abusado por un familiar. No concluyó la secundaría y perteneció al Ejército (57 Batallón de Infantería), pero desertó. Consumía drogas. Sufría episodios de esquizofrenia, paranoia e ira. Y se sabía que estaba rindiendo declaración, acusado de homicidio calificado, y efectuaba trabajos de albañilería.
Almazán, ganador tres veces del Premio Nacional de Periodismo y la presea García Márquez de Escritura, tuvo acceso a la celda de Gumaro de Dios en repetidas ocasiones para entrevistarlo, y algunos fragmentos de esos audios se integran a esta serie, donde se combina lo documental con la ficción y cuyo soundtrack es del músico electrónico Pepe Mogt.
En el segundo episodio del podcast se escucha que el periodista le pregunta a Gumaro (Busto) qué lo había impulsado a comerse a la víctima, y el criminal, ya encarcelado, le responde:
–Creí que si me lo comía se me pasarían sus poderes, no sé, como que fue una idea…
–¿De dónde sacaste esa idea? –continúa interrogando Almazán–, ¿lo viste en la televisión?
–No… Algo dentro de mí nomás me decía: “Cómete sus poderes”…
–¿Cuáles poderes?
–Es que él era bien chingón para pegar tabique. Dije: “Si me lo como voy a ser el maestro de la cuchara”.
Busto, egresado de la carrera de actuación del Centro Universitario de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Talent Campus de la Berlinale, explica cómo elaboró su papel:
“Traté de no realizar una interpretación mimética de Gumaro, sino utilizar los elementos emocionales de él, para pasarlos a un nivel sonoro y de esa manera tener una libertad creativa en donde pudiera involucrarme muy íntimamente con el personaje. El sonido binaural te obliga a que no estés sentado en el estudio, te incita a moverte y tomar decisiones muy específicas de qué trazo o qué pensamientos se dicen, en qué lugar, a qué distancia, con qué diagonalidad, en fin. Es un ejercicio muy interesante de construcción de personaje, como cualquier ficción, de sentirme empático con los dolores y las circunstancias que Gumaro vivió, y de alguna manera poder después dividirlo, haciendo este ejercicio físico y vocal en el estudio.”
El actor en una veintena de largometrajes, como Amores perros de Alejandro González Iñárritu; Morirse en domingo de Daniel Gruener, Después de Lucía de Michel Franco, Las horas contigo de Catalina Aguilar Mastretta, Hazlo como hombre de Nicolás López y Oso polar de Marcelo Tobar, rememora que fueron días muy intensos en el estudio para lograr el podcast, si bien muy entretenidos porque el material es muy atractivo:
“Me causa un profundo dolor saber que una persona, a pesar de que ese hecho provenga de una cadena de variables que muchas veces ni siquiera estuvieron en sus manos el poder resolver, haya vivido en la extrema pobreza, en un entorno machista que no le permitía tampoco aceptar su homosexualidad ni se detectó a tiempo unos indicios de esquizofrenia por las mismas circunstancias tanto económicas como sociales, y el hecho de haber sido obligado a estar en una rama del Ejército de mecanismos violentos muy específicos. Si alguien le hubiera tendido la mano, quizá, hubiera tenido la posibilidad de entenderse él mismo y no hubiera llegado al extremo de hacer lo que hizo.”
Le emocionó –resalta– que las personas no sólo escucharían el relato por el morbo que siempre puede dar, o lo perturbador que puede ser eso de “se comió a su compañero”, sino que ofrece “una enorme gama de emociones y de circunstancias que están detrás de Gumaro y que, en el podcast, existe una gran oportunidad de desarrollarlas para que el público pueda volar con su imaginación hacia todos esos niveles de lectura”.
En los zapatos del otro
–¿Qué puede aportar el podcast en este momento?
–Va a generar en el escucha una especie de sorpresa constante, de creer estar entendiendo a Gumaro; pero a cada tanto tiempo se topa con una vuelta de tuercas de su propia personalidad. Inspeccionar un personaje y conectarlo con las propias esquizofrenias que poseemos y las fuertes represiones que tenemos, sí da mucho tema de conversación, y puede ser muy interesante para la audiencia que le interesa justo acercarse a lo humano más allá del juicio de valor principal del acto.
–Se habla que tras vencer al covid-19, viene toda una cuestión de la salud mental para la humanidad, y que en México no hay un proyecto nacional al respecto, ¿cuál es su opinión al respecto?
