Inmobiliaria
Gertten desnuda a los emporios que encarecen la vivienda
Las ganancias económicas de las inmobiliarias crecen a expensas de su especulación capitalista en el mundo de la vivienda, al tiempo que el salario de quienes anhelan un lugar digno para habitar no aumenta y nunca les resulta suficiente.Las ganancias económicas de las inmobiliarias crecen a expensas de su especulación capitalista en el mundo de la vivienda, al tiempo que el salario de quienes anhelan un lugar digno para habitar no aumenta y nunca les resulta suficiente. El cineasta nórdico Fredrik Gertten va de la mano con la activista canadiense Leilani Farha en el documental de estreno Push: Expulsar, mostrando este fenómeno abusivo por varias ciudades del planeta a través de los testimonios de inquilinos echados de sus hogares, a menudo con aval de la ley.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El periodista y cineasta sueco Fredrik Gertten creó el documental Push: Expulsar (2019), donde registra la ardua investigación de la abogada canadiense Leilani Farha como Relatora Especial Sobre el Derecho a una Vivienda Adecuada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para responder la cuestión:
¿Por qué las hipotecas y los alquileres son tan caros en todo el mundo?
Gertten (Malmö, 1956) planeó este proyecto fílmico “para entender la falta de vivienda asequible”. Push: Expulsión logra un retrato trágico de la industria financiera, como es el caso del poderoso grupo de inversiones Blackstone que, apoyado por abogados y gobiernos, logra que personas de escasos recursos dejen sus viviendas para “remodelarlas superficialmente” con el mero objetivo de aumentar su precio.
La cámara del también productor sigue a la, además, activista Farha cuando visita Barcelona, España; Estocolmo, Suecia; Hong Kong, China; Londres, Inglaterra; Nueva York, EU; Seúl, Corea del Sur; Tokio, Japón; Toronto, Canadá, y Valparaíso, Chile, adentrándose en las condiciones similares de los habitantes de dichas urbes. En el filme, distribuido por Mandarina Cine en salas mexicanas desde el 10 de marzo, la apasionante y aguerrida representante legal destaca que sólo en Toronto, a lo largo de los últimos 30 años, el precio de la vivienda ha aumentado 425%, mientras que durante el mismo periodo los ingresos de una familia apenas crecieron 133%.
“Hay algo que no responde a los principios económicos básicos”, subraya.
El darse cuenta de que la industria financiera, con dinero de inversores compra barato las viviendas y las vende muy caras en las ciudades para que nadie las habite, al tiempo que mucha gente no tiene dónde vivir, motiva su enfoque:
“El desequilibrio que se ha producido entra la urbanización y unos salarios congelados, unido a unos precios inasequibles, no tiene precedentes. La gente más pobre está pasando penalidades a un nivel que nunca habíamos visto, pero también vemos cómo la clase media no puede permitirse vivir en las metrópolis ni se puede ofrecer los servicios necesarios a la ciudad. No quiero abusar del término, pero esto indica una crisis.
“Y te preguntas: ‘Bueno, ¿y quién va a vivir en las ciudades?, ¿para quién son las ciudades?’, esto no es tan complicado: ¿Qué necesita la gente para tener unas condiciones dignas? Pues está claro que una vivienda digna, una vivienda asequible es uno de los requisitos y está recogido en el derecho internacional por la ONU… Pero compran las tierras, desalojan a la gente más pobre y luego construyen viviendas de lujo que no están destinadas a la gente que vive en esos barrios.”
En los 92 minutos de Push: Expulsar se enfatiza que “la población de 59 países, en una muestra de 102, tendría que ahorrar sus ingresos durante 10 años para poder comprar una casa en su país”.
Igual México y Guadalajara
Entrevistado por Proceso en el cine Tonalá de la Ciudad de México, Fredrik Gertten, hermano del igual documentalista Magnus Gertten (Limhamn, Malmö, 1953), platica que es una persona con familia y su sueldo no se incrementa; pero los costos de las casas suben y suben.
“La misma frustración existe en todos los países –apunta–. Entonces pensé que ahí había algo y deseaba interpretar por qué mucha gente hablaba de gentrificación; pero esa palabra va más allá.
