Venezuela

EU-Venezuela: El regreso de la petropolítica

Las hostilidades desencadenadas por Rusia contra Ucrania provocaron airadas reacciones en Washington: entre otras cosas, el presidente Joe Biden vetó las importaciones de crudo ruso. Y debido a la necesidad de combustible EU buscó a Venezuela. Es el regreso del pragmatismo económico.
viernes, 25 de marzo de 2022 · 07:08

Las hostilidades desencadenadas por Rusia contra Ucrania provocaron airadas reacciones en Washington: entre otras cosas, el presidente Joe Biden vetó las importaciones de crudo ruso. Y debido a la necesidad de combustible, Estados Unidos buscó acercarse a Caracas –a cuyo presidente, Nicolás Maduro, no ha reconocido como tal– para obtener petróleo y paliar el alza mundial de los precios del hidrocarburo. Es el regreso del pragmatismo económico.

BOGOTÁ (proceso).– La invasión rusa a Ucrania, que en un principio fue respaldada entusiastamente por el gobierno de Venezuela, está generando, como efecto rebote, un sorpresivo acercamiento entre Estados Unidos y el presidente venezolano Nicolás Maduro. Y todo, por cuenta del petróleo.

De la noche a la mañana pasaron a segundo término las demandas de Washington para que Maduro restaure el orden democrático y permita elecciones libres en Venezuela, y emergió el petróleo como el tema central del acercamiento entre los dos países.

Como parte de las sanciones económicas a Rusia tras la invasión a Ucrania, el presidente estadunidense, Joe Biden, impuso este mes un veto a las importaciones de crudo ruso, que llegaron a 20.4 millones de barriles el año anterior, y su administración busca que otros países petroleros suplan esa oferta aumentando su producción.

Por ello, una delegación de altos funcionarios de Estados Unidos, encabezada por el principal asesor de Biden para asuntos latinoamericanos, Juan González, llegó a Caracas el pasado domingo 6 para reunirse en el presidencial Palacio de Miraflores con Maduro y varios de sus funcionarios, en una cita en la que se habló, entre otros temas, de “seguridad energética”.

Al día siguiente, el presidente venezolano –a quien Estados Unidos no reconoce oficialmente como tal– dijo que las conversaciones con la delegación estadunidense fueron “respetuosas, cordiales y muy diplomáticas”, y anunció la intención de elevar la alicaída producción petrolera de su país, que hoy se acerca a los 700 mil barriles diarios, hasta “1, 2 o 3 millones de barriles” diarios.

Esto, a cambio de que Washington suavice las sanciones económicas que impuso a Venezuela “por la ruptura del orden democrático”, el encarcelamiento de opositores, la “violación sistemática de los derechos humanos” y la presunta participación en el narcotráfico de altos funcionarios.

González dijo que es posible “aliviar la presión sobre Venezuela” si el gobierno de Maduro da “pasos concretos” en el diálogo con la oposición que se inició el año anterior en México, pero que el mandatario venezolano interrumpió unilateralmente en octubre pasado.

Maduro ya dio una señal de que ese diálogo se reactivará: “Hemos decidido reactivar con mucha fuerza el proceso de diálogo nacional con todos los factores políticos, económicos, religiosos y culturales del país”, dijo el lunes 7, y dos días después, en un gesto a la Casa Blanca, liberó a los ciudadanos estadunidenses Gustavo Cárdenas y Jorge Alberto Fernández.

Pero el trasfondo de este proceso de distensión entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela es mucho más económico que político y está marcado por el despliegue diplomático que realiza Washington para estabilizar el mercado mundial de crudo tras las sanciones a Rusia, que están causando fuertes aumentos en los precios de los combustibles.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2368 del semanario Proceso cuya versión digital puedes adquirir aquí.

Comentarios