–No existen los suficientes elementos políticos, gubernamentales y sociales para sostener eso. A título personal, creo que incluso hay mucha gente a la que le interesa que estemos así: es más factible ser dominado y ceder todas tus libertades y tus derechos a cambio de, en teoría, tu salud física; pero nadie está hablando de la cuestión psicológica. Es un tópico demasiado complejo.
Además, Busto ha participado en teatro, como El principio de Arquímedes (México), dirigida por Diego del Río; Constelaciones (Colombia), dirigida por Fabio Rubiano, y Antiformalismo (Alemania), dirigida por Gintersdorfer/KlaBen. Manifiesta complacido:
“Llevaba rato que no me topaba con un personaje que me confrontara tanto. A pesar de que el proyecto no está hecho como una ficción audiovisual, mi compromiso como actor siempre es comprender al personaje y ponerme en sus zapatos, y conectar con su dolor interno, porque al final de cuentas yo sí siento que Gumaro sufría en su interior. Me pongo a pensar en una persona que trata de conectar consigo mismo, pero que no lo logra. Se halla en el vacío existencial mientras va tratando de sobrevivir.”
Puntualiza que el podcast le hizo recuperar la conciencia del tipo de material que más le interesa para actuar:
“Me refrescó la idea de: ‘A ver, es un momento donde ya entré a los 40 años, todos nos hemos modificado por la pandemia y quiero aferrarme mucho más a tratar de encontrar personajes que sigan siendo complejos y que puedan detonar conversación’. A veces, el algoritmo nos obliga a consumir contenidos muy vacíos, muy superficiales, y como que me deprime pensar que estamos dejando de lado justamente el voltear a ver a un ser humano y tratar de entenderlo, cuando es lo que más necesitamos ahora.”
Concluye que el formato podcast le emociona, pues estamos atiborrados de material visual:
“Me presiona a buscar un cierto momento en un día a la semana de no ver videos, sino de escuchar y de echar a volar la imaginación y sentir con el cuerpo de otras maneras. Este formato me resultó muy atractivo, me parece que hace un buen equilibrio con respeto a tanta parte audiovisual que vivimos todos los días.”
Boom auditivo en plataformas
Javier Celaya (Bilbao, España, 1963), director general de Podimo en Hispanoamérica, informa que la plataforma nació en septiembre de 2019 en Copenhague, Dinamarca. La fundaron Morten Strunge, Nikolaj Koppel, Andreas Sachse y Eva Laegdsgaard:
“No ofrece únicamente entretenimiento Podimo, también se puede acceder a mucho conocimiento en formato audio. Este lunes 4 de abril iniciamos en Holanda. Se pueden disfrutar 300 programas de podcast en español que representan casi 5 mil episodios. Nuestros usuarios pueden disfrutar de contenido con acento latino. Es muy importante que sean historias locales, con acento y producción local.”
Celaya, quien lleva más de 20 años intentado entender la era digital, indica:
“En el siglo XXI vamos a acceder a la información, el conocimiento y el entretenimiento a través de estos dos lenguajes: el audiovisual y el sonoro, pero no significa que el texto vaya a desaparecer. El texto va a seguir con nosotros, aunque no con el peso que ha tenido en los siglos anteriores. Los humanos nacemos programados para escuchar; luego aprendemos a escribir y a leer. Sólo que nuestro cerebro está programado para escuchar y a muchas personas les es más fácil acceder a una información a través del oído que a través del texto.”
Asegura que la radio tampoco desaparecerá:
“El podcast y la radio van a convivir. La radio va a ser un elemento más de la actualidad, para informarte a través de los profesionales en un momento dado de algo, por ejemplo, un temblor, de algo de actualidad, y el podcast es más una manera de adentrarte en ese mismo contenido, pero cuando se quiera y donde se desee. Es decir, quizá en este momento no puedo estar informándome sobre lo que pasa en Ucrania, porque estoy trabajando o viajando, pero luego, cuando llegue a mi casa, me descargo el podcast.”
–¿El podcast es más consumido por los jóvenes?
–En Podimo contamos con dos grandes grupos, principalmente en América Latina. Uno es de oyentes de entre 35 y 50 años, hombre o mujer. México es nuestro principal mercado en América Latina seguido de Colombia y posteriormente Argentina. Y el otro grupo es de los 20 a 35 años. Son los jóvenes millennials y Z que viven su vida alrededor del móvil y escuchan tópicos actuales, pero contados por sus propios pares sobre la sexualidad, el primer día de clases o el bullying, en fin.
Podimo –aclara despidiéndose– es “una palabra que deriva del podcast y suena bien”. Convencido, conjetura que por ahora no existe tanta competencia de plataformas de podcast, “quizá en cinco años, pero es muy positivo que surjan cada vez más”.