“El problema de las personas que poseen demasiado dinero es dónde invertirlo para incrementarlo aún más y ahora han encontrado viviendas de gente pobre para comprarlas a bajo precio, después incrementan su costo y obtienen la ganancia. Significa que el valor sube y ven que ahí pueden ganar mucho dinero, pero afectan a los habitantes del lugar porque se van fuera de las ciudades, son expulsados. Además, los ricos tampoco viven ahí. Están vacías las residencias.”
(Conforme a la Real Academia de la Lengua, gentrificación equivale al “proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra con un mayor poder adquisitivo”). Gertten acentúa, preocupado:
“Destruyen la cultura de la zona, desaparecen las tiendas, las cafeterías, los puestos de periódicos, las librerías y las lavanderías, en fin. Ya empieza a ser visible también en México. He platicado con periodistas y en el centro de Guadalajara la población ha bajado 10% porque han construido condominios de lujo, los cuales por la noche yacen oscuros porque no vive nadie allí. Suena a un mal negocio por no estar habitados, pero no: es una inversión. Con inquilinos es más complicado, porque en ciertos países éstos tienen derechos. Y este fenómeno de viviendas de lujo sin personas aumenta en todo el mundo.”
Push: Expulsar, “un documental que explora la ciudad nueva e inhabitable” fue ganador del premio del Público en el Festival Internacional de Copenhague, Dinamarca. Se rodó entre 2017 y 2018. Incluye testimonios del académico estadunidense Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001; Saskia Sassen, teórica neerlandesa sobre la ciudad global y premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2018; Stig Westerdahl, especialista sueco en vivienda asequible, y Roberto Saviano, periodista, escritor y ensayista italiano.
Gertten ha enfocado sus proyectos en injusticias. Sus películas han sido exhibidas en más de 100 países, por ejemplo: los polémicos largometrajes Bananas! (2009), Big Boys Gone Bananas! (2011) y Bicicletas vs coches (2015).
Financiación, la clave
Push: Expulsar destapa la falta de leyes para que se detenga ese fenómeno de la vivienda.
En una escena del documental, el dueño de una pastelería en Berlín, Alemania, se queja, cuando habla con Florian Schmidt, concejal municipal, acerca de cuando le llegó una carta del arrendador diciendo de que vencería su contrato de renta en una fecha próxima y literalmente leyó esto: “Nos gustaría renegociarlo o de lo contrario, finalizará”. Y le subieron el alquiler 600 euros al mes siguiente. Sin embargo, agrega que no le toman en cuenta que él invirtió en la renovación del piso y la cocina, y añade:
“Soy prisionero de mi propia tienda y no sólo yo, otros restaurantes están afectados. Nada va a cambiar. Tendré que subir los precios, necesito cobrar más, y espero que la gente siga viniendo.”
En la página en internet de la ONU se explica que el mandato del Relator Especial Sobre el Derecho a una Vivienda Adecuada fue establecido en el año 2000. Ese puesto ya no lo ocupa Farha. Desde el 1 de mayo de 2020, el estadunidense Balakrishnan Rajagopal asumió el cargo. En la finalidad del mandato se descifra:
El derecho a una vivienda adecuada va más allá de tener un techo. Es el derecho a vivir en un hogar con seguridad y digna. No todos pueden disfrutar de tal derecho. Más de mil millones de personas residen en viviendas deficientes y asentamientos informales.
Cada año, varios millones de personas pierden su hogar y son desplazadas como consecuencia de proyectos de desarrollo, conflictos, desastres naturales o la crisis climática. Muchas de ellas son víctimas de desalojos forzosos. La vivienda se considera cada vez más como una oportunidad para la inversión, en lugar de como un bien social y un derecho humano fundamental.
Fundador de WG Film, Fredrik Gertten anda constantemente en pos de buenas historias y encontró a Leilani Farha, oriunda de Otawa, vía Twitter:
“Como ya estaba interesado en el tema y siempre indago un patrón global, ella tenía misiones oficiales en varias naciones y la acompañé. Su trabajo es magnifico. Creo que al final fue una mancuerna, una colaboración. La vivienda es un derecho humano y mucha gente activista de derechos humanos ni sabía que es parte de la Ley Internacional de los Derechos Humanos que cada gobierno ha firmado y eso es muy interesante. Es una herramienta para los activistas y los políticos que quieren cambiar algo.
“Muchos activistas se referían a la gentrificación; pero el premio Nobel de Economía Stiglitz argumenta que es financiación: domicilios convertidos en productos financieros. Y ellos como propietarios pueden vender y comprar, vender y comprar, tal como se hace en la especulación en la bolsa de valores. Esto también pasa donde yo vivo, en Suecia.”
Stiglitz se remonta en la cinta a la crisis financiera mundial de 2008 con el colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos cuando se permitió que el capital privado y los fondos se convirtieran en propietarios mundiales:
“En lugar de ayudar a los propietarios que perdían sus hogares, el gobierno se puso del lado de los bancos.”
El documentalista recuerda que deseaba encontrarse con el periodista y escritor napolitano Roberto Saviano, autor del libro en torno a la organización mafiosa Camorra de Campania, Italia, Gomorra (2006), “porque él conoce mucho del mundo criminal y lo filmé en Milán, aunque está amenazado”. Lo entrevistó la misma Farha. Saviano asegura que los paraísos fiscales sirven para el negocio del lavado de activos inmobiliarios.
Propietarios sin rostro
La película Push: Expulsar capta cuando Farha busca una reunión con el dueño de Blackstone, Stephen Schwarzman, el cual primero acepta; no obstante, eventualmente en Nueva York, donde la compañía tiene su sede, por correo electrónico le cancelaron aquella cita sin esperanza de charla alguna.
Empero, la abogada se pregunta de dónde saca dinero tal instancia financiera y descubre la fuente: son los fondos de pensiones, “los cuales necesitan crecer para poder garantizar que las personas que invierten dinero en ese fondo tendrán algo para vivir al final de su vida laboral”.
Ella, quien también estudió literatura inglesa en la Universidad de Toronto, realza:
“Creo que hay una gran diferencia entre la vivienda como mercancía y el oro como mercancía. El oro no es un derecho humano, la vivienda sí.”
Entonces decidió crear un movimiento llamado The Shift (El cambio) para recuperar y proteger el derecho fundamental a la vivienda, y donde todas las partes interesadas participen. Se reunió con alcaldes de varias partes del mundo. Deduce:
“No creo que el capitalismo en sí mismo sea muy problemático. Ahora, ¿es problemático el capitalismo desenfrenado en un espacio que es un derecho humano? ¡Sí que lo creo!”
A Gertten se le interroga cómo ve a los gobernantes ante este problema, y explica:
“Creo que los alcaldes están luchando en muchas ciudades grandes. Ellos están más cerca de sus habitantes que los gobiernos nacionales y tratan de luchar, pero necesitan leyes nacionales, y a nivel nacional los globalistas tienen mucho más fuerza, lo cual significa más dificultad para cambiar cosas; varias naciones como Dinamarca y en Berlín, Alemania, después de la proyección de Push: Expulsar crearon una ley para frenar a Blackstone. En Barcelona ahora se pueden confiscar apartamentos que los bancos tienen si están vacíos y lo mismo pasa en Lisboa, Portugal.”
–¿Es optimista para detener este fenómeno?
–Es muy importante ser optimistas.
–Pero sí hay malvados, como lo dice Joseph Stiglitz, ¿no cree?
–Sí, son pocos pero son muy fuertes y odian las leyes y la democracia. Nosotros debemos pedir más democracia y más leyes. Estuve en Chile e igual se trabaja legalmente. El mundo no solamente es oscuro, también pasan cosas muy lindas…
Sobre su sentir de que Push: Expulsión se proyecte en los cines de México, concluye:
“Quizás es triste que la película sea relevante porque ese problema también se padece aquí; pero para mí es fantástico que mi trabajo lo use la gente para denunciar la situación en México. Y yo he estado hablando con activistas de Monterrey, Guadalajara, Tijuana, Toluca, San Miguel de Allende y Ciudad de México…”